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Francisco bilbao


Enviado por   •  22 de Agosto de 2015  •  Documentos de Investigación  •  8.436 Palabras (34 Páginas)  •  192 Visitas

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LA AMÉRICA Y LA REPÚBLICA.

INTRODUCCIÓN[1]*

Columbia, Columbia, to glory arise

The queen of the world an the child of the skies;

………………………………………………….

Thy reign is the last and the noblest of time;

TIMOTHY DWIGHT

América, América remonta a la gloria,

Tú, reina del mundo hija del cielo;

Tu reino es el postrero y el más noble de los tiempos;

SUMARIO

Las civilizaciones tienen una idea fundamental. – India, Persia, Grecia, Roma. – Verdad relativa y verdad absoluta. – Cuál es la Idea fundamental del Nuevo Mundo.

El Nuevo Mundo. – Acción de la Europa en América. – Variedad de influencia Europea y de influencia Americana. – Necesidad de un iniciador. – Hecho capital de la Historia moderna. – Muerte de la naciones iniciadoras. –  ¿Por qué? – Lo que es la Europa. – No puede ser el iniciador del Nuevo Mundo. – Los Estados Unidos. – Qué debemos tomar de los Estados Unidos. – Ideal incompleto de los Estados Unidos. – Roma. Lo que es. No puede ser la iniciadora. – El iniciador está en el Ideal. Debemos contar con nuestra propia iniciativa. ¿Por qué? – Progreso de la América del Sur. – Nueva Granada. – Adelante. – Principios. – Elementos de razas. – Plantación del problema. – Máximas y fin definitivo.

I

        Es necesario posesionarse bien de la idea fundamental que forma la vida de las civilizaciones, para poder darle todo el desarrollo que contiene, para poder juzgarla, para fortificar el elemento verdadero que contenga, para eliminar lo falso o transitorio, y preparar, con la suma de las verdades conquistadas y la penetración más intensa de la verdad absoluta, el destino futuro de los pueblos.

Esto supone el estudio de la historia, es decir, el conocimiento de los hechos y de las relaciones producidas por la organización de las razas, de los territorios, por la influencia de las ideas, creencias, instituciones, costumbres, combinación de las naciones,  y a más el estudio y el acrecentamiento constante del Ideal, que es la ley suprema que perfecciona a la humanidad.

Ha habido ideas dominadoras, más o menos absolutas, más o menos desprendidas de la fatalidad de las influencias de raza, de clima, de conquista que han organizado naciones, y que han pretendido imponer una unidad despótica sobre el resto de los pueblos. Esas ideas-madres, no han sido la síntesis completa o la armonía de las ideas necesarias; han personificado tan sólo un elemento, no todos los que deben formar la verdad, el dogma y el principio universales que un día cobijará a todas las ideas y naciones.

Es así como en la India, el panteísmo constituido en teocracia, idea fundamental de su civilización, ha producido el sistema de las castas, que es Dios encarnado en jerarquías: la casta servil, el comerciante, el militar y el sacerdote, colocado en la cúspide para dominarlo todo. “Para la propagación de la raza humana, de su boca, de su brazo, de su muslo y de su pie, produjo a Bráhma, al Kchatriva, al Vaisya y al Soudra” (Leyes de Manou, lib. I).

Es así como la dualidad del bien y del mal, la división de la unidad eterna en los dos principios, de la antigua religión de los Persas, ha transmitido al catolicismo el dogma de la gracia y del pecado, o la fatalidad de los eternamente felices y de los eternamente condenados, base religiosa y dogmática de la feudalidad, que era una sociedad compuesta de dos elementos principales, el siervo y el señor, el poseído y el poseedor, el agraciado y el condenado; división que correspondía a la de los hijos de la Luz y de las tinieblas o descendientes de Ormuzd y de Ahriman.

Es así como la Grecia fundó la ciudad, la personalidad del ciudadano, emanada del politeísmo, multiplicidad de divinidades, y de la encarnación de éstas en el alma de la ciudades. La nación que era la ciudad, era divina. El ciudadano, participando de la divinidad de la ciudad, fue soberano. Tal fue la civilización más heroica y esplendente, en tres manifestaciones: la filosofía, la política y el arte.

Fue así como Roma, creyéndose la hija del soberano de los Dioses, pretendió ser la soberana de la tierra. De ahí nació su arte para conquistarla, su industria para explotarla, su Coliseo para contemplarla humillada, su religión en el Panteón para abarcar a todas las divinidades vencidas, y la universalidad de su código para regirla.

Tales ideas, tales civilizaciones. Ninguna poseía la verdad, pero todas contenían elementos verdaderos oscurecidos por el símbolo o negados por la prepotencia de un elemento exclusivo. Todo es uno. Esto es la verdad del panteísmo; pero no todo es Dios, y éste es su error. El panteísmo puede producir una fraternidad universal con las plantas y los animales divinizados, pero es una fraternidad fatal, sin justicia, sin medida, porque niega la libertad.

Hay bien y hay mal. Esta es la verdad del Zend-Avesta, distinción que es un progreso sobre la India. Pero el mal no es eterno. El mal es negación y toda negación tiene un fin. Este dualismo perpetúa la fatalidad bajo otro aspecto, perpetuando una separación eterna sin esperanza, negando la unidad de Dios y la redención por medio de la voluntad y de las obras.

La Grecia fundó la ciudad, pero encerró a la Divinidad dentro sus muros. Roma quiso para sí sola, lo que es de todos: la personalidad nacional. El mundo se convirtió en provincias, y las ideas, el genio de las razas, el espíritu de las naciones, todo pasaba bajo las horcas caudinas de los cónsules. Quiso ser lo que pretende la Rusia, lo que intentaron los Papas, lo que soñó Carlos V, lo que hacía Napoleón. Error y crimen.

Se ve, pues, que ha habido una idea dominante, con pretensiones de organizar la humanidad. Se ve que esa idea no ha sido la verdad absoluta, aunque conteniendo elementos de verdad.

Hoy, ¿cuál es la idea que contiene todos los elementos de la verdad, la unidad sin conquista, la centralización sin despotismo, la libertad sin anarquía, la Divinidad sin encarnaciones y sin castas, el bien para los buenos, la regeneración para los malos, la educación para los ignorantes, la iniciación para los bárbaros, la fraternidad en la igualdad, la ciudad sin fronteras, la iglesia sin pontífice, la incógnita sublime que despejan la ciencia y la experiencia, y que se desprende de los cielos como forma definitiva de la humanidad?

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