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Efemerides De Abril Y Mayo

jokebed24 de Octubre de 2013

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El 12 de noviembre de 1853, bajo la presidencia de Antonio López de Santa Anna, el Ministerio de Fomento, a cargo de Joaquín Velázquez de León, publicó una convocatoria para la creación de un Himno Nacional, que firmada por el oficial mayor, Miguel Lerdo de Tejada, ofrecía un premio “a la mejor composición poética que pueda servir de letra a un canto verdaderamente patriótico”, y señalaba un perentorio plazo de veinte días para presentar el trabajo.

onzález Bocanegra no intentaba tomar la pluma para concursar, arguyendo que no era su estilo, que una cosa era escribir versos para la mujer amada y otra muy distinta tener la inspiración para escribir un himno a la patria. Pero Guadalupe González del Pino (Pilli), tenía una fe inmensa en la calidad poética de su novio. Como Francisco se negaba a presentarse al certamen, a pesar de la insistencia de Pilli y de sus amigos, ella, con un pretexto lo guió hasta una pieza aislada de su casa en la calle de Santa Clara (hoy Tacuba) número 6; lo encerró, y se negó a abrirle mientras no le pasara por debajo de la puerta la composición que iría al concurso.

Mucho trabajo le costó a González Bocanegra empezar a escribir su canto a la Patria. Tuvo que repasar mentalmente todas las vicisitudes que había vivido México, los logros, los fracasos, los ideales… y, despertada la inspiración, fluyeron los versos casi sin corrección, casi sin dudas… y después de cuatro horas de trabajo, esos versos, improvisados en cuanto a su forma, pero detenidamente pensados y sentidos en cuanto a su contenido, pasaron por debajo de la puerta cerrada de las manos del poeta a las de su musa, y de las de ella a la historia.

El fallo del jurado, compuesto por hombres tan eminentes como José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado, fue ratificado de inmediato por la nación entera, y el entusiasmo suscitado por los versos de Bocanegra fue tal, que, como el concurso para elección de música se alargara, el maestro Juan Bottessini, director de la Compañía de Opera Italiana que por entonces ocupaba el Teatro Santa Anna, puso música a los versos e hizo ejecutar su composición el 17 de mayo de 1854. La interpretación estuvo a cargo de Enriqueta Sontang, soprano, y Gaspar Possolini, tenor.

En agosto de 1854 el jurado musical dio su fallo: la música premiada se debía a la inspiración de Jaime Nunó, inspector de las bandas militares, español de nacimiento, y el estreno oficial del Himno se llevó a cabo el 16 de septiembre de ese mismo año, en el teatro de Santa Anna, bajo la batuta de Jaime Nunó cantando por la soprano Balbina Steffenone y el tenor Lorenzo Salvi. A ese estreno asistieron Francisco González Bocanegra y Guadalupe González del Pino (Pilli), ya como esposos, puesto que habían contraído matrimonio el 8 de junio de ese año de 1854.

González Bocanegra hizo amistad con José Zorrilla durante su visita a México en 1855, cuando hablaron de poesía y versificación, y le dio consejos, que Francisco puso en práctica al escribir su drama Vasco Nuñez de Balboa, que subió a escena en 14 de septiembre de 1856, en el Teatro de Iturbide. El nombre de González Bocanegra figuraba en primera fila del movimiento poético nacional. Su criterio sereno, fiel a sus principios, era escuchado con respeto en sus censuras teatrales y en su dirección del Diario Oficial.

Durante ese tiempo, González Bocanegra fue alejándose de la política, ya que el ambiente de discordia reinaba cada vez más en las altas esferas del gobierno de México. Nuevamente la sangre de los hijos de la patria se derramó en contienda de hermanos, y junto con el Himno que había creado, González Bocanegra conoció los sinsabores de la oscuridad y de la persecución. Presidentes iban y venían; un día México era conservador, y al día siguiente era liberal. El gobierno conservador fue totalmente desplazado a finales de 1860, y la situación empeoró gravemente. Los conservadores, por el solo hecho de serlo, fueron perseguidos con saña por los vencedores. Jaime Nunó había salido del país desde 1856, rumbo a Estados Unidos, y Vicente Segura Argüelles, primer editor del himno, cayó asesinado en la calle.

Como se temía también por la vida de Francisco, su tío, José María Bocanegra, aunque también en peligro por su filiación conservadora, lo escondió en el sótano de su casa, en lo que hoy es la esquina de Isabel la Católica y Tacuba, a sólo media calle de la casa en la que diera vida a los versos del himno nacional. Disfrazado de indio de calzón blanco, muchas noches salía para ver a Pilli y a sus tres hijas.

