LA PERSECUCIÓN DE LAS BRUJAS ¿UN FENÓMENO MEDIEVAL?

LA PERSECUCIÓN DE LAS BRUJAS ¿UN FENÓMENO MEDIEVAL?

POR:

Julio Mario González Mugno

PRESENTADO A:

Sara Martínez Vega

MATERIA

Pensamiento Medieval y Renacentista

UNIVERSIDAD DEL NORTE

NOVIEMBRE DE 2019

BARRANQUILLA D.E.I.P.

La caza de brujas, es un término que fue acogido mucho después, a comienzos del siglo XV, o para ser más específico entre 1420 y 1430, ese es el momento cuando se amplía la creencia de que ha surgido un nuevo enemigo de la Cristiandad que es la brujería, que es muy diferente a la hechicería tradicional por la intervención del diablo.

El concepto acumulativo de brujería se basa en cuatro aspectos fundamentales el pacto con el diablo, el aquelarre, los vuelos, y por último, las metamorfosis, de ahí, que también es conocida en francés como hechicería o brujería demoníaca sorcellerie démoniaque en francés, a diferencia del inglés o del castellano.

Existe una única palabra, sorcellerie, para elegir tanto a la brujería como a la hechicería, como destaca Martine Ostorero, que según este mismo el inicio de la caza de brujas hay que relacionarlo con un nuevo pensamiento del Diablo que se desarrolla en la Cristiandad latina como resultado de la crisis económica, social y cultural provocada por la Peste Negra y de la crisis religiosa que trajo consigo el Cisma de Occidente.

A partir de este momento las brujas son el nuevo chivo expiatorio de la Cristiandad, después de los herejes, los leprosos y los judíos, de hecho en algunos textos o documentos los llaman los nuevos herejes y el tratado Flagellum haereticorum fascinariorum de Nicolas Jacquier los nombra encantadores heréticos, también son considerados como la nueva encarnación del mal que hay que exterminar para purificar la Cristiandad, son considerados herejes idólatras, en tanto que demonólatras y apóstatas, en cuanto que reniegan de Dios y blasfeman, y esa es la justificación de su persecución.

La cacería de brujas fue uno de los hechos más brutales de la historia europea, debido a la histeria masiva y agrupada que se desencadenó en la Edad Media, cientos de mujeres fueron acusadas y enviadas a la hoguera culpadas de practicar brujería, para ello eran juzgadas en un tribunal que se ocupaba de enjuiciarlas, incorporado por un grupo de clérigos adiestrados incluso para torturar a aquellos hasta que revelaran su herejía.

Fue exactamente en cierto momento cerca del año 1000 de nuestra era, cuando la Iglesia católica se comenzó a inquietar por el asunto, de cierta forma la brujería le restaba poder, debido a que mucha gente acudía a los brujos o las brujas del pueblo con interés de solucionar sus problemas de manera rápida, en lugar de consultar un sacerdote y le dijera que debía rezar dos o tres padres nuestros y hacer conservar la fe en algo que ellos no podían esperar.

La Iglesia otorgaba al juez y al acusador el derecho a confiscar las propiedades de los acusados de brujería a donde quiera que el derecho canónico se mantenía fuerte, los procesos de brujería se repetían y enriquecían al clero, en aquellos lugares en los que los tribunales laicos exigían estos asuntos, se hacen raros en Francia, por lo menos durante un siglo, entre 1450-1550.

A mediados del siglo XV, y desde Francia, se observa un primer rayo de luz, el examen del proceso de Juana de Arco por el Parlamento y su rehabilitación hacen reflexionar acerca de las relaciones con los espíritus buenos o malos, y sobre los errores de los tribunales eclesiásticos.

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