La Patagonia Rebelde
Briisaaaa10 de Julio de 2014
905 Palabras (4 Páginas)471 Visitas
Uno de los capítulos de la primera presidencia de Yrigoyen que no se puede pasar por alto, fueron los sucesos de la Patagonia, cuya explicación plena no fue ni es fácil a causa de los intereses que estuvieron en juego y que presionaron desde la gran prensa y en las esferas del gobierno quizá sin conciencia de sus consecuencias finales.
En 1920, en plena postguerra, el precio de la lana argentina, como la de todo el mundo, comenzó a caer en grandes proporciones, de $9,74 a $3,08, ubicándose en los niveles normales de tiempos no bélicos. Este proceso, producto de la caída de la demanda mundial, provocó grandes crisis para los estancieros latifundistas que usufructuaban el suelo patagónico a través de la cría de ganado lanar.
Esos mismos estancieros de elite, quienes anotaban a sus hijos en Chile, por la cercanía, o utilizaban el idioma ingles en sus estancias, e inclusive izaban la bandera británica; pidieron ayuda a Don Hipólito Yrigoyen porque sus negocios no se mantenían en los niveles de antes.
Y pese a sus grandes aunque mermadas ganancias, obligaban a los peones a trabajar con 18° bajo cero arriando majadas. Los esquiladores terminaban jornadas de 16 horas con los brazos agarrotados, mientras que los obreros trabajaban 12 horas por día 27 días al mes.
Esta insostenible e inhumana situación culminó en una serie de actos de tendencia anarquista, prohibidos por el gobernador interino de Santa Cruz; un comisario inspector de nombre Falcón.
La situación de los arrieros, ovejeros, peones de las estancias patagónicas era penosa y ajena a todo amparo; se trabajaban de 12 a 15 horas diarias y los salarios eran ínfimos, y muchas veces pagados en documentos o en moneda extranjera con fuerte deterioro al hacerlos efectivos. Los obreros exigían a través de un pliego condiciones como que en habitaciones de 16 m² no durmiesen más de tres hombres; que los patrones entregaran un paquete de velas por obrero mensualmente (la noche se extiende por 14 horas, y los obreros debían pagar 80 centavos en las estancias paquetes de velas que valían sólo 5 centavos); que el día sábado no fuese laborable; que la comida fuese digna; y que los botiquines para curar sus sarnas y erupciones tuvieran instrucciones en castellano, pues la mayoría se encontraba en inglés, entre otras cosas. El pliego fue rechazado por la Sociedad Rural, inclusive uno posterior con menores condiciones.
Las autoridades locales respondían a las órdenes y deseos de los grandes latifundistas y dependían de ellos más que del gobierno nacional mismo. Había que acudir a la autodefensa y así lo hicieron los trabajadores de aquellos territorios. En Río Gallegos se fundó hacia 1918 una Sociedad obrera de oficios varios, que logró instalar una pequeña imprenta y una escuela y publicó el periódico 1° de Mayo. Desde Río Gallegos fueron enviados delegados al campo, las estancias y se comenzó a difundir literatura laboral para alentar la organización del trabajo. Más de una vez fue clausurada la Sociedad y encarcelados sus miembros y dirigentes. En septiembre de 1920 la Sociedad proyectó un mitin para el 1° de octubre a fin de recordar la vida y la obra de Francisco Ferrer, ejecutado en Barcelona en 1909, apasionado propulsor de la educación. La policía prohibió el acto cuando ya estaban hechos los preparativos y, entonces, como acto de protesta, se declaró una huelga general por 48 horas; fue detenido el secretario de la Sociedad y clausurado el local de la misma, hasta que el juez letrado revocó la decisión y dio autorización para celebrar los actos proyectados, con lo cual se dio por terminada la huelga el 2 de octubre.
Para contrarrestar la influencia creciente de la Sociedad obrera de Río Gallegos, se formó una Liga de grandes comerciantes y latifundistas, la cual, con la Sociedad rural, inició una ofensiva contra la
...