Grecia A Través De La Historia
InCarFer22 de Octubre de 2011
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1.- La edad del bronce en el Egeo (3000-1150 a.C. aprox.)
Los primeros asentamientos humanos en Grecia datan del Paleolítico Medio, pero los restos más abundantes del período prehistórico pertenecen al Neolítico, en el que se desarrolló una civilización agrícola y pastoril, sobre todo en Tesalia.
A comienzos de la edad del Bronce aumentó la población y se produjo un rápido progreso técnico, especialmente en las islas Cícladas, en el que destacaron las actividades marítimas, el trabajo de la piedra y los metales y el perfeccionamiento de las técnicas agrícolas.
Hacia el 2100 la uniformidad cultural del Egeo se quebró con la llegada de invasores indoeuropeos, que introdujeron, entre otras cosas, el caballo; constituían la avanzadilla de pueblos seminómadas euroasiáticos, en constante movimiento desde principios la edad del Bronce. De la fusión de estos indoeuropeos con las poblaciones del Egeo y de la síntesis cultural y espiritual entre ambas comunidades nacerían con el tiempo los griegos y su civilización.
La isla de Creta quedó al margen de esta invasión. Por esta época se construyeron los primeros Palacios y bajo la autoridad de sus reyes la isla prosperó económica y artísticamente, creó una potente flota y mantuvo estrechas relaciones con los grandes imperios de Oriente Medio, sobre todo con Egipto. Creta desarrolló una brillantísima civilización, llamada “minoica” (por el mítico rey Minos), centrada especialmente en el Palacio de Knossos. La monarquía minoica era burocrática y centralista, y empleaba como instrumento de administración un sistema de escritura propio, el Lineal A. Su influencia cultural y técnica se extendía por el Egeo, especialmente en las costas de la Grecia peninsular, donde establecieron relaciones provechosas con los nacientes reinos aqueos, también llamados “micénicos”.
Gracias a estos contactos, los aqueos elevaron su nivel de vida. Sus reyes ejercían un poder despótico, vivían en palacios, que a diferencia de los cretenses, estaban sólidamente fortificados (Micenas, Tirinto, Atenas...), eran amantes de la guerra y la caza y se dedicaban activamente al comercio y a la piratería. Aprovechándose de los desastres naturales que arruinaron la isla de Creta, los aqueos la conquistaron en el siglo XV, y adoptaron su sistema de escritura; posteriormente se expandieron por los puntos costeros de Asia Menor y por Chipre, convirtiéndose así en los dueños de las principales rutas marinas del Mediterráneo.
Las sociedades aqueas estaban muy jerarquizadas: a la cabeza se encontraba el rey (wanax), que se apoyaba en una aristocracia guerrera que formaba el grupo privilegiado; los campesinos y los artesanos se incluían en la organización económica y centralista del Palacio real, si bien en las aldeas contaban con una cierta organización autónoma.
Después de la toma de Troya por los aqueos, los reinos micénicos entraron en declive. La uniformidad cultural del Egeo desapareció, y con ella el poder centralista de los Palacios y la escritura, con lo que los estados micénicos se convirtieron poco a poco en pequeñas comunidades independientes. Las causas de este colapso son varias: la destrucción de los principales centros económicos del Mediterráneo por obra de los llamados Pueblos del Mar -lo que supuso el estancamiento del comercio aqueo- los enormes gastos de las empresas reales, la sublevación de las poblaciones sometidas a los reyes aqueos y por último, la penetración en oleadas sucesivas, durante siglo y medio, de tribus dorias, última invasión de pueblos indoeuropeos en la Grecia peninsular.
2.- La época oscura (1150-800 aprox.)
Las perturbaciones causadas por los dorios junto con la inestabilidad reinante en la península provocaron grandes desplazamientos de población en toda la cuenca del Egeo a cuyo término quedó definitivamente fijo el mapa étnico-lingüístico de los pueblos griegos. Por primera vez en la historia, el mar Egeo se convirtió en un mar interior griego al ser colonizadas sus islas y las costas occidentales del Asia Menor. Los eolios poblaban Tesalia, Beocia y la isla de Lesbos; los jonios Ática, Eubea, las islas Cícladas y la franja central costera de Asia Menor; los dorios el Noroeste de Grecia, el Peloponeso, Creta, Rodas y la franja sur de Asia Menor.
En esta época se dieron cambios decisivos en las costumbres funerarias y en el vestido, en la metalurgia (el hierro desplazó al bronce, con lo que el ejercicio de las armas dejó de ser patrimonio exclusivo de la nobleza), en el arte (estilos geométricos) y en la organización sociopolítica (creación de las bases de un marco de convivencia peculiar que los griegos llevaron consigo a todas partes y perduró varios siglos: la Polis).
