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Gandhi Y El Pacifismo En La India


Enviado por   •  19 de Mayo de 2013  •  3.971 Palabras (16 Páginas)  •  709 Visitas

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Gandhi y el pacifismo en la India.

Antes que nada sería propicio tratar los puntos de vista que vamos a emplear a la hora de examinar el pacifismo en la India. Así mismo tampoco podemos olvidar el contexto histórico en el que nos encontramos, el cual atraviesa dos guerras mundiales, una situación de extremos conflictos segregacionales, raciales, sociales y religiosos; de una India en la lucha por su independencia.

Para empezar ¿qué entendemos a día de hoy por pacifismo? Según parece el pacifismo, entendido desde la perspectiva occidental actual, hace referencia al conjunto de acciones, modo de vida o movimientos que se oponen a la violencia, especialmente a los conflictos bélicos. De modo que lo que se propone el pacifismo por definición y mediante su acción, es sin duda un camino para hallar La paz. Lo que no sabe el pacifismo de nuestro tiempo es que, mientras que no sea más que una reacción opuesta a la violencia como acción principal, no conseguirá alcanzar una paz verdadera. Por otra parte, ¿qué se entiende por paz en nuestros días? Está claro que si nos movemos en un ámbito puramente social y político, nuestro sistema es heredero de la antigua "pax romana", es decir, el orden social y jurídico impuesto por el poder. Así qué no ha de sorprendernos el hecho de que la concepción de pacifismo en la actualidad sea tan pobre.

De acuerdo con esto, procedamos a observar el pacifismo de acuerdo a algunas de aquellas culturas de las que verdaderamente es originario:

a) La Filosofía china. Mo Ti entiende el pacifismo desde la perspectiva del amor universal (Kien ngai), que hace frente al dominio del egoísmo, fuente de todo mal y generador de apropiaciones indebidas. El pacifismo de Confucio se asienta en el ámbito del amor a la vida, en todas sus manifestaciones, alcanzando en el hombre su máxima expresión. Pacifismo será el espejo del verdadero humanismo, y el amor al prójimo la base de toda moral. Por su parte, Mencio establece la afirmación de que el hombre es bueno por naturaleza. El pacifismo será, ante todo, la tarea educativa de hacer salir a la luz y que fructifiquen las buenas capacidades humanas, en orden a la humanización de su entorno. Por último, Lao-Tsé impulsa el retorno a la naturaleza, situándose frente a las leyes que limitan y empobrecen la acción humana; entiende el pacifismo desde la vertiente del dominio de las propias pasiones y la visión inteligente de los efectos de las acciones violentas: con las guerras se conquistan cosas insignificantes, en comparación con los recursos internos insospechados de cada persona. En resumen, la filosofía china precede a Occidente en muchas de las ideas pacifistas que hoy se defienden; ha sido la primera en propagar el amor universal, la igualdad entre los hombres, la conciencia como motor de la conducta y la renuncia a la violencia.

b) Hinduismo. El pacifismo hinduista brota de su negación a toda clase de violencia (ahimsa) y su absoluto respeto hacia toda forma de vida humana, animal o vegetal. Mas esto no queda aquí, puesto que el fin del hinduismo no queda en una simple actitud, sino que su fuerza reside en que la actitud es llevada a una forma de vida.

c) La tradición judeocristiana. En esta tradición no se menciona el término pacifismo: aludiremos por tanto al significado de la paz como concepto clave. En el Antiguo Testamento el término que más frecuentemente se emplea para designar la paz es shalom, refiriéndose a la total plenitud y bienestar a todos los niveles de la persona, tanto a nivel personal, como social, como político. De forma complementaria designa el estado de armonía en que vive el hombre con la naturaleza, consigo mismo y con Dios. Con la persona de Jesús, la paz se visibiliza en dos clases de signos que no han de vivirse necesariamente en tensión dialéctica: en primer lugar, la actitud de mansedumbre, de no-violencia activa, de superación del ojo por ojo judío, de perdón y amor al enemigo; pero, en segundo lugar, ese mismo amor al enemigo se expresa también en rebeldía frente a la injusticia, en lucha activa contra los distintos tipos de violencia. El pacifismo de Jesús no intenta vencer sino convencer, buscando no la victoria de uno sobre otro, sino la doble victoria: la propia y la del otro.

Podemos observar a grandes rasgos los valores que nos trasmiten estas culturas acerca del pacifismo, así como el amor incondicional hacia todo lo que nos rodea, la bondad, la armonía con la naturaleza, el respeto hacia uno mismo y los demás, la tolerancia y, por supuesto, la lucha contra la injusticia. Como hemos visto, este punto se trata de forma poco usual actualmente, si lo entendemos desde el prisma judeocristiano (por ejemplo), puesto que su fin no es la victoria aplastante sobre aquel que infrinja injusticia, sino su convencimiento del error en que se sitúa su postura. Aprendizaje y reconciliación mutua, ese es el pacifismo del que habla la tradición oriental. No obstante y ante todo, el suceso que nos ocupa para el que me he visto en la necesidad de hacer esta introducción, es sin duda alguna la encarnación de estas corrientes pacifistas orientales en la figura de Mohandas Karamchand Gandhi, y el pacifismo que extendió por la India y Sudáfrica.

Aún con esto, me es necesario realizar un breve resumen de la situación histórica en la que la India se encontraba ante dichos acontecimientos, para acercarnos un poco más a la realidad y los sucesos que acontecieran en aquel entonces. De forma que nos resulte más fácil analizar y entender el pacifismo del que Gandhi nos hablaba.

De acuerdo con la historia de la India colonial, es preciso que nos ocupemos de algunos acontecimientos que marcaron su desarrollo, como la revuelta de los cipayos, la coronación de la reina Victoria como emperatriz de la India, y la formación de los dos grandes partidos nacionalistas: el Partido del Congreso (dirigido por Nehru y Gandhi) y la Liga Musulmana (dirigida por Alí Jinnah).

Por un lado la rebelión de los cipayos tuvo lugar contra la compañía británica de las Indias Orientales, que había obtenido el monopolio del comercio en las Indias. Dicha rebelión fue sofocada, la compañía desapareció, y la India se convirtió en una colonia británica. Una vez que la India paso a formar parte del imperio británico, en 1.876 la reina Victoria fue nombrada su emperatriz. Poco después de un decenio, y a consecuencia de una crisis económica a gran escala, las sublevaciones y las organizaciones nacionalistas eran una constante en los días de la India, hasta que finalmente todo culminó en la fundación del Partido del Congreso Nacional Indio en 1.885. Sin embargo la tensión se recrudece poco antes

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