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Juan Rulfo


Enviado por   •  20 de Febrero de 2014  •  Tesis  •  852 Palabras (4 Páginas)  •  268 Visitas

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Introducción

Leyendo biografías de Juan Rulfo, uno se da cuenta inmediatamente de que es un autor al que se aplica claramente el hecho de que los escritores se ven fuertemente influenciados por su entorno temporal y socio cultural.

Juan Rulfo es un escritor nacido en la ciudad mexicana de Jalisco en el año 1918. Luego al mudarse a ciudad de México, comienza a escribir sus primeras líneas cerca de 1934, lo que nos da la idea de un autor relativamente joven.

Además de su biografía se puede deducir el cómo es forma de escribir, ya que una corriente importante de expresión artística en su vida fue la fotografía.

A Rulfo se le ve también como parte del fenómeno de realismo mágico, estilo en el cual Sudamérica presenta un gran antecedente ya que se nos muestra como un lugar que existe en el mundo, que está lejos, aislado y donde puede suceder cualquier hecho, por extraño que sea, sin que nadie se extrañe o demore mucho en acostumbrarse a ello

TEMA

Es de un padre que lleva su hijo en los hombros porque estaba mal herido a causa de irse con sus amigos ellos murieron, pero el que sobrevivió lo auxilió su padre y lo llevaba al pueblo más cerca para encontrar quien lo cuidara pero como en la oscuridad de la noche no se podía ver mucho y el padre ya tenía la vista atrofiada y el hijo al parecer tenía que tratar de oír en medio de la plenitud de la noche los ladridos de los perros para que sirvieran como guía

pARGUMENTO"No oyes ladrar los perros" es un cuento que se desarrolla en dos planos, el padre de Ignacio que camina en busca de Tonaya, un pueblo cercano y su hijo al que lleva cargando por estar herido, el narrador con tono trágico y de dolor profundo nos presenta por un lado a Ignacio que se encuentra en peligro de muerte como consecuencia de la vida de maleante que siempre llevó __ me derrengaré pero llegaré con usted a Tonaya para que le alivien esas heridas que le han hecho. y estoy seguro que, en cuanto se sienta usted bien, volverá a sus malos pasos. Eso ya no me importa. con tal que se vaya lejos, donde ya no vuelva a saber de usted. con tal de eso porque para mi usted, ya no es mi hijo. he maldecido la sangre que usted tiene de mi. La parte que a mi me tocaba la he maldecido., He dicho : ! que se le pudra en los riñones la sangre que le di!, lo dije desde que supe que usted andaba trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... y gente buena". El hecho de querer salvar al hijo es sólo el cumplimiento del deber por parte del padre, el hijo no recibe palabras de alivio ni de consuelo o solidaridad, el padre no siente pena por el hijo moribundo, siente la desesperación de quien ha perdido la esperanza de recobrar al hijo amado. El padre de Ignacio cumple con la obligación que siente hacia quien fue su mujer y así se lo dice al hijo. se percibe el

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