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Historia De San Luis


Enviado por   •  13 de Agosto de 2014  •  4.728 Palabras (19 Páginas)  •  256 Visitas

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John Miers (aÒo 1819)

Jhon Miers es uno, entre los muchos ciudadanos ingleses que, particularmente durante el siglo XIX, movidos por las m·s dispares razones,

l egaron a estas tierras.

Constituyen sus apuntes un repositorio permanente donde busca el detal e, muchas veces complementario y otras sencil amente curioso, de las

condiciones de vida, las modalidades, los h·bitos de nuestros antepasados.

A los 30 aÒos Miers andaba por estos mundos tal vez tras una fantasÌa que

nunca habrÌa de concretarse: la fortuna tal vez lo m·s probable, la curiosidad

propia de su espÌritu de investigador. Miers pasÛ por Buenos Aires en 1819 rumbo a Chile. CruzÛ la pampa y la

cordil era. Durante su viaje por estas tierras tuvo infinidad de contratiempos que

fue minuciosamente anotando, adem·s contribuyÛ en gran medida al

conocimiento de la flora de Argentina y Brasil.

Pero no hay duda que ning˙n episodio de sus accidentadas andanzas pudo

matar en Èl su espÌritu de observaciÛn. Fue un inglÈs culto, muy crÌtico y

tambiÈn falto de humor, duro en sus apreciaciones acerca de episodios y

personas que la historia ha engrandecido; por el o ha quedado postergado y

talvez esa sea la razÛn por la cual se lo conoce tan poco en nuestro paÌs. De

494 p·ginas que componen su primer libro, 360 est·n dedicadas a la Argentina

y dos capÌtulos dedicadas a San Luis, su fauna, su flora y sus hombres.

John Miers hizo varios viajes entre los aÒos 1819 y 1825, lo que diÛ margen

a su libro ìTravels in to Chile overs the Andesî, aparecido en 1826.

ConociÛ en Mendoza al general San MartÌn y aquÌ en San Luis a Dupuy. Posteriormente el gobierno nacional lo contrata para instalar en Buenos Aires la

maquinaria de acuÒar monedas. Miers hizo el viaje en compaÒÌa de su mujer y del doctor Mr. Thomas

Leighton, mÈdico contratado para prestar servicios en la Armada Chilena, quien

atendiÛ a la esposa de Miers al tener Èsta su hijo, en circunstancias que explica

a travÈs del libro.Contar la extensa vida de John Miers demandarÌa un largo capÌtulo: fue un

estudioso y un gran naturalista. Su paso por San Luis quedÛ registrado

magistralmente. La ubicaciÛn de la ciudad de San Luis en un lugar tan

atractivo, con sus sierras alrededor, encalvada sobre la antigua ruta colonial

que une Buenos Aires con Mendoza y Chile, y el hecho de ser su gente

hospitalaria, humilde he inteligente naturalmente, ha concedido a este paraje

un valor histÛrico y humanÌstico extraordinario, subrayado por mil sucesos que

durante el largo perÌodo de las luchas civiles y la organizaciÛn nacional lo han

jalonado.

AsÌ relata Jhon Miers la jornada del 20 de abril de 1819: ìLa maÒana era

m·s frÌa que lo habitual a causa de un viento fuerte. A unas diez leguas de RÌo

Quinto pasamos sobre unas sierras bajas que corren casi de norte a sur. El

camino se mantenÌa arenosos y salitrosoÖî Luego cruzan por un terreno

arenoso y l ano, cubierto de arbustos bajos ìy por fin ñcontinua Miers- descubrimos el pequeÒo rÌo de San Luis cuyo lecho es extraordinariamente

amplio y, en consecuencia, secoî. Este rÌo corre hacia ìun val e amplio cubierto

de ·rboles y arbustos, en medio del cual se hal a situada la ciudad de San Luis

de la Puntaî.

Pasado el mediodÌa l egan a los arrabales de la ciudad y, como apunta

Miers, se les presenta un ìextraÒo obst·culoî. La entrada y principal camino de

acceso a la ciudad estaba ìcerrado con una barricada construida con una serie

de estacas clavadas en el suelo y cruzadas por otras similares atadas a las

primeras por medio de tientosî. Los guardias apostados en el lugar no les

permiten la entrada sin una orden escrita del gobernador (a la sazÛn Dupuy). Miers entonces despacha a su guÌa principal con un mensaje, solicitando

cortÈsmente permiso para entrar a la ciudad.

Contin˙a el relato: ìMientras nuestro mensajero cumplÌa el encargo me

enterÈ que Èste obst·culo era una precauciÛn (indudablemente absurda ya que

muchas otras entradas estaban abiertas), para prevenir alguna sorpresa de los

montoneros partidarios de Carrera, pues se presumÌa que algunas bandas

errantes podÌan acercarse a la ciudadî.

En la ìHistoria de Provincia de San Luisî de Juan W. Gez (p·g. 215 del

primer tomo) dice sobre este momento: ìla montonera comenzaba sus

correrÌas, se minaba la disciplina del ejÈrcito y se susurraba (Ö) El rumor iba

en aumento, los peligros amenazaban por todos lados. JosÈ Miguel Carrera se

disponÌa a invadir la provincia al frente de unos pocos partidarios y con una

horda de indios aliadosî.

DespuÈs de esperar casi una hora, nuestros viajeros ven l egar a su guÌa, y

el les comunica que el gobernador acababa de retirarse a dormir la siesta, con

orden terminante de que no se lo

...

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