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La guerra fría como una disputa ideológica, representaba un conflicto global entre los partidarios del capitalismo (y la democracia burguesa)


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2015  •  Reseñas  •  467 Palabras (2 Páginas)  •  220 Visitas

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La guerra fría como una disputa ideológica, representaba un conflicto global entre los partidarios del capitalismo (y la democracia burguesa) y las adherentes del comunismo (y el concepto leninista de la democracia centralista). Esta versión de la guerra fría data de 1918 (la revolución bolchevique se dio en octubre de 1917). Según esta perspectiva ideológica los conflictos internacionales se dieron porque las desfuerzas buscaban controlar los mismos países y la resolución de la competencia ideológica se creía posible sólo con la derrota de uno de los competidores. En la era nuclear una resolución clara parecía ser imposible y el conflicto evolucionó hacia los conflictos de baja intensidad.

Varios analistas en América Latina ven los conflictos nacionales y regionales como resultado de la competencia ideológica de la guerra fría.

Cuando el 24 de marzo de 1976 los militares argentinos encabezados por Jorge Rafael Videla decidieron dar el golpe de Estado y tomar el poder, la Guerra Fría se encontraba en su fase conocida como la détente. John F. Kennedy usó esta palabra para describir la distensión en las relaciones con la Unión Soviética. La détente no ha sido sólo la consecuencia de un diseño intelectual. Desde 1969, año en que Nixon asumió al poder, Estados Unidos buscaba salir de Vietnam, la Unión Soviética acababa de lograr la paridad estratégica en el balance nuclear, y la economía se encontraba en serias dificultades. La flexibilidad de la détente, entonces, reflejó también la incapacidad de mantener la postura rígida propia de los primeros años de la Guerra Fría.  El golpe de 1976 llegó en la etapa en que la détente se encontraba ya en su fase defensiva. Aún así, el entonces embajador de Estados Unidos en la Argentina, primero se congratuló por la llegada de los militares al poder, y sólo después se preocupó por los abusos masivos contra los derechos humanos. Un año después, la administración de Carter impuso un embargo a la ayuda militar a la Argentina, que pasó a ser un blanco de sus críticas. Estas medidas, sin embargo, no tuvieron un impacto significativo ni sobre la continuidad del Proceso, ni sobre el afán de los militares de exportar un modelo exitoso de lucha contra la “subversión” en América Latina y emprender la cruzada anticomunista en América Central. Pero, irónicamente, si la détente había proporcionado condiciones favorables para el ascenso de los militares al poder, la dura retórica y las prácticas a menudo escandalosas de la lucha contra el “imperio del mal” tuvieron el impacto contrario. Con la desición de Washington de terminar con la apuesta riesgosa de apoyar los golpes, que, como en el caso de la Guerra de Malvinas, podrían terminar generando sorpresas desagradables, se creó un contexto desfavorable al no facilitar la creación de condiciones que podrían llevar a la trágica repetición de la historia.          

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