LA ETNOGRAFIA

EL MEDIO SOCIAL Y EL DESARROLLO: UN PUNTO DE VISTA

La psicología social subraya la importancia que poseen las iniciativas del sujeto, su adhesión y sus reflexiones, en la organización de la conducta humana llevando a cabo la socialización por el aprendizaje de un mundo de operaciones, que rige muchas de las relaciones entre el niño y los demás, la gobierna de un modo directo cuando dichas relaciones conciernen a todos los procesos de aculturación que permite al niño dominar el espacio, el tiempo, los conocimientos culturales, cuyos grandes ejes orientan los temas de las comunicaciones y les confieren forma a menos de no alcanzar sino la superficie de los fenómenos, no puede dispersarse de insertar los procesos psicológicos en el desenvolvimiento histórico de los actos innovadores de los individuos, ejemplo un saludo es la señal de una simpatía que no existe más que en el fondo de las relaciones de alianza. La psicología social debe evitar tanto el globalismo de la explicación sociologista que no se ocupa en absoluto de las situaciones concretas en que se encuentran colocados los individuos como limitarse de antemano los procesos psicológicos afectivos, cognoscitivos o prácticos cuyo desarrollo no puede ser independiente de los términos sociales, en verdad múltiples y rara vez convergentes.

H. Wallon ha propuesto una distinción a este respecto, capaz de aclarar el problema de la socialización: el medio es el “conjunto más o menos duradero de las circunstancias en que transcurre la existencia de los individuos” y el grupo es “la reunión de individuos que mantienen entre sí relaciones que asignan a cada uno su tarea y su puesto en conjunto”.

Una parte de los fines que asigna el grupo, va determinada por el medio, así la dinámica del grupo escolar no puede concebirse independientemente de los programas y métodos instituidos.

No puede decir que pueda dispersarse de estudiar las relaciones que se desarrollan en los grupos reales, que puedan explicarse, principalmente, los métodos de comportarse del niño considerando solamente la influencia que ejercen aprendizaje social, sino también para el desarrollo de su personalidad y para que pueda hacerse consciente de ella para eso el grupo se encuentra entre dos exigencias opuestas, la afiliación al grupo en su conjunto que debe asimilar su caso de los demás participantes; debe identificarse el grupo en su totalidad. Por otra parte no puede agregarse al grupo más que entrando en su estructura. Por medio de las relaciones interpersonales en el grupo, el sujeto construye, con una dialéctica de identificación e individualización deliberada, las estructuras de su personalidad y la conciencia de sí mismo, sin las cuales no puede haber socialización de tipo humano y por lo tanto tampoco institución ni medio social. La socialización se nos muestra como una actividad compleja de aculturación. Una continúa transformación de las formas de conducta primitivas en el cuadro de los modelos propuestos por los medios sociales en los cuales se haya sumergido el niño.

Mowrer ha propuesto una teoría intermedia: un estimulo de miedo provoca reacciones internas neurovegetativas que a su vez, sirven de estímulo a reacciones del sistema nervioso central, que tienden a disminuir el miedo. El miedo la curiosidad, el deseo, de realizar alguna cosa puede ser causada de una misma reacción. Hace también observar que los partidarios del aprendizaje, suponen que la mayor parte de las formas de conducta del adulto tienen su fundamento en lo aprendido durante los primeros años de su vida, lo que el niño elabora con los demás es la imagen confusa de un yo de cultura, de una totalidad personal de la civilización contemporánea. Esa imagen no es una pura y simple representación: para él, es de una aspiración a superar las insuficiencias que la comparación social le permite apreciar de sí mismo y es por eso que se entiende por personalidad social el sistema de actitudes y representaciones constituido en el sujeto en el curso de sus relaciones con los demás y con las instituciones a las que ellos conducen: Actitudes: el adulto inclina al niño a satisfacer sus necesidades dentro de ciertos cuadros prescritos por las instituciones. Representaciones: el adulto comunica al niño por medio de sus explicaciones, sus mitos, su ideología, los conocimientos sociales que justifican los aprendizajes prácticos y sociales que le imponen. Es sobre todo al llegar a la adolescencia, cuando la socialización adquiere, al menos en nuestra sociedad, el sesgo de una discusión de las instituciones que va emparejada con la duda sobre la personalidad que siente poseer. La personalización se hace, en general como reacción a los procesos de alineación inherentes a las contradicciones de las instituciones y para ello el psicoanálisis ha insistido sobre los conflictos creados por la oposición entre padre y madre. Pero, aparte de que éstos son ya en sí mismos como varios personajes, no son los únicos que actúan: los maestros, los compañeros, la masa del medio en que viven, la introducen en otros cuadros de referencia, le hacen participar en otras actitudes. Todo ello introduce a N conflictos en nuevos, diversificación de su sistema de actitudes y representaciones.

El niño mismo es fuente de conflictos. En cada momento de su vida, busca satisfacciones que no coinciden con las que le proporcionan los educadores. Responde a sus intentos de aproximación, múltiples y en conflictos unos con otros, con fantasías, imaginaciones, proyectos singulares que el adulto desconoce y que él mismo no hace sino vislumbrar. Amplía

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