En ese húmedo sótano lo alcanzó la epidemia de tifo que azótó a la capital a principios de 1861, y allí, escondido y perseguido, el cantor de la patria, entregó su alma a Dios el 11 de abril, a los 37 años, en brazos de su esposa y de su compadre, el abogado, poeta y sacerdote Andrés Davis Bradburn. Los periódicos de la capital, en breves líneas, hablaron de la muerte del “joven poeta que tanto prometía”. Ninguno mencionaba el himno nacional, porque estaba prohibido… Pero hay prohibiciones que el corazón de la Patria no acepta…

Pasadas las fobias partidistas, el himno se enseñoreó nuevamente de la vida nacional; y los restos del poeta, humildemente inhumanos en 1861 en el Panteón de San Fernando, fueron trasladados por iniciativa oficial al Panteón de Dolores en 1901; en septiembre de 1932, depositados por primera vez en la Rotonda de los Hombres Iluestres, y por fin, en 1942, colocados en su sitio definitivo, al lado de los del músico Jaime Nunó, quien comparte con él la gloria de la creación del himno nacional mexicano.

El destacado caudillo insurgente Hermenegildo Galeana nació en Tecpan, Guerrero el 13 de abril de 1762. Trabajó en la hacienda del Zanjón propiedad de Juan José Galeana.

Al llegar José María Morelos y Pavón a Tecpan, el 7 de noviembre de 1810, se le unieron los hermanos Juan José, Antonio y Pablo Galeana, sin embargo, Hermenegildo no lo hizo hasta principios de enero de 1811 en La Sabana. Se destacó en el ataque en este lugar el 4 de abril, cuando el Coronel insurgente Francisco Hernández huyó al acercarse las tropas realistas, Galeana tomó el mando y logró derrotar a dichas tropas.

El 3 de mayo Morelos nombró a Galeana su lugarteniente. Este continúo desempeñando su labor combatiendo a los realistas en el arroyo de Zoyolapa, después se dirigió a Texca. Posteriormente fue enviado por Morelos a la hacienda de Chichihualco en busca de recursos. Este llegó a la hacienda el día 17 de mayo y consiguió además de hombres y armas, que los hermanos Bravo se unieran al movimiento insurgente. Galeana realizó campaña en Chilapa, Cuautla, Taxco y en el poblado de Tepecuacuilco, más tarde, con la ayuda de Nicolás Bravo tomó la población de Tenancingo.

En compañía de Morelos y otros jefes insurgentes, entró en Cuautla el 9 de febrero de 1812 distinguiéndose por su labor en este sitio. El 30 de abril el General Realista Félix María Calleja envió a Morelos, Galeana y Miguel Bravo un indulto, que fue rotundamente rechazado. El 12 de septiembre, en Tehuacán, Puebla, Morelos nombró Mariscal a Hermenegildo Galeana, quien poco después, el 28 de octubre participó en la toma de Orizaba.

Galeana siguió a Morelos de Oaxaca a Acapulco por rutas distintas y el 6 de abril de 1813 participó en el ataque realizado a este puerto. También contribuyó activamente en el asedio del Castillo de San Diego, organizó la toma de la Roqueta y de la Goleta "Guadalupe" llevadas a cabo por Pablo Galeana el 8 de junio. Tomó parte en el ataque de Valladolid el 23 de diciembre atacando la Garita de Zapote, donde fue derrotado; pasó a Puruarán donde nuevamente fue vencido el 5 de enero de 1814. De allí se dirigió a Zirándaro y Coyuca. Posteriormente Galeana se dirigió a Acapulco, donde se encargo de degollar a los prisioneros españoles en represalia por la muerte de Matamoros.

Tiempo después fue derrotado junto con los hermanos Bravo y Guadalupe Victoria en Chichihualco el 19 de febrero. Posteriormente Galeana se dirigió a Coyuca sufriendo un nuevo ataque de Avilés y murió en Salitral a manos de Joaquín León. Su cabeza fue exhibida en la plaza de Coyuca, pero Avilés la rescató y la colocó en la puerta de la iglesia para posteriormente sepultarla.

Al saber sobre su muerte el Generalísimo Morelos exclamó "¡Acabaron mis dos brazos; ya no soy nada!", refiriéndose a la muerte de Matamoros y Hermenegildo Galeana.

La guerra de los pasteles fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.

Las primeras décadas de la historia Independiente de México, fueron de anarquía y desorden en los aspectos económico, político y demográfico.

La inestabilidad del país se reflejaba en todos los órdenes de la sociedad, y en particular en las fronteras la migración ilegal y el contrabando eran comunes por la falta de vigilancia.

Debido a esto y muchos problemas, México estaba en la mira de los países extranjeros, dispuestos a intervenir cuando lo consideraran oportuno.

A partir de la consumación de la Independiente en 1821, los fraceses, que profesaban la misma religión, y además pertenecían a una cultura que influía grandemente en la mexicana, pudieron radicarse en el país, consagrandose al comercio, la pequeña industria, el artesanado e ingresando en el ejército nacional.

En 1827, se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de "Declaraciones Provisionales", que

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