Ensayo Revolucíon Mexicana . Contexto internacional
Luisa Gonzales HBEnsayo27 de Mayo de 2019
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Gómez Plata Edder
Martínez Sánchez Quetzalli
Rivera Montes Irving
Rodríguez Cárdenas Omar
Roldán Juárez Carlos Iván
Sánchez Lázaro Axel
Segura Ramos Andrea
Introducción
En el siguiente trabajo buscamos poner en contraste las diferentes opiniones sobre la Revolución mexicana, muchos ven a este acontecimiento como un suceso que se vio interrumpido o que no cumple con las características necesarias para ser considerada una “revolución” ya que dicho termino hace alusión a un cambio. Analizaremos los detonantes, los actores involucrados, los intereses perseguidos, el contexto nacional, así como el internacional, la ideología y racionalidad del pensamiento político.
Es importante hacer un énfasis en cómo se ve a México de la revolución en la época actual ya que es ahí donde haremos más énfasis, no sólo se veía un México desordenado, sino (nuevamente) un México con clases sociales oprimidas, sobre todo el sector obrero y campesino, este sector de la población que juzgó las actitudes de líderes para catalogarlos como héroes o villanos, esta característica fue heredada hasta la actualidad para dejarnos comics en lugar de libro de historia. Claro que esta forma de ver la historia no es toda idea nuestra, fueron poderes autónomos y ajenos al país los que ayudaron a gestar esta idea, quizá eran la muestra de los primeros rasgos de una colonización cultural extranjera que estaba encaminada a la globalización y a la imposición de tendencias marcadas por el mercado y la comunidad internacional (comunidad que podemos reducir a Estados Unidos y la Unión Europea).
Nos dedicamos a reducir la complejidad de los procesos históricos a la visión de Thomas Carlyle, nuestra historia se volvió la biografía de unos grandes hombres, para mostrar precisamente que esta visión tiene su grado de verdad abordaremos a uno de los personajes más polémicos de la época, Porfirio Díaz, pero no bajo la lupa de bueno o malo, sino bajo la influencia de los extranjeros en él y en resultados gubernamentales que finalmente son los que muestran los impactos positivos o negativos que un presidente tuvo sobre un país.
El aspecto político también es de resaltar, vemos lo que actualmente se conoce como marketing político, aspecto que se ve específicamente en la campaña no reelección de Porfirio Díaz que una vez que entra al poder va en contra de su principal política. La parte ideológica y sobre todo la llegada del positivismo a México es una parte fundamental para entender el pensamiento político mexicano ya que aún tenemos rasgos de ellos y no hablamos precisamente del glamour del centro histórico con las construcciones de arquitectura francesa, sino en planes de estudio y lemas como el de la Escuela Nacional Preparatoria, habrá quienes diaran que el amor, el orden y progreso fue de lo mejor que pudo aterrizar en el discurso político pero era difícil apreciarlo cuando detrás de eso había muerto como en Cananea o los la muerte de los yaquis al defender sus tierras.
Actores de la Revolución Mexicana
La Revolución Mexicana fue un hecho que algunos consideran un proceso permanente pues siempre se busca el cambio, otros autores lo consideran como interrumpido, y otros simplemente un movimiento. Al ser una etapa histórica de larga duración, el recorrerlo nos obliga a tomar en cuenta los diferentes actores que estuvieron involucrados. Desde los causantes, los activos, algunos pasivos, las víctimas, los protagonistas y antagonistas. Ya sean “protagonistas de primera fila, segunda o tercera, partícipes de todas las acciones revolucionarias. A veces son solistas y en ocasiones parte del coro. La historia siempre ha tenido algo de teatral, tanto en la manera como ocurre, ya que se establecen papeles, se trazan acciones y se establece un desenlace” (Matute, 2010).
Existen diversas formas o generaciones para clasificar y dividir a todos los partícipes de este periodo, por ejemplo, existen las “generación revolucionaria, los nacidos entre 1857 y 1890, precedida por la azul de quienes nacieron en 1860 y 1864, después de esta surge la de los cachorros de la revolución, constituida por aquellos que vinieron al mundo entre 1891 y 1905” (González, 1984)
Comenzaremos por nombrar a los personajes que confirmaron el origen y la necesidad de un movimiento de Revolución: clase media, obreros, campesinos, indígenas, mineros e intelectuales. Son quizá, las personas que más sufrieron los daños o las decisiones durante este periodo. Y aquellos que más conflictos, discrepancia y desigualdad generaron: los inversionistas extranjeros.
