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El Medio Rural

rafaxx22 de Febrero de 2014

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Robé Pan para mis hijos

(Fidencio Escamilla cervantes)

Sí señor; yo robé esos panes,

también los quesos fundidos,

los dulces, la sal, los higos.

Yo robé todo eso, señor;

lo robé para mis hijos.

¿Qué es malo robar? ¿Qué es de los peores delitos?

¿Que se castiga con cárcel,

no importa por qué se hizo?

¿Qué es traición a la Patria?

¿Que si con ese ejemplo predico?

¿Que soy peor que un criminal?

Señor; es que tenían hambre mis hijos

y yo he estado sin trabajo;

tampoco tenemos casa

ya no tenemos ni cinco.

¿Que por qué no busco empleo?

Desde hace seis meses, señor; y no lo encuentro.

Siempre lo mismo ¡Lo mismo!

Que si tengo referencias y que si gozo de créditos,

que dónde trabajaba antes

y a cuánto ascendía mi sueldo;

que si mi filiación es partidista,

que si apoyo al buen gobierno.

Y al final: “Vuelva otro día,

el personal es completo.

No señor, no tuve escuela;

me crié entre los basureros.

¿Mis padres? Nunca los conocí,

ni conocí a mis abuelos.

Mi cama fue la basura y mis amigos los perros;

ahí aprendí a defenderme,

allí mis años crecieron.

Entre las moscas, entre miasmas,

entre polvo y basureros.

Allí me di cuenta que el hombre

es aborto del infierno.

Allí me di cuenta que el mundo

es un vil pleito de perros.

Y crecí, crecí, y crecí;

y mi alma se hizo más dura

y mi destino más negro

y una palabra que a diario

me taladraba el cerebro:

¡Hambre! ¡Hambre! ¡Hambre!

Las cáscaras no alimentan,

el agua sabe a vinagre,

las tortillas tienen hongos,

muy duros están los panes,

los frijoles quedan rancios,

las frutas a orines saben.

Y así crecí: entre pus y desperdicios,

entre microbios de cáncer,

entre bacterias de tifo,

entre perros y entre gatos;

entre todo esto, también nacieron mis hijos:

unos hijos esqueléticos

viviendo entre desperdicios

jugando entre suciedades

y bañándose con vicios.

Y un día, quise conocer mi pueblo

el pueblo que no me quiso,

el que miraba en mis noches

y en mis infantiles sueños

como algo maravilloso;

algo así como un juguete nuevo.

¡Qué decepción abrigué en mi alma!

¡Cuánta miseria llegó a mis ojos!

Miseria sucia, miseria humana,

nido de ratas, bestias en brama

donde el más fuerte castiga y mata,

donde el más débil sufre y acata;

nido de fieras llenas de rabia

donde las normas ya se olvidaron,

donde no existen sabias palabras;

se veja, se viola, se tima y roba

y por la paz, ni un ser humano trabaja.

Todo esto vi con mis ojos

y el corazón se volvió más negro:

allá tenemos basura, aquí viven los despojos,

que allá vivimos los malos; aquí transitan los buenos,

aquí viven de caviar, allá vivimos de abrojos,

que allá nos carcome el cáncer,

aquí se alimentan cuervos;

aquí viven los decentes, allá los menesterosos;

y me acordé de mi gente y me acordé de mis hijos,

del hambre que aún les cuelga

como microbio infeccioso

y robé ¡Robé esta bolsa con higos!

No sé si voy a llegar a un sumarísimo juicio.

Si ya cometí el pecado y mi pena es el presidio,

el precio ya está pagado

por esa bolsa de higos.

por favor,

...

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