ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Trato De La Cultura Andina En Los Programas Educativos

fochy2925 de Febrero de 2013

664 Palabras (3 Páginas)662 Visitas

Página 1 de 3

EL TRATO DE LA CULTURA ANDINA EN LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS

La conquista española (1531-1536) constituye un factor de ruptura en el proceso histórico de las regiones andinas. Un acontecimiento que puso fin a un largo período de desarrollo autónomo y que marcó el inicio un largo período de devastadora presencia hispánica en los Andes cuyas consecuencias aún se puede percibir en la actualidad. Sin embargo, debemos indicar que las poblaciones indígenas conquistadas no fueron totalmente aniquiladas, ni completamente aculturadas, ni disueltas en nuevas culturas sincréticas, sino que respondieron de manera muy diversa ante la conquista y la dominación colonial españolas. En la costa las poblaciones indígenas casi desaparecieron y los debilitados grupos supervivientes fueron ampliamente aculturados. El sincretismo cultural más bien fue propio de las regiones alto andinas y lo detectamos tanto en la cultura, en la vida cotidiana como en las religiosidades populares. Pero en muchos casos encontramos una tenaz y persistente actitud tradicionalista que creó la conocida imagen de las dos "repúblicas" bajo un mismo sistema colonial, una "de españoles" y la otra "de indios". Una dualidad que aún la encontramos en los dos últimos siglos republicanos.

Es lugar común afirmar que el Perú no es un país racista, que aquí vivimos armoniosamente indígenas, blancos y mestizos, negros y chinos y otros grupos minoritarios, y que las oportunidades sociales están abiertas a todos sin reparar en sus peculiaridades raciales. Como argumento de nuestra "democracia racial" se aducen las leyes y la valoración oficial positiva de nuestras culturas originarias.

La realidad es muy distinta. El prejuicio racial, consistente en la convicción de la superioridad de la raza blanca sobre los indígenas y mestizos, ha sido constitutivo de la cultura peruana a lo largo de 500 años y lo sigue siendo; atraviesa, de múltiples maneras, la vida social cotidiana; se advierte en los juicios, aspiraciones y valores, en el lenguaje y los insultos, en los ideales de belleza que presentan los medios masivos y en los imaginarios colectivos. La población blanca, culturalmente dominante, ha impuesto valoraciones y normas de conducta que discriminan a los mestizos y sobre todo a los indígenas, y los mestizos replican este patrón de comportamiento respecto a estos últimos.

Los matices del lenguaje que consagran la pertenencia al grupo dominante; de esta manera asimilan los estereotipos que están en la base del prejuicio ("El indio es flojo, primitivo, ignorante, infantil...”) y aprenden las normas no escritas de las discriminaciones raciales cotidianas. Los mestizos siguen procesos semejantes, más complejos, por su secreta aspiración a ser blancos. Y los indígenas, por el efecto retro alimentador del prejuicio, tienden a internalizar la imagen devaluada que de ellos les ha impuesto el blanco; muchos aspiran a igualarse con los mestizos urbanos.

El fondo de nuestro racismo es el rechazo de las culturas originarias, pese a la glorificación oficial de esas culturas; la idea que tenemos del país y de su desarrollo excluye al indígena del "nosotros" nacional. Es un pecado original todavía no redimido. No hemos sido capaces de ver nuestra diversidad cultural como una riqueza y de resolver el antagonismo de nuestras culturas constitutivas en un pluralismo aceptado y generoso.

Las políticas educativas en nuestro país debieran atender a la superación gradual de nuestras prácticas discriminatorias y prejuicios raciales, a partir de ello superar el fenómeno diglósico que caracteriza nuestra educación.

Habría que empezar por reconocerlos y llamarlos por su nombre; podría sugerirse al Ministerio de Educación y a las universidades realizar estudios que analicen qué tipos

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (4 Kb)
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com