La evolución de la poiesis de Homero a Aristóteles

La evolución de la poiesis de Homero a Aristóteles.

“El destello de los himnos de alabanza

vuela como la abeja de un asunto a otro”

-Píndaro

¿De dónde viene la inspiración poética? ¿En dónde se encuentra la facultad creadora?

¿Es una fuerza que llega desde un agente externo? ¿Es algo que existe dentro de cada persona? ¿Es acaso un don? ¿Una iluminación? ¿Una técnica? ¿Qué se necesita para ser poeta? ¿Quién lo determina? ¿Por qué? ¿Son acaso los poetas seres divinos? ¿Simples mortales con talento? ¿Con práctica? ¿Con técnica? ¿Con el alma llena de una materia desconocida para el resto?

I. Introducción

La palabra ποιησις aparece por primera vez en un texto del prosista jónico Herodoto, con la significación de “fabricación”, “confección”, sin embargo no se refiere únicamente a los componentes sino más bien al cómo ha sido fabricado, y la forma en que cada uno de sus componentes interviene. Ποιησις no debe ser considerado sino como el proceso, el desarrollo de una acción que terminará un un objeto determinado, en el caso del siguiente trabajo: el poema.

Si existe un denominador común en las opiniones de los griegos sobre poesía, es la idea de que la inspiración poética es producto de un don superior que trasciende y posee a los humanos. En la sofistica ocurre un breve paréntesis para esta concepción: ya que la este movimiento, centrado en la búsqueda de “la verdad” y la medida del hombre, racionaliza la poesía, dejando a un lado la concepción del artista como “poseso” y se centra en el metro, ritmo, figuras retóricas y la estructura en general, en la que se expresa la inspiración poética. Reemplaza lo sobrenatural con reglas establecidas que distinguen el habla cotidiana del lenguaje poético

II. Homero, Hesíodo y la inspiración de las musas

Tanto en Homero como Hesíodo piensan que el arte poética es influencia de las Musas. El aedo se distingue entre el resto de los seres mortales, producto de la relación especial con la divinidad, quien se comunica con él a través de las Musas. La αοιδη es un don que ha sido otorgado al aedo por las Musas, y de la misma manera pueden ellas mismas retirarlo.

Las Musas, debido a su estirpe descendiente de Mnemosine, diosa de la memoria, son conocedoras de todo lo ocurrido, y por tanto, la poesía no se ve como una simple creación producto de la ocurrencia de un mortal, sino como la manera en que los dioses revelaban a los mortales el pasado. En efecto, se puede observar que las invocaciones a las Musas al inicio de los poemas no son simples figuras retóricas, sino que representan una petición a Las Musas con el fin de obtener la inspiración con la información necesaria para comunicar el mensaje, ya que ellas obtienen el conocimiento vía ocular, siendo seguro lo que ellas conocen, diferenciándose de los mortales que dependen de la tradición oral y por esa razón nada tienen seguro.

Existen grandes diferencias en la concepción que Homero y Hesíodo tienen respecto a su condición de poetas.

Homero, aunque se siente superior al vulgo, no se considera a sí mismo como un sacerdote o adivino, sino que se considera exclusivamente, un “artesano” de utilidad pública. En Homero se ve presente la teoría de que la revelación de carácter divino va ligado a alguna deficiencia física a manera de compensación, en el caso de Homero, la ceguera, así como Demódoco “a quien la Musa que lo amaba (…) al privarle la vista le había concedido la facultad de cantar melodiosamente”

Ejemplo 1, Homero.

Decidme ahora, Musas, dueñas de olímpicas moradas

pues vosotras sois diosas, estáis presentes y sabéis todo,

mientras que nosotros sólo oímos la fama y no sabemos nada,

quiénes eran los príncipes y los caudillos de los dánaos .

Ejemplo 2, Homero.

¡Salve, oh diosa, soberana de Salamina, la de las lindas casas, y de Chipre, la isla espaciosa del vasto mar! ¡Inspírame un cántico que seduzca a quienes lo oigan y yo me acordaré de ti en nuevas canciones!

Ejemplo 1 de Hesíodo.

Así dijeron las hijas bienhabladas del poderoso Zeus. Y me dieron un cetro después de cortar una admirable rama de florido laurel. Infundieronme voz divina para celebrar el futuro y el pasado y me encargaron alabar con himnos la estirpe de los felices sempiternos y cantarles siempre a ellas mismas al principio y al final

Hesíodo por otra parte SÍ cree que su función social es comparable a la de un maestro o sacerdote. En el Ejemplo 1de Hesíodo, es explícito el papel que él considera tener como aedo, recibiendo de las musas la consagración (a través de la rama de laurel) y el conocimiento teológico dándole un carácter de enseñanza mística a su inspiración poética, creyéndose portador de una verdad trascendente, retratándose así como un médium entre la divinidad y los mortales.

III. Píndaro y Demócrito.

Otro ejemplo de poeta consciente de la condición propia de poeta puede verse en Píndaro, para quien la poesía deja de ser un simple vehículo transmisor de conocimientos y lo ve como una manía poseedora, precediendo a Platón en la teoría del poeta “furioso”

Ejemplo 1, Píndaro:

“es ciega la mente del hombre que sin las Heliconíadas rastrea el profundo camino de la sofía”

Píndaro se siente receptor de las Musas, quienes le confieren una elocuencia divina, la sofía a la que hace referencia Píndaro, no es cualquier sabiduría, sino aquella que se presenta como una revelación divina, inaccesible al resto de los mortales, otorgada a un grupo selecto por los dioses.

Para Demócrito, el poeta tenía que estar en un estado de especial intensidad anímica, por lo que hacía una especial distinción de los poetas que se encontraban en su sano juicio considerándoles extraños en su especie. Demócrito partía de las alteraciones en los “átomos ígneos” del alma como la raíz de las alteraciones psíquicas en los poetas, quienes se encuentran en una especie de “trance creador”, gracias a que la proporción de estos átomos confieren a los creadores una sensibilidad especial. Los dioses concederían un soplo sagrado que la sensible

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