Hombre Vs Naturaleza
qwerty973 de Noviembre de 2012
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HOMBRE VS NATURALEZA
“El hombre pisó algo blancuzco,
y en seguida sintió la mordedura en el pie (…) ”(Quiroga,214)
Al terminar de leer este ensayo se podrá tener una idea clara sobre la vulnerabilidad del ser humano tal y como la vemos en “A la deriva” de Horacio Quiroga.
Éste cuento fue publicado en 1912. Más tarde se recogió una colección de cuentos de amor, de muerte y de locura. Su autor nació en Uruguay en el año de 1878. Murió a los 59 años en 1937. Sus cuentos se caracterizan por una fascinación alucinante por el flujo de la temporalidad, el azar, el accidente imprevisto y detalles que interrumpen la inquietud de lo continuo. (Burgos, 213)
El hombre: un ser que no se adapta a su entorno, sino adapta el entorno a él. Su triste realidad es que, ante la naturaleza, es extremadamente vulnerable. Ya que, por más que lo intente, no logra superarla y mucho menos controlarla.
En éste caso, una víbora representa la fuerza de la naturaleza contra Paulino, el protagonista del cuento, que después de ser mordido, toma medidas perfectamente predecibles y al mismo tiempo inútiles tal como se muestra en los siguientes fragmentos:
“El hombre echó una ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó como de lomo, dislocándole las vértebras.” (Quiroga, 214)
“El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló (...) Apresuradamente ligó el tobillo con su pañuelo, y siguió por la picada hacia su rancho. “(Quiroga, 214)
Aniquilar a la víbora es la reacción normal del ser humano bajo estas circunstancias; sin embargo, es también una medida incoherente. El animal ya lo ha mordido y el matarla no cambia nada. También es predecible y lógico vendar la herida y tratar de impedir que el veneno se propague en otras zonas del cuerpo. Si bien, este esfuerzo es igualmente vano ya que:
"Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla."(Quiroga, 214)
El hombre tiene una capacidad esencialmente humana de enemistarse con los demás, en este caso, trata de pedir ayuda a su compadre Alves, pero no contesta pues están enemistados tal como se señala en el cuento:
"Decidió pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados" (Quiroga, 215)
Ya casi vencido, Paulino vuelve al río. El paisaje que rodea la canoa y a su pasajero deja la impresión de la belleza poderosa y eterna de la naturaleza, como se muestra en el siguiente pasaje:
“El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, siempre la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa.” (Quiroga, 215)
El texto también resalta la amenaza escondida detrás de esta belleza:
"El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte." (Quiroga, 215)
Las alucinaciones de Paulino destacan la impotencia de la condición humana. El hombre ha empezado a sentirse mejor. Se dice que fisiológicamente el cuerpo antes de morir intenta hacer lo posible para prolongar un poco más la vida, por lo cual las sustancias químicas y el metabolismo se aceleran haciendo su último esfuerzo, por eso
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