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Influencia del petróleo en la economía venezolana


Enviado por   •  17 de Marzo de 2014  •  4.274 Palabras (18 Páginas)  •  305 Visitas

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Influencia del petróleo en la economía venezolana

La economía de mercado en Venezuela la domina su principal recurso natural - el petróleo. Las reservas venezolanas de petróleo fueron descubiertas en

1914 y rápidamente transformaron la economía del país de una nación pobre a una de las más ricas de América del Sur. El boom más grande llegó en 1970 cuando la OPEP, organización co-fundada por Venezuela, incrementó el precio del petróleo cuatrocientos por ciento, cuadruplicando los ingresos del país. El GNP creció rápidamente y comenzó el ingreso constante de personas de otros países buscando trabajo. En 1982, el ingreso petrolero alcanzó el tope. Con ganancias de US$19.3 billones, consistían en más del 95 por ciento del total de exportaciones del país.

Sin embargo, la recesión global de los años 80 causó el colapso de los precios petroleros. Los ingresos de Venezuela por las exportaciones petroleras cayeron dramáticamente, dejando al gobierno con pocos medios para pagar las fuertes deudas contraídas en bancos extranjeros para financiar las importaciones de los años 70. El PIB descendió y la economía se volvió débil e inestable. Solo en 1997 empezó a ver indicios de mejoría.

Producto interno bruto

Venezuela es un país que hasta finales de los años setenta del siglo XX exhibió una entre mediana y alta tasa de crecimiento de su PIB. Si tomamos el período que comprende prácticamente todo el siglo XX (1900-96) comprobamos que la tasa anual de crecimiento de la economía venezolana se situó en alrededor de 5,9%, superior en casi dos puntos a la tasa registrada por las principales economías latinoamericanas (4,3%). Este relevante desempeño económico tuvo efectos positivos en la modernización del país, lo cual se reflejó en el incremento sostenido de: la tasa de urbanización, la dotación de infraestructura, en el mejoramiento de los indicadores de calidad de vida, como el incremento de la tasa de alfabetización, de la expectativa de vida y en el aumento del nivel de ingreso per cápita. Las tasas de crecimiento para diferentes periodos.

Este crecimiento consistente contrasta agudamente con lo que ha sido la evolución del PIB venezolano desde finales de la década de los setenta, caracterizado por su comportamiento irregular, signado por una alta volatilidad, lo cual refleja la pérdida de dinamismo económico y el agotamiento del modelo rentista petrolero sobre el que se ha sostenido la economía venezolana. Durante la llamada “década perdida” para América Latina (1980-1990) la tasa de crecimiento anual promedio del PIB venezolano fue negativa (-0,7%). Durante el quinquenio de 1990-1995 esta tasa experimentó un repunte de 2,8%, para luego volver a retroceder en el período 1995-2002 donde el PIB experimentó un crecimiento nulo (-0,1%). Este errático desempeño representa la más alta volatilidad del crecimiento del PIB entre los países de la región. Venezuela exhibió una volatilidad de 5% durante el período 1981-1996, frente a 1,9% para el resto de Latinoamérica en el mismo período (Thorp, 1998)

Esta alta volatilidad en el desempeño del PIB está relacionada con la respuesta característica de los agentes ante los shocks externos, fundamentalmente los provocados en los términos de intercambio del petróleo. La conseja implícita en las recetas de los organismos multilaterales: financiar un shock transitorio, ajustarse a un shock permanente, no ha sido un modelo de política económica a seguir en Venezuela. Por esta razón, los necesarios ajustes del gasto ante la caída de los ingresos petroleros no se producen, éstos se han comportado de manera rígida a la baja, con el resultado de provocar los déficits fiscales que finalmente desembocan en devaluaciones y mayores tasas de inflación, fenómenos característicos de economías con alta volatilidad en el crecimiento de su PIB. Los booms de ingresos petroleros, por el contrario, han sido frecuentemente absorbidos como un ingreso permanente, posibilitando que se produzcan sobrevaluaciones recurrentes del tipo de cambio real, lo cual le ha restado competitividad a las exportaciones no petroleras y ha encarecido relativamente los bienes y servicios domésticos que no se comercializan internacionalmente. Por esta razón, la vinculación entre los efectos monetarios generados por los cambios en los ingresos petroleros y la economía real no necesariamente se han producido en la misma dirección. Como se colige del trabajo de Sáez (2006), aunque los precios petroleros han tenido efectos reales en la economía venezolana, los mecanismos de transmisión que actúan desde los términos de intercambio a la actividad económica han resultado relativamente complejos. Adicionalmente, este efecto perverso también se deja observar, como lo apunta Haussman (2006), en el hecho que, a contracorriente de lo que cabría esperar, la productividad por trabajador y el ingreso por habitante no aumentan significativamente en los periodos de auge. En la práctica, la recuperación económica de los tres últimos años se ha producido a la par de la continua caída relativa de la productividad laboral.

El período 1995-2002, con su tasa de crecimiento de -0,1% representa incluso una volatilidad más acentuada que para períodos previos; volatilidad que también se refleja en las tasas de crecimiento del PIB desde 1999 hasta el presente. En lo que va del presente siglo, el PIB venezolano ha estado sometido a significativas fluctuaciones con fuertes caídas durante los años 2002 y 2003. A partir del año 2004 se observa una recuperación importante del producto, la cual se mantuvo durante 2005, apoyada fundamentalmente en el fuerte aumento del gasto público, amparado en la tendencia favorable que ha mostrado la evolución de los precios del petróleo y la positiva dinámica de la economía mundial, entre otras causas, por el importante crecimiento de economías emergentes como China y la India. De los aproximadamente 55.500 millones de dólares de exportaciones venezolanas en el 2005, cerca del 90% correspondieron a las exportaciones petroleras, lo cual no quiere decir que no se produjera también un incremento significativo de la actividad económica no petrolera privada, pero ésta se produjo sobre todo a partir de la utilización de la capacidad instalada que se mantenía ociosa, la cual ya ha alcanzado niveles cercanos al tope de la capacidad productiva. Todo indica que el crecimiento del PIB se mantendrá durante el año 2006, con estimaciones que oscilan entre 6,5 y 7,5%. Aunque un poco ralentizado con respecto al año anterior, este crecimiento seguirá la tendencia de depender fuertemente del incremento del gasto público corriente,

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