La Polis tuvo su origen en la fortaleza del jefe local en la que se refugiaba la población en caso de peligro. La Polis, estado-ciudad de escasa extensión y reducido número de habitantes, estaba formada por el centro urbano (con sus murallas, templos, ágora, acrópolis, etc.) y por el territorio circundante. Sus habitantes eran muy celosos de su independencia, lo que determinó su individualismo, su intensa participación en la vida política y el fin de la organización de la sociedad basada en clanes familiares.
En cada comunidad había un rey asistido por un consejo aristocrático. No existía aparato administrativo, código legal ni constitución. Las relaciones del rey con la nobleza eran inestables, y con el paso del tiempo los nobles lograron desbancar la autoridad real; en su lugar crearon magistraturas electivas y renovables cada año, ejercidas por ellos mismos. En la base de la sociedad estaban los campesinos, algunos artesanos y amplias masas de aparceros que trabajaban en condiciones muy duras para el noble local. La economía era autárquica y se basaba casi exclusivamente en la agricultura y la ganadería.
Las relaciones intercomarcales eran casi exclusivamente bélicas, fuera de un escaso comercio de metales y materias primas suministrados por los fenicios, quienes en esta época controlaban las rutas del Mediterráneo. De ellos recibieron los griegos, además, el alfabeto, que estos supieron adaptar para anotar su lengua, acabando así con tres siglos de ausencia de escritura. La rápida difusión del alfabeto entre los ciudadanos tuvo consecuencias trascendentales para el desarrollo literario y político posterior.
3.- La época arcaica (800-500 aprox.)
Los primeros cien años Grecia puso su mirada en Oriente y de aquí recibió aportaciones decisivas (arte, cultos, sistematización de la religión y el pensamiento, técnicas, etc.), que configuraron muchos de los aspectos más distintivos de la cultura griega. A este siglo se le suele llamar período orientalizante.
Esta fue una época de graves crisis políticas y sociales, en la que las regiones costeras del Istmo de Corinto y Asia Menor evolucionaron más rápidamente que las del interior. Las estructuras socioeconómicas empezaron a tomar formas nuevas y los procesos más característicos de este período fueron la consolidación de la Polis y la gran extensión que abarcó el mundo helénico.
Los regímenes oligárquicos instaurados tras la desaparición de las monarquías usaron todos los medios para mantenerse en el poder e impedir el paso al resto de la comunidad. La concentración de riqueza y poder en manos de unos pocos, junto con la superpoblación de las Polis, el escaso rendimiento de la tierra, el deterioro de la convivencia política y la necesidad de materias primas y alimentos fueron el detonante de la crisis.
La situación conflictiva se alivió inicialmente mediante expediciones colectivas a distintos puntos costeros del Mediterráneo y el Mar Negro para proporcionar tierras a ¡os desheredados. Este proceso duró aproximadamente dos siglos (750-550). Las colonias, principalmente agrícolas, pero en las que el factor comercial era significativo, eran independientes políticamente de sus respectivas metrópolis, con las que no obstante mantenían relaciones amistosas basadas en el comercio, el culto y las tradiciones comunes. La colonización ensanchó las fronteras del mundo helénico y dio a los griegos una mayor conciencia de su pertenencia a una misma comunidad, diferenciada de las demás culturas con las que entraron en contacto (Panhelenismo).
Las relaciones de poder en las Polis de Grecia se vieron profundamente alteradas por el intenso intercambio comercial con las colonias, por el perfeccionamiento de las técnicas navales, artesanales y metalúrgicas, por la introducción de la moneda, que alteró la naturaleza de la riqueza, y por la aparición de un nuevo tipo de organización militar, la falange de hoplitas, que implicaba a mayor número de ciudadanos en la defensa de la Polis. Todo ello minó las bases económicas del poder político de la nobleza terrateniente y preparó el terreno para una evolución a regímenes políticos más democráticos. El desarrollo económico de los principales centros urbanos determinó una mayor movilidad social y la exigencia por parte de los sectores populares de una satisfacción a sus reivindicaciones políticas y sociales: codificación de las leyes, mayor participación en la vida política, abolición de las deudas y repartos de tierras.
Para solucionar estos problemas fue decisiva la contribución de dos figuras políticas características de esta época, el legislador y el tirano. Frente a la presión de los descontentos, la oligarquía tuvo que ceder. Los sectores sociales enfrentados
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