IDEOLOOGÍA DE LA DICTADURA

LA IDEOLOGÍA DE LA DICTADURA

   Doctrina de la dictadura. Francia era un ideólogo. Si se inspiró en la historia romana al crear la Dictadura, fue en Rousseau donde nutrió la raíz doctrinaria de esa institución. “El Contrato Social” justificaba la suspensión del “poder sagrado de las leyes”. “En caso raros y manifiestos”, para afianzar la seguridad pública, se designaba un “jefe supremo” con poderes de vida y muerte; entonces “no es dudosa la voluntad general, y es evidente que la principal intención del pueblo es que el Estado no perezca”. Si el soberano decía al ciudadano: conviene al Estado que tú mueras, debía morir, ya que la vida misma, en la teoría de Rousseau, no era solamente un beneficio de la naturaleza, sino un “don condicional del Estado”. De todo lo cual infería Rousseau que “hay ciertas situaciones desgraciadas en que no se puede conservar la libertad, sino a expensas de la de los demás, y en la que el ciudadano no puede ser enteramente libre sin que el esclavo sea sumamente esclavo”. En el Paraguay dio fundamento doctrinario al poder dictatorial del doctor Francia y produjo también el terror. Significó la ruptura violenta con todo el pasado paraguayo, el olvido de seculares ideales, la adulteración de la doctrina comunera que enunció la superioridad de la voluntad del pueblo no para crear el absolutismo sino para fundamentar la libertad.

   La doctrina de la independencia. La teoría del poder absoluto fue aplicada en el Paraguay en beneficio de la independencia nacional. Francia juzgó que sólo mediante la concentración del poder el pueblo paraguayo podría conservar su independencia. En aras de la libertad nacional sacrificó todas las libertades individuales. Francia hizo de la independencia un verdadero culto nacional. Todos los afanes del dictador fueron para conservar la independencia nacional. “Yo antes quiero morir que volver a ver a mi patria oprimida y en esclavitud, y tengo la satisfacción de creer que lo general de toda la República está en lo mismo”. Francia utilizó todos los medios violentos, aplicando la máxima de Rousseau: “al que rehúse la voluntad general se le obligará a ello por todo el cuerpo”. No fueron sino opositores del régimen dictatorial o enemigos personales que purgaron con su vida o su libertad el haberse negado a admitir la identificación de la persona de Francia con la patria.

   La doctrina del aislamiento. El aislamiento a que sometió el doctor Francia al Paraguay tenía su antecedente histórico en las Misiones Jesuitas. Fue pues el temor a la anarquía, en que crepitaba el resto de la América hispánica, el que impulsó a Francia a clausurar el país. Francia odiaba el desorden y además temía que, abatido y dividido por la anarquía, el pueblo paraguayo se entregara a sus enemigos.

   La doctrina del orden. Si el horror a la anarquía impulsó a Francia a levantar una cortina infranqueable en torno del Paraguay, fue porque estaba en su temperamento el amor al orden con una obsesión tan grande como su amor a la independencia. En su famosa filípica contra los militares, del 3 de setiembre de 1881, estampó: “La libertad, ni cosa alguna puede subsistir sin orden, sin reglas, sin una unidad y sin un concierto; pues aun las criaturas inanimadas nos predican la exactitud. En toda sociedad debe precisamente haber una jerarquía, en que cada uno se contenga sin salir de la esfera y facultades que le señalen sus puestos y el lugar a que está destinado”. Y para imponer el orden Francia hizo correr mares de sangre y de lágrimas.

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