Enfermeria
genesismariam21 de Octubre de 2012
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Evolución de la Enfermería
El Origen de la enfermería es el de la misma humanidad. Desde que el mundo es mundo ha habido personas encargadas de cuidar a los enfermos. Desde siempre ha existido la enfermedad y desde que el mundo es mundo ha habido personas encargadas de cuidar a los enfermos. Por lo tanto, el origen de la enfermería es el de la misma humanidad. A lo largo del tiempo y en todos los lugares la aportación de la enfermería a la sociedad se centra en los cuidados de salud. La enfermería es una profesión antigua y joven a la vez. Antigua porque en la lucha por la supervivencia humana siempre ha habido una persona, generalmente la mujer, que ha cuidado de niños, ancianos, enfermos, heridos... También es una profesión joven porque hasta el siglo XIX de nuestra era no se dispuso de una formación específica para esta profesión hoy conocida como enfermería.
Podemos basar la evolución de la enfermería en varios puntos. El primero sería los acontecimientos y personajes en los que se ha basado el progreso de la profesión a través de los siglos. Otro punto sería los contenidos éticos y morales, las leyes y creencias en cada momento histórico. Todo ello sin olvidar el contexto social y cultural que engloba lo anterior en un todo.
Se supone que debido a la división del trabajo, la mujer tuvo un papel destacado en la práctica de los cuidados en la Prehistoria. Este papel tiene como objetivo la supervivencia, “asegurar el mantenimiento y la continuidad de la vida”. La mujer cuida de los niños, enfermos y ancianos, dando a cuidar el amplio sentido de: alimentar, proteger del frío y el calor, movilización, higiene... Los cuidados eran empíricos, ejercidos en el ámbito doméstico y se transmitían por vía oral de generación en generación.
Posteriormente con la llegada del sedentarismo las comunidades se van haciendo más amplias hasta llegar a las urbes. En la orientación terapéutica se dieron dos líneas de conductas principales que se van repitiendo en todas las culturas hasta llegar a la Edad Media. Una fue el empirismo que se fue convirtiendo en fármacos, cirugías, recursos diéteticos, masajes, baños... Y otra fue lo sobrenatural, representada por encantamientos, exorcismos, ofrendas a dioses, plegarias y sacrificios. La atención se hacía en el entorno familiar pero poco apoco fueron apareciendo los primeros hospitales (xenodochia, nosocomio). La atención corría a cargo de personas elegidas, hechiceros, brujos, curanderos y más adelante, matronas romanas.
En la Edad Media, coincidiendo con el surgimiento del Cristianismo, los monasterios se convirtieron en centros de cultura y asistencia a enfermos. En ellos existía un hospital con salas de hombres a cargo de hombres y salas de mujeres a cargo de mujeres. La atención tenía un carácter humanitario y caritativo con prácticas de rituales místicos y religiosos, los conocimientos se transmitían por escrito y se inicia la formación. En esta época la falta de higiene, el hacinamiento, las familias extensas y el incremento de las guerras locales hace que las enfermedades más abundantes fueran las contagiosas, provocando innumerables epidemias como la peste o la lepra. Por ello y dado el escaso número de médicos, el cuidado nuevamente vuelve a recaer en la mujer que se encargará de cuidar a familiares y vecinos.
Crecen las enfermedades y con ellas las instituciones y el número de personas dedicadas al cuidado de los enfermos. Con el paso de la Baja Edad Media a la Edad Moderna las órdenes religiosas se especializan en la asistencia sanitaria y el Estado tenderá a asumir poco a poco este terreno. En los hospitales religiosos la asistencia corre a cargo de mujeres de la orden , sin salario, sin horario y sin vida fuera del hospital. En los hospitales civiles comienza ya una “cierta” profesionalidad porque la atención corre a cargo de mujeres con salario y horario pero esta no era su única dedicación (eran consideradas mujeres de mala vida). Esto desemboca en la pérdida del sentimiento religioso, lo que conlleva a un deterioro en el trato de los pacientes, siendo esta una época de clara regresión en cuanto a los cuidados de salud. Los hospitales no están dotados, eran inhumanos, pobres y se convierten en albergues de personas molestas para la sociedad.
Pero no será hasta la llegada de Florence Nightingale (S. XIX) cuando se defina claramente la enfermería. Ella definió qué es y qué no es la enfermería, insistió en que la formación de las enfermeras era fundamental para dar una buena atención al paciente e impulsó la creación de las primeras escuelas en Inglaterra. A partir de ese momento surgiría poco a poco el desarrollo de los estudios de enfermería en Europa evolucionando hasta llegar a nuestros días.
