ESPACIOS FLEXIBLES PARA LA ARQUITECTURA MODERNA

ESPACIOS FLEXIBLES PARA LA ARQUITECTURA MODERNA

        La arquitectura a inicios del siglo XIX experimenta grandes trasformaciones cuando surgen perspectivas nuevas. Dos corrientes influyen notablemente en la arquitectura moderna, su influjo promueve por una parte el alejamiento de un enfoque excesivo en la ornamentación y por otra parte la independencia de estructuras rígidas que determinaban la distribución del espacio. Con el paso del tiempo estas corrientes se fueron afianzando más en las tendencias arquitectónicas modernas.

        Adolf Loos un arquitecto de origen austro-húngaro, da origen a la arquitectura racionalista, uno de los tres puntos principales de su producción fue la planta espacial o Raumplan. De acuerdo con Días y sus colegas:

“A la planificación de un edificio en volumen él lo llamó planta en el espacio. Este principio, bautizado como Raumplan por Heinrich Kulka hacia 1930, parte de la consideración de que los espacios de planta grande requieren una altura mayor que los locales contiguos con dimensiones más pequeñas…Loos encaja los ambientes uno sobre otro en vertical, con distintos gálibos, asegurando la conexión entre ellos desde una doble perspectiva: la conexión visual mediante la eliminación de parte de los muros que los separaban, y la comunicación entre unos y otros niveles mediante gradas y escaleras que articulan la espacialidad de los vacíos, hasta que el conjunto de las agregaciones de espacios internos encuentra su conclusión bajo un techo plano unitario” (Días, Merí de la Maza, & Serra, 2014).

Esta forma de diseñar los espacios a construirse tiene como eje central el uso de cada habitación, lo cual determina su importancia y con esa base se genera el diseño específico en cuanto al área y altura requerida que ayudará a cumplir su propósito dentro del conjunto construido. “El espacio en Loos quedará definido por un método proyectual que parece proceder de la excavación misma del espacio, en la que suelo y cubierta se comprimen y expanden según la cantidad de ‘aire’ que se requiera” (Flórez & Leonardo, 2014). Los espacios se acoplan entre sí tanto interna como externamente a través de elementos que dan continuidad al diseño y al flujo dinámico de la construcción. Se le da prioridad a la intimidad y por ello el uso de ventanas al exterior es reducido.

Por su parte Le Corbusier, uno de los más renombrados arquitectos de la historia moderna, apoya su estilo en cinco puntos, uno de los cuales es la planta libre. El hormigón es indispensable para el concepto de planta libre, según Garcés, para Le Corbusier “Con el cemento armado se suprimen completamente los muros. Se transportan los suelos sobre unos delgados postes dispuestos a grandes distancias los unos de los otros” (Garcés B., 2014). Esta forma de organizar el espacio confiere versatilidad al resto del diseño, permitiendo que los muros se dispongan de acuerdo a las necesidades y sean independientes de los muros que soportan la estructura de la construcción.  

“Las paredes divisorias interiores, que ya no corresponden a funciones estáticas, pueden adelgazarse, curvearse, moverse libremente, y eso da la posibilidad de poder conectar los ambientes y pasar de la planta estática de la casa antigua a la planta libre y elástica del edificio moderno. La planta libre brinda ilimitadas posibilidades de divisiones interiores directamente en el espacio y la interconexión de espacio sin la necesidad de tener presente una pared” (Pacheco H., 2012).

La planta libre es parte del movimiento orgánico que resalta el valor de la continuidad con la naturaleza desde el exterior de la construcción al interior, por ello los muros se disponen de tal manera que permiten el uso de ventanas longitudinales, con el ancho deseado en la construcción y no limitan la vista del entorno.

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