Economía De Mexico Independiente

Al culminar la Guerra de Independencia de México en 1821, la economía se encontraba en declive e inestable. Los trastornos que causó la Guerra de Independencia de México fueron trascendentales para la economía nacional, ya que todas las actividades productivas sufrieron una grave des-organización con motivo de los años de lucha emancipadora. Esto fue debido a las luchas ideológicas libradas en la política y en la esfera económica e hizo que el país se encontrara en una situación de inestabilidad.

La producción nacional durante esta etapa era muy reducida y estaba limitada a sólo determinados productos agrícolas y a otros derivados de la ganadería, de la artesanía y de la incipiente industria nacional. Antes de la guerra, se estimó que se generaba una riqueza anual de $190 millones sólo con la agricultura, minería y manufactura, pero al acabar, los cultivos cayeron en un estado de abandono casi completo a causa de la inseguridad de los campos, los constantes levantamientos armados que incorporaban a los campesinos a las milicias y el deterioro de las comunicaciones, trayendo consigo una ganancia mínima. La ganadería se encontraba en un estado similar, por lo que la crianza no constituía en realidad una empresa económica importante excepto en algunos ranchos de propietarios adinerados.

En cuanto a la minería, las estadísticas provenientes de acumulación de monedas recolectadas indica que la ganancia anual decreció más de la mitad al ganar 22.5 millones de pesos entre 1800 y 1809 a 10 millones de pesos en 1820 y 1822. Aunque la minería decayó, siguió siendo una importante fuente de ingresos debido a la exportación de productos elaborados con plata, oro y otros minerales. Tardó en recobrarse, aunque al final sí se recuperó en forma muy lenta y hasta la década de 1870 la producción no alcanzó los niveles coloniales.

El declive que tuvo la economía mexicana también se reflejó con el pago del diezmo al arzobispado de México: al comienzo de la guerra, en 1810, se logró recaudar $510,081 pesos, mientras que en 1821, justo después de terminar la guerra, solamente se llegó a los $232,248, lo cual es menos de la mitad de lo recaudado anteriormente.

La deuda pública del país tuvo un incremento de 20 millones en 1808 a 45 millones de pesos en 1822. En 1822, el gobierno recibió (en miles de pesos) $9,000, pero el gasto del país llegaba hasta los $13,000, dejando así un déficit de $4,000. Para 1825, los impuestos llegaron hasta los $11,406, dejando un déficit menor al de años anteriores, pero en los años de 1827 hasta 1830 bajaron los impuestos recaudados hasta $9,606.

Debido a la inestabilidad económica, el Estado tuvo que reformar constantemente la forma en que actuaba, ya que el crecimiento de la deuda pública y el descontento social presionaban cada vez con mayor fuerza.

La economía de un país es un factor importante en el desarrollo del mismo, ya que, si se logra tenerla controlada, se pueden impulsar sectores como la industria, la educación, y cada vez lograr una situación más estable. La situación política y económica de nuestro país después de la Guerra de Independencia se encontraba vacilante, lo que afectó a varios sectores del país e hizo que España viera una oportunidad para reconquistar México.

Esta misma inestabilidad fue el factor determinante para que las finanzas públicas registraran siempre un déficit, ya que la mayor parte de los recursos se dedicaban al mantenimiento del numeroso ejército necesario para contrarrestar los continuos levantamientos y conflictos externos.

Las exportaciones de metales preciosos entre 1825 y 1828 llegó a tener un valor de $25’373,714 pesos, principalmente en plata y, en menor medida, oro, plomo, cobre, carbón, etc.…

El principal problema del gobierno mexicano en este tiempo era que sólo disponía de 12 millones de pesos al año, de los

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