El Salvaje De Aveyron

El salvaje de Aveyron” fue la denominación que se le dio Da un niño encontrado por

unos cazadores en pleno bosque de Aveyron (Francia), durante el verano de 1799.

Estaba completamente desnudo, su cuerpo cubierto de cicatrices, tenía las uñas como

garras y únicamente se expresaba con gruñidos. En el bosque, tuvo que soportar

temperaturas extremas de frío y de calor y el ataque de animales salvajes. Se

alimentaba exclusivamente con castañas, bellotas y raíces. Se cree que vivió allí

durante siete u ocho años, en total aislamiento. Cuando lo hallaron tenía alrededor de

once o doce años de edad. En la época en la que se le encontró, se estimaba que el

abandono no podía haberse producido antes de que el niño tuviera los tres o cuatro

años de edad, porque, si hubiera sido menor, no habría sido capaz de sobrevivir por

sus propios medios.

Un joven médico de la época, el Dr. Jean Itard, muy interesado en su caso, quiso

convertir al niño salvaje en una “persona”. Lo llevó a su casa y se entregó a una

intensa lucha cotidiana para intentar convertir a este ser culturalmente indigente en un

muchacho capaz de manifestar afectos, sensibilidad, y con un desarrollo normal de

habilidades intelectuales y comunicativas. El Dr. Itard sostenía que el niño no padecía

signos de retraso mental, por lo cual, con educación y establecimiento de vínculos

afectivos adquiriría las funciones que no había desarrollado.

Lo primero que hizo fue ponerle un nombre; el niño salvaje pasó a llamarse Víctor,

Itard le dio un dormitorio con una cama, ropa y zapatos, le enseñó a caminar sobre

sus dos pies, a usar cubiertos para alimentarse y a comer comidas elaboradas.

Elaboró también una serie de ejercicios a través de los cuales Víctor desarrolló sus

sentidos, su intelecto, sus facultades afectivas y el aprendizaje de lo moral. Con el

tiempo el niño fue adquiriendo estos hábitos.

También aprendió a reconocer sus sentimientos, aunque al principio era insensible a

toda clase de afecto.

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