El Hombre De Las Cavernas Y Su Naturaleza
2823144 de Enero de 2014
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Qué decir respecto del hombre, la cultura y su naturaleza, es claro que el hombre dentro de su naturaleza es creador, observador y busca en lo posible transformar el entorno a su favor y por necesidad, algunas veces; entonces, ante la interrogante de si su naturaleza tiene permanencia, la respuesta es absolutamente afirmativa.
El ser humano tiene permanencia en su naturaleza y su cultura se cambia a través del tiempo porque modifica y transforma el entorno y aunque las manifestaciones culturales son totalmente diferentes de acuerdo a su entorno y región, todas guardan el mismo principio y lo que se modifica de acuerdo con el tiempo es la cultura porque la naturaleza del ser humano permanece, lo hace su curiosidad y la manipulación del medio.
El texto hace referencia a la plasticidad biológica como inherente a la esencia humana, esto afirma que la esencia humana esta inclinada para observar, hacer, crear, inventar, analizar y modificar el medio ambiente, desde luego a su favor y con ello favorece a los predecesores de la especie, por ello es que en la actualidad los pasos agigantados a los que nos hemos tenido que adaptar son vertiginosos y obligados, sino avanzamos a la par, nos estancamos, un ejemplo claro es el uso de la computadora, por mucho temor que un adulto le tenga a la tecnología, la necesidad misma de hablar con un hijo en el extranjero a través de videoconferencia o por necesidad laboral, lo obliga a tener que ‘adaptarse’ y aprender, está obligado a incluirse dentro de la modernidad porque así lo exigen las circunstancias hoy día, circunstancias que nos obligan a tomar el legado cultural de quienes nos precedieron y que nos dan ventaja en comparación con las generaciones pasadas. No hay más que echar una mirada atrás y comparar nuestra generación con la actual, observar que lo mismo que nos costó a nosotros aprender en un par de años, a ellos le lleva apenas un par de días y no es que estén más evolucionados que nosotros, sino que les ha tocado tomar las ventajas de las que nosotros hicimos aporte, aprovechar esa experiencia donada, heredada.
Esto no hubiera sido posible sin las condiciones adecuadas para ello, me refiero a la inmensa capacidad del ser humano para razonar, justo la condición que ha hecho posible la existencia de la cultura. Ya Scheler hace referencia a esto cuando expresa “valor sobre el deber. Valor mediante el intelecto, el intelecto es el único que da origen a las actividades espirituales. La experiencia nos coloca ante los auténticos objetos y ante el orden eterno que existe entre ellos, es decir, ante los valores y su jerarquía”. Si expresamos ‘valores’ se habla de algo subjetivo y no físico, no tangible, es algo creado y estos hechos no son posibles en otras formas de vida, sino que son propias del hombre, dadas por su naturaleza, pensante, analítica, creadora.
Y este mismo análisis me lleva a la siguiente interrogante: ¿si somos tan maravillosos y creadores porqué es que éstas mismas cualidades que nos han hecho crecer y desarrollarnos tanto nos han llevado a desvirtuar y no valorar el entorno físico, ambiental, espiritual y social del que somos partícipes?, ¿acaso también esa es parte de la naturaleza humana? ¿De su esencia? ¿Acaso parte de su naturaleza tiene algo de destructivo?. Interrogantes abiertas y que quizá algún sabio en breve nos pueda responder.
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