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LA GRAN REVOLUCION FRANCESA


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  1.264 Palabras (6 Páginas)  •  301 Visitas

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La Gran Revolución

Escena 1

De fondo, se ve el campo sembrado.

Una mujer campesina, con algún instrumento agrícola en las manos. Por un costado, ingresa una niña, también vestida como campesina.

Niña (entra gritando): ¡Abuela, abuela!

Anciana: ¿Qué pasa Sophie?, ¿Qué maneras son esas de llegar?

Niña (con voz afligida): ¡Abuelita, vengo del pueblo!... ¡están pasando cosas muy feas, muy graves!

Anciana (sorprendida): ¿Qué dices?, ¿qué ha ocurrido?

Niña: Dicen que los reyes han querido dejarnos, que se han ido para no presentarse a los Estados Generales.

Anciana: Eso no puede ser, si ellos no escuchan a su pueblo, ahora que tenemos las armas, esto puede terminar muy mal.

Niña: ¡Yo no se qué pasará abuela, pero será mejor esconder algo de comida, me da mucho miedo que las hordas vengan desde París para llevarse lo poco que tenemos!

Abuela: Tienes razón Sophie, guardaremos en vasijas que enterraremos en el suelo del granero. Creo que allí a los recaudadores no se les ocurrirá buscar.

Niña: ¡Vamos pronto, que después quiero ir a mirar qué más pasa!... quiero saber por qué los reyes nos han traicionado.

(salen las dos)

La Gran Revolución

Escena 2:

Palacio de Versalles

De fondo, un muro con ventana y cortinas de felpa. Se ven por la ventana puntas de lanzas, tridentes y armas.

Una mujer vestida como sirvienta, con una pechera y gorro de cocina.

Cocinera (paseándose de un lado a otro): ¡No se qué hacer!... sus majestades botan tanta comida, tanta ropa… y afuera mis parientes protestan por hambre.

Guardia (entrando, agitado, con la chaqueta hecha jirones): ¡Agua, por favor!... muero de sed…

Cocinera: ¿Qué te ha pasado Phillipe?, ¿por qué luces tan descompuesto?

Guardia: ¡¿Qué qué me pasa?!... pues pasa que estos malditos reyes nos han expuesto a la furia del pueblo… ¡no se cuánto tiempo más pueda defenderlos, yo no siento ningún tipo de cariño por ellos!

Cocinera: ¿Acaso hay alguien que los quiera a estas alturas?... mi familia afuera muere de hambre, mientras aquí la reina botarata malgasta nuestros impuestos en collares de diamantes, en palacios, en champaña y pasteles de chocolate. Y el rey… ¡ese es otro caso!

Guardia (riendo): ¡Ja, ja, ja!... ¡Su majestad el rey cornudo!... todos sabemos que la austríaca se ha enredado con el duquesito aquel… ¡y quién sabe con cuantos más!

Cocinera: ¡Lo bueno es que se han ido! Creo que haremos una visita a las despensas, y, si sacamos los canastos de comida y los regalamos al pueblo que está fuera, nos dejaran salir sin daño…

Guardia: ¡Eso es, Lucía, es una idea brillante! Te ayudaré, sacaremos también las cortinas, pues con ellas muchos podremos mandar a hacer vestidos para nuestras mujeres e hijos.

Cocinera: ¡Me parece bien, Phillipe!... iré a avisarles a los demás que aún quedan en palacio.

(sale)

Guardia (hacia el público): Ayer el par de cretinos que teníamos por reyes se han ido… la austríaca ha logrado convencer al cornudo que lo mejor que pueden hacer es irse a Austria… lo que ellos ni se imaginan es lo organizado que estamos los ciudadanos.

Desde que se saqueó la Bastilla el 14 de julio, tenemos armas y pólvora a nuestra disposición, y con ellas estamos custodiando las fronteras… además, hemos ido a todos los palacios y castillos a sacar lo que es del pueblo: la comida, las joyas, la felpa y la seda… todo nos sirve… ¡y pensar que los malditos nobles nos explotaron por tantos siglos!

¡Menos mal que “el amigo del pueblo” nos ha abierto los ojos!

(cierre de telón)

La

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