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La moneda en España


Enviado por   •  13 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  1.965 Palabras (8 Páginas)  •  113 Visitas

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LA MONEDA EN ESPAÑA

El oro y  la plata satisfacían las necesidades de un sistema monetario mejor que cualquier otro artículo. Pero eran metales preciosos, limitados y con altos costes de extracción. Así que comenzaron a hacerse aleaciones con otros metales, como el cobre, cuya aleación con plata recibirá el nombre de vellón. Entre países se utilizaba exclusivamente la moneda de oro o plata, al igual que dentro de un mismo reino o territorio pero solo en cantidades importantes. Las monedas de vellón dominaban las transacciones menudas, habituales entre la población.

Existían dos tipos básicos de moneda: la de metal precioso (se aceptaban por su valor intrínseco) y las de vellón (se cambiaban con las otras en la medida en que la cantidad circulante no fuera excesiva). Con los comienzos del capitalismo, comenzaron a utilizarse las letras de cambio, medios de pago no monetarios. Para evitar riesgos en las grandes transacciones mercantiles.

INTRODUCCIÓN

 Durante la alta edad media apenas hubo circulación monetaria. La evolución hacia una economía de carácter comercial permitió el desarrollo de los intercambios.

Durante los siglos VIII y IX la circulación monetaria fue escasa. Los reyes asturleoneses no hicieron acuñaciones propias y en los condados catalanes se adoptó el sistema monetario Carolingio. A partir del siglo XI, el desarrollo económico que se produjo en los reinos cristianos peninsulares, al igual que ocurrió en toda Europa, permitió un incremento de las actividades comerciales y la utilización de la moneda como medio de pago comenzó a ser frecuente. Además, la sustitución del califato de Córdoba en 1031 por los reinos de taifas facilitó a los reinos cristianos un sistema de explotación financiera basado en las parias, tributos que pagaban los musulmanes en moneda de oro (dinares o metcales) y de plata (dirhemes). A partir de este momento todos los príncipes hispano cristianos comenzaron a acuñar moneda propia.

CASTILLA

En Castilla y León el sistema monetario utilizado se inspiró en el de al-Andalus. Alfonso VI fue el primer rey que acuño moneda propia. Este monarca fundó una ceca o casa de la moneda, donde se acuñaba moneda regis o denarios regis. Pero lo normal era imitar a la moneda musulmana, de forma que circularon también los dirhemes de plata. Algunos grandes señores obtuvieron por privilegio del rey en 1107 el derecho de acuñación.

A partir de la cuarta década del siglo XII el papel del oro almorávide fue decisivo: el dinar almorávide fue la base del sistema monetario cristiano. Fue Alfonso VIII quien acuñó la primera moneda de oro autóctona castellana, el maravedí de oro. Continuó la acuñación de dineros de vellón, lo cual facilitó la utilización de la moneda por un mayor número de individuos.

Durante el siglo XIII, el maravedí de oro dejó de acuñarse y fue Fernando III el Santo el que emitió una nueva moneda de oro, la dobla o castellano. Esta moneda se acuñó abundantemente durante los siglos XIV y XV con una calidad excelente. Desde el siglo XIII los intercambios menores se realizaron con moneda de vellón o con monedas acuñadas en plata. Con este último:

-Alfonso VIII acuñó pepiones y Fernando III  `dineros burgaleses´.

-Alfonso X el Sabio acuñó en plata el `maravedí blanco´ y en vellón los llamados `dineros prietos´.

-Pedro I acuñó el real y Enrique III emitió la `blanca´. Durante los siglos XIII y XIV no hubo escasez de metales preciosos, aunque ello no impidió una inestabilidad monetaria. Desde 1350 hasta los Reyes Católicos, el sistema monetario en la Corona de Castilla se basó en las doblas (oro), reales (plata) y diversas monedas de vellón.

NAVARRA Y CATALUÑA

Se adoptó el sistema carolingio basado en el monometalismo de la plata. Durante los siglos XI y XII la unidad de cuenta fue el `sueldo´, mientras que se usó como moneda efectiva el denario o dinero. El oro se acuñó esporádicamente en Barcelona, recibiendo el nombre de `mancus´. Fue Jaime I el Conquistador quien acuñó en plata el `denario grossos´ o `Grossa´. Inspirado en esta moneda, Pedro III acuñó un nuevo dinero con una cruz como marca característica, y que se conocía como el `croat´. Fue el símbolo monetario de un período de brillantez económica, pero pronto fue necesario introducir el oro. Por ello, Pedro IV cambió al patrón oro y acuñó el `florín de oros´. La crisis de la segunda mitad del siglo XIV provocó numerosas devaluaciones de dicha moneda, por lo que la burguesía catalana volvió a recuperar su confianza en el croat.

 En el siglo XV,  lo más característico fue la fuga de moneda de oro y plata al extranjero. Con los Reyes Católicos se inició la homogeneización del sistema monetario peninsular, a partir del modelo aportado por la economía mas fuerte: la de la Corona de Castilla. Cada uno de los reinos no castellanos continuó teniendo sus monedas. Pero en 1497 el patrón básico del sistema se fijó en torno al `excelente´ (de oro y llamado ducado desde 1504), el real (plata) y la blanca (vellón). El maravedí establecía la relación entre los diferentes tipos de monedas. En 1535 se introdujo una nueva moneda. Dicha moneda fue el `escudo´ o `corona´, con lo que el ducado dejó de acuñarse y se convirtió en moneda de cuenta. Los Reyes Católicos fijaron un límite máximo a la cantidad de vellón circulante, con lo que establecieron un sistema estable, que funcionó durante todo el siglo XVI.

A medida que avanza el siglo XVI, la plata, fue imponiéndose mientras que el oro redujo su circulación. Desde mediados del siglo XVI, la situación monetaria de Castilla se caracterizó por una inflación importante: la plata americana se dispersó rápidamente por toda Europa.

Entre las causas de este proceso destacaban las siguientes:

La abundancia de metal en Castilla incidía en que el valor de la plata fuese muy inferior al resto de Europa, por lo que aquí los precios eran muy superiores (favorecía las importaciones y dificultaba las exportaciones).

La propia infravaloración del metal en España respecto del extranjero, favorecía directamente su salida hacia otros países.

Las licencias de exportación que la Corona concedió a los prestamistas extranjeros, de quienes dependía financieramente, y la enorme salida de  remesas monetarias para financiar la política internacional y los continuos enfrentamientos bélicos. (Bancarrotas oficiales fueron frecuentes).

En el siglo XVII se agravó la situación. Al conocido como `siglo de la plata´ siguió una reducción de su cantidad y la consiguiente carestía de la misma. Las necesidades dinerarias llevaron a la Corona a abusar de las acuñaciones de vellón. Fue `la era del cobre´.  Lógicamente, el `premio´de la plata aumentó, pero este metal precioso seguía huyendo, puesto que la paridad oro-plata seguía siendo más alta que la francesa o inglesa. Esta situación de penuria y desorden monetario duró hasta la década de 1680.

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