La Tecampana De Teloloapan, Guerrero
12DPR0167I17 de Agosto de 2012
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Al norte de la Ciudad de Teloloapan y el poniente de la colonia mexicapan, existe una pequeña elevación cubierta de enormes piedras que lleva el nombre de la “TECAMPANA”; lugar atractivo que es visitado por turistas y gente de la localidad. Una enorme peña, al ser golpeada, emite un gran sonido semejante al de grandes campanas, pregonando la felicidad y el amor de dos príncipes indigenas que, por haberse amado, fueron maldecidos y convertidos en piedra que canta, según la siguiente leyenda Azteca.
A la muerte del Rey Azteca Ahuitzol, que fue muy cruel, tenía que sucederlo en el trono su hijo el príncipe Tecampa a quien lo llamaban Cuali; según los reglamentos, para poder llegar a ser emperador, Tecampa tenía que emprender la Guerra Florida y llevarlo que más se pudiera de prisioneros para ofrecerlos a sus dioses.
Al toque de los teponaxtles emprendió su camino rumbo al sur de la capital azteca porque su meta era llegar a conquistar un pequeño reinado ubicado en el lugar llamado “Mexicapan” e incorporarlo al imperio Azteca; para esto, Tecampa vendió a los pequeños pueblos de Alahuixtlán, Ixtlahuacatengo, Otzumba, Alpizafia e Ixcapaneca, logrando hacer bastantes prisioneros y así se lanza a Mexicapan; el jefe de mexicapan llamado Texol, quién deseaba siempre vivir en paz junto con su hija Na, bella princesita de quince años que amaba mucho a su padre y era fiel al patriotismo de su raza, se apresura a alentar las trincheras de sus súbditos a vencer o a morir en la pelea.
Así se inicia esta querra que con macanas y escudos de los dos bandos defienden cuerpo a cuerpo, pero en el campo de batalla caian unos y otros guerreros que no cedian a la derrota, pasando así dia tras día sin que hubiera vencedor. El viejo Texol, con su habilidad, hace cientos de bajas y el príncipe Tecampa igualmente derrama sangre en los campos de Mexicapan.
Después de casi un mes el pueblo no es vencido pero el invasor se apodera de las fuentes de agua de Xuxitla, Texcalatla y Tecaltitlán, manantiales que surtían a los lugareños que, en estos momentos, morian de ser. Habia que reconquistar los manantiales, aunque fuera a costa de sus vidas.
La princesa Na, que siempre estaba al lado de su padre, de dice: “La vida de tus guerreros es más necesaria que la mía, yo voy por el agua para ti, para tu pueblo y para tus guerrero, ordena que me acompañen las doncellas que quieran sacrificarse conmigo”. Varios oficiales que se dieron cuenta de la valentia y decisión de la princesa Na, se ofrecieron a acompañarla, pero el rey Texol de Mexicapan, después de haber meditado la propuesta, manifestó a sus generales que “era más valiosa la vida de un guerrero en estos momentos que la de su hija” a la que estrechó en sus brazos y le dijo “ve por el agua y que Tláloc te salve”.
Al otro dia muy temprano la princesa Na con sus doncellas se dirigieron a la pila de Xuxitla y allí fió a un joven guerrero, fuerte, que contemplaba el infinito y al que le preguntó la princesa Na
- “Señor, ¿tú eres rey de los Aztecas?”
- Sí, ¿qué quieres bella flor?
- Deseo que a cambio de mi vida y la de estas doncellas nos des agua para mis compatriotas que se mueren de sed, yo sé que tú eres bueno, pues mi corazón me lo dice
En ese momento el rey Tecampa siente gran amor por la bella Na y le pregunta su nombre. Enseguida le dice:
- Toma el agua que quieras y si algo vale para ti mi amor, mañana cuando salga el sol te espero en aquella elevación, no para ofrecerte agua, sino mi corazón y mi sangre.
Na suspiró y le dijo
- Gracias por tu bondad, llevaré el agua y mañana estaré en el lugar indicado.
Al dia siguiente, después de haberlo pensado mucho, se decide a ir a la cita donde el rey la esperaba ansioso. Al verla,
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