La Visita De Peña Nieto A Cuba ¿restablecimiento De Una Relación Bilateral?

Desde hace un par de décadas, las relaciones México-Cuba han sufrido un alejamiento político-diplomático. Esto se debe a que las prioridades de México cambiaron una vez firmada la asociación con Estados Unidos. Esta asociación rompe con medio siglo de un llamado “acuerdo tácito de no intervención”, establecido entre México y Cuba desde la década de los sesenta. El fin de la hegemonía priista por 70 años llega cuando las condiciones de liberalización política dan lugar a la tan ansiada “alternancia en el gobierno federal”. Esta tendencia se fue construyendo de la periferia al centro, donde ya algunos estados de la República eran gobernados por partidos de oposición como el PAN o en la Ciudad de México, el PRD. Pero lo relevante de para la relación bilateral fue la “traslación hacia el norte” que México vive; donde sus intereses económicos centran la agenda de sus relaciones internacionales. El pragmatismo económico en la política exterior de México data de la década de los ochenta, donde conforme a la tendencia mundial se iban implementando políticas neoliberales, de achicamiento de la actividad estatal y la proliferación de los intereses económico-comerciales. Ahí la política exterior de México, que había buscado demostrar o mantener una política “independiente” o soberana con respecto a Estados Unidos concluye con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Donde México y Estados Unidos pasan de una “vecindad distante” a una asociación de intereses comerciales. La interdependencia compleja (Keohane & NYE, ) entre las dos naciones queda de manifiesto cuando durante la crisis del “efecto tequila” de 1995 hace que el gobierno de Clinton aprobara un rescate financiero millonario para paliar los efectos de la crisis en Estados Unidos y así evitar mermar las inversiones en México.

El paréntesis que significó los dos sexenios de gobierno del PAN (2000-2012) dan cuenta de que la relación con Cuba no es más prioritaria, es más, pasa a un plano en donde ninguna de las dos naciones se reconocen. Los representantes del Estado mexicano y cubano, no encuentran más los lazos que los unían, al contrario, el referente revolucionario evidentemente no encuentra eco en las administraciones del partido conservador. Los eventos que denotan este alejamiento datan no sólo del gobierno de Fox o de Calderón, sino que se inician con algunas señales del último gobierno del PRI a cargo de Ernesto Zedillo. Cuando los derechos humanos comienzan a tomar fuerza dentro del discurso mexicano frente al exterior, ya sea por presión o convicción o una combinación de ambos.

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