Desde la llegada de Díaz al poder, los extranjeros figuraron un papel importante en nuestro país, principalmente en el ámbito económico y social, pues con sus intervenciones contribuyeron al aceleramiento de la economía mexicana. Y por el otro lado contribuyeron a la ya deplorable desigualdad social que existía con persistencia.
Díaz recibió mucha ayuda proveniente de empresarios y políticos estadounidenses pues veían en México una enorme oportunidad de expansión e incremento de capital debido al gran número de población indígena y rural, que representaba una mano de obra fácil de explotar. Además, el mismo Díaz se mostraba como un hombre fuerte capaz de imponer su voluntad y autoridad en el país,
“Para poder explotar la clase campesina, e impedir el crecimiento de la burguesía nacional, los imperialistas trataron de conservar el carácter agrícola de México. La producción de enormes cantidades de materia prima, por los capitalistas extranjeros, los convierte en ricos hacendados: organizan plantaciones, concesiones forestales, mineras y petroleras, todo lo cual requiere amplias concesiones agrícolas. Por eso la mayoría de las concesiones extranjeras en las colonias y semicolonias tienen un carácter semifeudal” (Volsky, 1988)
La clase media mexicana tenía condiciones de vida muy precarias. Desde los profesionistas, médicos, periodistas, profesores, artesanos, empleados, comerciales e intelectuales, carecían de posibilidad económica, recibían salarios reducidos, no contaban con alguna ley que los protegiera. Si no tenían relación alguna con el régimen porfirista, no tenían ninguna oportunidad de crecimiento laboral, profesional, económico o social.
Los campesinos únicamente eran parte de “un sistema de servidumbre impuesto por los grandes hacendados y terratenientes extranjeros” (Mancisidor, 1978), se convirtieron únicamente en grandes masas explotadas, con salarios más bajos de los que podríamos imaginar, que ni siquiera eran recibidos en efectivo sino que se le otorgaban bonos que podían ser usados en las tiendas de raya.
De igual forma, las comunidades indígenas poco a poco perdían fuerza y desaparecían. Esto debido a que los inversionistas acapararon toda expansión de tierra que encontraban. No importaba si se encontraba alejada de la urbanidad o no. En los lugares en donde la tierra no servía para producir, o los que estaban muy alejados de las vías férreas, se las vendían nuevamente a sus antiguos dueños (indígenas) por precios irrazonables. En las tierras con poca población sólo se vendían de inversionista en inversionista con la espera de que uno de ellos construyera un ferrocarril.
Otros actores importantes en este periodo son el grupo de intelectuales. Conocidos como El Ateneo de la Juventud, “asociación civil que inició sus días el 28 de octubre de 1909 como consecuencia de la firma de los Tratados de Guadalupe” (Matute, 2010), los miembros principales fueron José Vasconcelos, Antonio Caso, Pedro Hernández y Alfonso Reyes. Surgieron a partir de la influencia de Justo Sierra, la creación de la lectura en voz alta, con una postura filosófica frente al positivismo del régimen, y la organización de la Universidad Popular Mexicana. Cuyo objetivo era divulgar la creación artística e intelectual.
Los ferrocarrileros fueron otro sector vulnerable y muy explotado que objetivo contribuyeron al estallido de la revolución pues a partir de la intervención yanqui, “surgió la fiebre constructora de ferrocarriles, obediente a las exigencias del capitalismo inversionista” (Mancisidor, 1978). La desigualdad en este sector, al menos para los nacionales, era completamente evidente.
Los mineros sufrieron también enormes explotaciones, injusticias y desigualdades, laborales y sociales. Esto ocurrió debido a que el país se convirtió principalmente en productor de materias primas por órdenes de los extranjeros. Por lo que no interesaba en absoluto la situación laboral de los empleados de las minas, lo importante era producir sin descanso y a cualquier costo.
Los obreros de la industria textil fueron otros actores de la revolución pues, al ser una de las empresas que más desarrollo logró en la época de Díaz precisamente por la inversión extranjera, y acciones por las grandes cantidades de plantíos de algodón. Por ende, también la explotación era evidente y las condiciones laborales en comparación al salario, deplorables.
Debido a todos estos sectores lastimados, explotados y olvidados comenzó a surgir la oposición. Grupos que no sólo veían las desigualdades sociales y que buscaban darle fin, sino que también consideraban a Porfirio Díaz como un completo autoritario, dictador, que sólo velaba por un crecimiento económico olvidando toda clase de asuntos nacionales. Los movimientos comenzaron desde 1877 en el norte del país, “Pedro Valdés, proclamando la restauración del Lerdismo; 1878, en Veracruz, Lorenzo Hernández; en 1879 en Monte Alto, Miguel Negrete y Jesús Ramírez en Sinaloa” (Mancisidor, 1978).
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