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“La Diosa Madre en la mitología universal”


Enviado por   •  26 de Abril de 2016  •  Monografías  •  10.869 Palabras (44 Páginas)  •  255 Visitas

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UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

ESCUELA DE NIVEL  MEDIO SUPERIOR

Monografía: “La Diosa Madre en la mitología universal”

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Diana Massiel Reséndiz González

TEMA

“La diosa madre en la mitología universal”

HIPÓTESIS

La diosa madre y su equivalencia como madre de la tierra aparece en muchas mitologías, generalmente descrita en varias culturas como una diosa fértil; siendo también mencionada como la madre de otras deidades, en las que se ven como patronas de la maternidad

ESQUEMA

  1. El Mito
  2. La Diosa Madre paleolítica
  3. La Diosa Madre Gea (Grecia)
  4. La Diosa Madre Izinami (Japón)
  5. La Diosa Madre Mari (PUEBLO VASCO)”
  6. La Diosa Madre En La Cultura Popular Actual  (Vírgenes negras)

PRÓLOGO

La presente monografía se realizó con el motivo de la asignatura de bachillerato: Taller de Lectura y Redacción I, a cargo de la profesora María Teresa Aguirre Guerrero titular de la materia.

El tema de este trabajo, como bien lo anuncia el título, es indagar sobre la mitología de la diosa madre en el universo, poniendo especial atención a los mitos que se presentan en diferentes culturas del mundo. Decidí elegir esta temática porque la mitología es un conjunto de mitos relativamente cohesionados: relatos que forman parte de una determinada religión o cultura. Sobre todo cómo surge con fuerza un modo de pensamiento enormemente influyente en la historia de la humanidad a la figura femenina  como deidad; Utilizando lo maternal como fecundación para la creación de la tierra.

Me llamó la atención La Diosa Madre  porque ha sido demostrado a través del tiempo que  no solo en una, sino en varias culturas  hace presencia en el pensamiento del hombre. Desde los inicios del planeta se le da la adoración, parece como si la madre hubiese sido la primera imagen de vida para la humanidad, tomándola desde mi punto de vista como la que da vida a todo el universo. Es asombroso como avanza esta figura hasta el siglo actual y la importancia que prevalece  el significado de  lo maternal.

INTRODUCCION

En esta monografía se tratará de un tema relacionado con la diosa madre, donde quiera que se encuentre, es una imagen que inspira una percepción del universo como todo orgánico, sagrado y vivo, de la que ella es el núcleo; es una imagen de la que forman parte, como «sus hijos», la humanidad, la tierra y toda forma de vida terrestre. Todo está entrelazado en una red cósmica que vincula entre sí todos los órdenes de la vida manifiesta y no manifiesta, porque todos ellos participan de la santidad de la fuente original.

 Sin embargo, resulta evidente que en la época en que vivimos el mito de la diosa es un tanto difícil de encontrar. En la versión católica del cristianismo, María, «la virgen», «reina del cielo», se reviste, desde luego, de todas las antiguas imágenes de la diosa. Exceptuando una: no es «reina de la tierra», y esto es significativo. La tierra solía tener una diosa que podía considerar propia, por decirlo de alguna manera: la tierra y la creación entera se componían de la misma sustancia que la diosa. La tierra era su manifestación; el carácter divino era inmanente a la creación. Nuestra imagen mítica de la tierra ha perdido esta dimensión.

CAPITULO I

“MITO”

No hay un concepto único de mito que englobe todos los diferentes alcances, funciones y aplicaciones de la palabra. Es posible entonces dar cuenta de este concepto siguiendo diversas perspectivas de estudio, pertenecientes a disciplinas también distintas. A continuación, se presentan algunas opiniones de expertos que señalan elementos dignos de ser tomados en cuenta para nuestro trabajo.  

   

Roland Barthes concibe el mito como un habla, y afirma que “todo lo que justifique un discurso puede ser mito”.1 El mito es, pues, una entidad traspasada por el discurso, un fenómeno oral que se maneja según códigos específicos. Barthes opina asimismo que prácticamente todo lo que se puede conocer tiene la posibilidad de convertirse en mito, dada la capacidad sugestiva con que el universo opera, de tal modo que, como lo dice él: “Cada objeto del mundo puede pasar de una existencia cerrada, muda, a un estado oral, abierto a la apropiación de la sociedad, pues ninguna ley, natural o no, impide hablar de las cosas”.2  

 

El mito se convierte entonces en una entidad comunicativa oral, sujeta a la opinión pública, con la posibilidad de modificarse, de trascender lo dicho, de inventar, de murmurar, de manejar verdades a medias o ideas preconcebidas sobre sucesos y personajes.  

 

Por su parte, Helena Beristáin opina que el mito es un cuento en el que no se manifiesta la realidad, es decir, una ficción literaria que como tal sigue sus propias leyes, usa un lenguaje específico y en esa medida también figuras predominantes como la metáfora y la alegoría. Al igual que Beristáin, Dagoberto Runes habla también del mito como una ficción, pero una ficción “presentada como verdad histórica”,3 una categoría discursiva en la que los hechos que se describen no tienen necesariamente un sustento real. Runes dice que el mito suele tener falsedad, aunque se presente como verdad,  y coincide con Beristáin en la vertiente popular y tradicional con que se asocia.  

 

Mircea Eliade coincide con los dos anteriores críticos al considerar al mito como una ficción, como una ilusión de lo sucedido. Es decir, el mito es incapaz de expresar “lo que ha sucedido realmente”, o “lo que se ha manifestado plenamente”.4 R. Barthes opina además que el mito tiende a deformar acontecimientos, sin que necesariamente esto implique un ocultamiento de los mismos. Gadamer afirma que el mito tiene un atractivo especial para los receptores de los acontecimientos narrados, los cuales se convierten en “arrebatados oyentes” porque participan, según Gadamer, “en un mundo íntegro”5 creado por un narrador que los introduce en los propios sucesos, creando así la ilusión de realidad. 

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