Enfermería en la Edad Moderna A partir del siglo XV ocurren cambios importantes en el mundo occidental, que permiten diferenciar este siglo y el subsiguiente del mundo feudal. El sistema feudal comienza a ser reemplazado en numerosos reinos por la aparición paulatina de estados nacionales (Inglaterra, Francia, España, Alemania, etc). Al propio tiempo existe un importante crecimiento demográfico, con una afirmación en los centros urbanos y el consiguiente desarrollo de la burguesía. Las propias necesidades materiales, derivadas del desarrollo del intercambio comercial, obligan a la búsqueda de nuevas vías marítimas, lo que a su vez genera la necesidad de desarrollar los conocimientos científicos, entre las cuales se encuentra también la medicina, pues los hombres no sólo continuaban enfermando de enfermedades conocidas, sino que surgían nuevas en correspondencia con los cambios en el modo de vida de este período. La mayor parte de las nuevas enfermedades vienen asociadas a cambios en el comportamiento humano. Los centros urbanos se desarrollan en forma alarmante, con grandes concentraciones de familias pobres que generan condiciones higiénicas deplorables, favoreciendo todo ello el florecimiento de diversas enfermedades, tales como el raquitismo, enfermedades venéreas, epidemias de otras enfermedades transmisibles (peste, tifus, influenza, difteria, escarlatina, paludismo, tifoidea) y la aparición de algunas enfermedades laborales (escorbuto entre los marinos, saturnismo en los pintores y coloreadores de vidrio, y silicosis en los mineros).30
En filosofía, el humanismo, como afirmación de la persona, emancipa al hombre y le ofrece posibilidades creativas como nunca antes. El Renacimiento se ve así atormentado por una gran crisis: la Iglesia Católica Romana sufre profundas divisiones (reforma anglicana, luterana, calvinista) que repercuten en todos los campos. No es pues de extrañar que, en este ambiente, la ciencia y la técnica disfruten de un auge sin precedentes, incluyendo la medicina.31
Si bien la Revolución Francesa genera cambios importantes en la concepción como en el ejercicio técnico de la medicina, es en el ámbito social donde se logran los avances más espectaculares. Técnicamente moderna, conceptualmente neohipocrática, la medicina desarrollada bajo el influjo de la Revolución busca el alivio del enfermo con el menor sufrimiento. La terapéutica se hace menos agresiva; la cirugía busca no sólo quitar el mal sino restituir al máximo la función.32
La cirugía, al igual que la terapéutica, aporta algunas innovaciones trascendentales, todas ellas encaminadas a un mayor humanitarismo en el trato de los pacientes y a combatir la gran mortalidad de los pacientes quirúrgicos. El aseo cuidadoso de las heridas, la hemostasia por compresión o taponamiento, el manejo incruento de las fracturas, el uso de los fórceps y el mayor conocimiento de las distocias en el parto traen consigo una notable disminución de la mortalidad. Los hospitales no sólo aumentan en número, sino que mejoran sus servicios y se vuelven semilleros de la intelectualidad médica. Muchos de ellos son los escenarios docentes de las Universidades.
Ya en el siglo XIX las ciencias naturales habían avanzado mucho y los médicos, como sus representantes, eran aun más estimados, contando con ingresos satisfactorios que les permitían tratar gratuitamente a los pobres.
A comienzos del siglo, las nuevas máquinas alteran la estructura de la sociedad, se produce un gran crecimiento de la población y, cada vez mayor cantidad de personas viven en condiciones de extrema pobreza. Las grandes epidemias amenazan de nuevo y cuando ocurre la del cólera de los años treinta, la burguesía reconocerá que las malas condiciones de salud del proletariado industrial amenazan su propia existencia.
La concentración de los obreros en lugares inhóspitos e insalubres provocaba la aparición del bacilo de la tuberculosis. Es también en esos lugares donde aparece incrementada la mortalidad infantil, fundamentalmente por enfermedades infecciosas (neumonía, meningitis, disenterías) y también por la desnutrición. Se produce igualmente un mayor número de enfermos de malaria y fiebre tifoidea. Los pobres son de este modo las mayores víctimas de las enfermedades.
Es así que, en 1843, se establece en Inglaterra una Comisión para estudiar el estado sanitario del país, cuyos resultados condujeron a que se dictara la primera Ley de Salud Pública, en 1848. Este nuevo movimiento higiénico comenzó en Inglaterra y ello no fue casual. Allí se había producido la Revolución Industrial y el gobierno inglés era fuerte y estable en el plano interno. Por otra parte, en la educación humanística inglesa se reflejaba fielmente el viejo ideal griego del hombre bien equilibrado. La armonía del cuerpo requería tanto de la belleza como de la limpieza. A ello ayudó mucho la práctica deportiva en la educación británica.33
Pero el cuidado de los enfermos, especialmente los pertenecientes
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