La dependencia económica de Bolivia

La dependencia económica de Bolivia

Tres destacados analistas y escritores bolivianos han coincidido a plenitud y en forma independiente uno del otro, en que Bolivia ha adquirido en los últimos años una casi total dependencia económica en relación con países imperialistas. Las conclusiones lógicas de esos investigadores subrayan en general que el país está retrocediendo en su independencia económica (y también política) a niveles tan o más graves que antes de 1952.

Confirmando esa apreciación, el ex presidente del Banco Central, Juan Antonio Morales, sostuvo en un matutino local (8-II-13) que “Bolivia depende más que nunca del contexto externo a pesar del discurso nacionalista”. Agrega esa autoridad que “Hidrocarburos y minerales hacen el 82% de nuestras exportaciones; si a eso se añade soya, somos exportadores de un 90% de materias primas”.

Según otra afirmación del escritor Luis Antezana Ergueta la economía boliviana está movilizada por la alta cotización de los minerales y soya en el mercado internacional, por las remesas de los bolivianos desde el exterior, el contrabando y el narcotráfico, cuatro aspectos que permiten al Estado hacer gastos dispendiosos y faraónicos que permiten a la población a disponer de dinero como en ninguna otra oportunidad. Por esos aspectos -dice- “el país se vuelve dependiente y adquiere la condición de colonia” pese a prédicas en contrario (EL DIARIO, 6-II-13).

Otro economista, Armando Alvarez, señaló en el mismo sentido que “por lo menos el 90% de los ingresos logrados por el país corresponde a productos cuyos precios son determinados en los mercados internacionales de materias primas, que no son controlables por el país” (EL DIARIO, 11-II-13). Agrega que “depender esencialmente de los altos precios es una apuesta riesgosa” y que lamentablemente no se está aprovechando esa “saludable situación”.

En efecto, es de fácil observación que la economía nacional ya no se mueve por factores productivos internos, sino se moviliza por causales externas accidentales, lo cual origina únicamente una bonanza eventual y de ninguna manera un progreso sólido y sostenido.

De otro lado, se advierte que mientras el Estado hace anuncios de palabra de combatir la dependencia colonial, en los hechos sucede todo lo contrario, vale decir que Bolivia resulta más colonizada que en otras oportunidades. En efecto, en la gestión de 2012 las exportaciones del país en minerales e hidrocarburos representaron el 82% del total exportado, mientras la exportación de productos no tradicionales llegó al 18%, con el agravante de que las exportaciones de ambos grupos crecieron únicamente en valor y apenas lo hicieron o no lo hicieron en volumen.

Esos antecedentes preocupan al pueblo boliviano.

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