La Revolución Francesa - Resumen.

La Revolucion Francesa

El proceso revolucionario, iniciado en Inglaterra, se propago al continente americano y también a Francia.

La nobleza gozaba de una serie de privilegios que se manifestaban en honores, exenciones fiscales y prerrogativas judiciales, a la vez que casi monopolizaba los altos cargos del gobierno, de la administración, de las armas y hasta del clero. La monarquía interesada en disminuir el poder de esa nobleza, fue confiriendo títulos nobiliarios a funcionarios cercanos, provenientes del Tercer Estado, generando una nobleza de toga, que pese a querer imitarla se fue diferenciando de ella.

Se conocía como integrantes del Tercer Estado a aquellos ciudadanos franceses, privados de privilegios y que no pertenecían a la nobleza ni al clero, aunque tampoco eran campesinos. Se les llamo “los del común” o “comunes”.

Los burgueses no conformaban una clase sino un amplio espectro de ciudadanos de diversas profesiones e intereses cuyo mayor empeño no consistió en combatir la nobleza, sino en acceder a ella, emparentándose  con sus integrantes e imitando sus gustos, costumbres, gustos y privilegios, mientras se preocupaban por enriquecerse. Entre ellos aparecieron hombres nuevos, ambiciosos y deseosos de cambiar el mundo, que encontraron un camino favorable en la masonería y en la revolución.

Fue en el seno de la nobleza corrompida, humillada y asustada por la sucesiva merma de sus privilegios, especialmente en el campo de las armas, donde se gestó la revolución. La nobleza se fue aburguesando para salvar su posición social y política, mientras que los burgueses se ennoblecían.

Francia atravesaba dificultades impositivas acentuadas con los gastos de la guerra y una racha de malas cosechas. Para legalizar la recaudación de dinero una asamblea de notables aconsejo al rey la convocatoria a los Estados Generales.

La atmosfera de malestar general generada por la escasez de alimentos fue la mecha aprovechada por grupos revolucionarios sediciosos que cuestionaban la monarquía de origen divino, a la que pretendían reemplazar por una monarquía constitucional. La crisis económica se convirtió en una crisis política. Los activistas distribuían folletos que atacaban al rey, a la nobleza y al clero. Muchos adoptaron el modelo americano que difundieron en parís, Franklin y Lafayette.

Luis XVI encomendó a varios ministros buscar un camino para corregir la situación. Cuando estos intentaron una reforma impositiva igualitaria debieron enfrentar la oposición de la nobleza parasitaria, que creyó diluir los cambios con la convocatoria a los Estados Generales. Luis accedió a llamar a los Estados Generales

Los estados generales se inauguraron en 1789 en una atmosfera de desorden general y de ansiedad popular. El primer tema que se planteo fue si la votación se realizaría por estado o por cabeza y al no lograrse una definición favorable, los representantes de los comunes se juramentaron, en la cancha de juego de pelota a permanecer auto convocados en una Asamblea Nacional, soberana, con plenos poderes legislativos hasta dictar una constitución para Francia. A medida que pasaba el tiempo cada vez más nobles e integrantes del clero se les unieron.

Luis XVI se encontró presionado y el 9 de julio legitimo la Asamblea Nacional Constituyente. Habia nacido la nación francesa. A partir de entonces, el monarca, pasaba a ser Rey de los Franceses en vez de Rey de Francia y Navarra.

La despedida de Necker como ministro y una concentración de tropas en Paris, le permitieron a los revolucionarios movilizar a la población de Paris. La capital se convirtió en una ciudad descontrolada, plagada de asaltos y motines. Los más excitados fueron incitados a buscar armas y se dirigieron a un importante depósito como era La Bastilla, cuya toma, se convirtió en un mito revolucionario.

La caída de la Bastilla provoco una oleada de pánico, muchos campesinos se pusieron a saldar viejas cuentas, a quemar castillos y a destruir archivos solariegos, en los que estaban anotados sus obligaciones y sus pagos

La llama revolucionaria se propagaba a las provincias; en Paris se formó una milicia de ciudadanos, la Guardia Nacional, vestida de azul, rojo y blanco.

Muchos nobles comenzaron a emigrar hacia Suiza, Flandes o a los estados alemanes fronterizos

En parís los más entusiastas, aprovechando la atmosfera de miedo y disturbios, lograron que la Asamblea Nacional aprobase medidas revolucionarias destinadas a abolir los restos del sistema feudal, todos los privilegios de la nobleza y del clero. Condeno definitivamente el Antiguo Régimen. La promulgación de los derechos del hombre y del ciudadano que garantizaba las libertades de propiedad, de comercio, de expresión, de conciencia, de religión, de pensamiento convertidas en “ La Carta Magna de todos los liberales”

El poder se disputaba entre los burgueses moderados y los activistas propulsores de la soberanía general y la democracia directa que buscaban consolidar su poder sobre las masas parisinas. Estos denunciaron un complot revolucionario y obligaron al Rey y a su familia a trasladarse a Paris y a firmar estos decretos de la Constituyente.

En 1789, se pretendió solucionar las dificultades económicas del nuevo régimen con la venta de los bienes de la iglesia, operación que fortaleció el poder de los grupos burgueses, consolidando la revolución.

Los constituyentes suprimieron por ley los votos de los religiosos y al año siguiente abrieron las órdenes monásticas. Un comité redacto una constitución civil del clero, que fue aprobada y que convertía al clero en funcionarios del estado francés, suprimiéndose toda intervención papal. Un decreto ordenaba a los párrocos a leer y comentar estos decretos de la Asamblea Nacional en sus sermones y homilías y luego se dispuso que todos los obispos y curas que no jurasen esta constitución civil perdían sus funciones y pagas. Luis XVI termino firmándola. El papa condeno la Constitución Civil del Clero, suspendió a los eclesiásticos juramentados y declaro invalidas las nuevas elecciones y tomas de posesión.

El gobierno de parís decidió que todas las iglesias y templos de cualquier religión que existen en Paris, se cerraran.

Se suprimieron las congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza y a la caridas. La enseñanza y la asistencia debían ser estatales y laicas. Los bienes de los colegios, de las universidades y de los hospitales se pusieron en venta. Se prohibió el habito religioso. Se expulsó de Francia a los sacerdotes refractarios. El matrimonio se estableció como un contrato civil y el divorcio como un derecho a la libertad.

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