EL ALMA MATER

EL ALMA MATER

Teniendo en cuenta el preponderante papel de una ciudad en la  conformación de un estado, tomamos diferentes características distintivas de la ciudad de Tunja y su vida urbana, enfocándonos así hacia un patrimonio histórico que es el Colegio de Boyacá-sede centro, para así mediante un análisis antropológico entender y conocer diferentes acontecimientos que a través del tiempo  dejaron huella en cada rincón e historias en cada pasillo de este lugar, de esa manera forjando lo que conocemos hoy, nuestro estudio antropológico, inicio desde el reconocimiento del sector en nuestro papel como observadores, es decir, conociendo empíricamente el lugar, percibiendo lo que su manera de construcción, los materiales en los que fue hecho, la forma y demás características nos pueden orientar a lo que fue de este lugar desde el momento en el que se construyó y su importancia en la ciudad de Tunja al paso de los años debido a su Arquitectura Colonial y Republicana con caracteres Neoclásicos que se levanta en el marco de la Plaza de Bolívar, luego fuimos orientados a investigar más profundamente teniendo en cuenta información verídica y demás, lo que nos va a permitir orientar a los lectores hacia  lo que nosotros logramos  rescatar de este maravilloso lugar y símbolo que encierra la identidad histórica y pedagógica de Tunja.

La historia de esta construcción comienza alrededor del siglo  XVII  cuando el padre Jesuita Gonzalo Núñez  ofrece la casa del Capitán Francisco de Avendaño, donde hoy se encuentra ubicado el templo San Ignacio, firmando así las escrituras de la venta del lugar, donde años más tarde funciono el colegio Jesuitas de Tunja, remontándonos así a la construcción de este lugar aproximadamente en el año 1611-1613, que próximamente dio lugar a un noviciado, que a medida del tiempo fue parte de la construcción del Templo San Ignacio y remodelación de las instalaciones del colegio, en el que estuvo a cargo el Arquitecto Jesuita Español Pedro Pérez en el año 1674, lugar donde habitaron  hasta  la expulsión de los jesuitas en 1767, donde según la tradición Tunjana, se esconde un gran tesoro de custodias de finísimo oro, y otras riquezas que guardaron en algún lugar aún no encontrado.

Esta construcción estuvo abandonada desde 1767-1777, cuando a aquel sitio fue trasladado el Hospital de Caridad de Tunja, dirigido por los Padres San Juan de Dios, donde funciono el Hospital hasta el año 1835,  y fue ahí cuando la casa del convento paso a ser propiedad del hoy llamado Glorioso Colegio de Boyacá, denominado el  ‘’Alma Mater’’ de la cultura Boyacense y  Colombiana, ya que fue el primer Colegio Santanderino que dio instrucción a la que hoy conocemos como escuela pública en Colombia, que aun después de tantos años está ahí presente en aquel lugar de sueños.

Siendo este lugar ahora el campo de los sueños que nacen, de los recuerdos que olvidamos en las nieblas del pasado, de sombras que desvanecen con los años, de mitos y leyendas, cuna de los muertos de otros tiempos, un lugar  que se construye de murmullos a cada día y a cada hora, un lugar que no se apaga ni se olvida, porque esta vivo y vive más en los corazones que un día lo habitaron, lugar testigo de un viento largo y loco, del alzar de las banderas, de incontables lunas de cristal,  donde todo no fue tan bueno o malo como alguna vez nos contaron y quedo en nuestra memoria, testigo de amores y amigos, de bullicio y paz, lugar que se forjo de anécdotas de quienes lo transitaron, sucesos que un día  fueron y serán historias que nosotros u otros contaremos, momentos que ya se convertirán en fotografías viejas, testigo de lágrimas  y risas, un sitio que fue y será para muchos un lugar mejor donde esperar la vida.

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