La princesa Talía
mauito1501Ensayo24 de Febrero de 2013
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Hay una versión en napolitano de 1636, escrita por Giambattista Basile con el título Sol, Luna y Talía; forma parte de una colección de cuentos titulada Pentamerone.1 La historia es como sigue:
La princesa Talía corre el riesgo de pincharse con una astilla envenenada oculta entre lino, según advierten sabios y astrólogos. El rey decide prohibir la entrada de lino a palacio y esto evita que la princesa sufra ningún percance hasta que, siendo adolescente, encuentra una rueca para hilar lino y se clava una astilla bajo la uña, cayendo muerta.
El rey, afligido por la pérdida e incapaz de enterrarla, deposita el cadáver de su hija sobre una tela de terciopelo, cierra el palacio y lo abandona. Un noble que suele cazar en el bosque sigue a su halcón, que le lleva al palacio abandonado, donde halla a la princesa. Enseguida queda prendado por su belleza y, no contento con besarla, tras intentar despertarla, mantiene relaciones sexuales con ella.
Nueve meses después la princesa Talía, aún durmiente, da a luz a dos gemelos, un niño y una niña cuyos nombres son Sol y Luna. Los niños son cuidados por las hadas, que acompañan a la princesa mientras duerme. Un día el niño trata infructuosamente de cogerse al pecho de su madre, encontrando finalmente su dedo. Empieza a chuparlo y logra, casualmente, extraer de su piel la astilla envenenada. En ese preciso momento Talía recupera el conocimiento. Pasa el tiempo y el noble, recordando los “buenos momentos” vividos con la muchacha durmiente decide acudir de nuevo a palacio. Para su sorpresa, la princesa está despierta y además no está sola, sino que la acompañan sus dos criaturas. El noble se da cuenta de que son sus hijos y así se lo explica a Talía, que lejos de enfadarse decide iniciar una relación con él. La pareja pasa una semana de romance y entonces el noble se marcha, sin mencionar que el motivo de ello es el obligado retorno con su esposa.
Entonces el noble menciona en sueños los nombre de Talía, Sol y Luna y con ello la esposa del noble se entera de todo, conociendo así la existencia del palacio, de la princesa que en él vive y de los hijos bastardos de su marido. Enfadada hasta más no poder, hace secuestrar a Sol y Luna, que acaba entregando al cocinero, dando la orden de degollarlos y de hacer con su carne un sabroso plato. La esposa decide quemar viva en la hoguera a Talía, también capturada. En el momento de llegar a la hoguera, Talía solicita poder quitarse primero sus prendas más delicadas, a lo que la mujer accede. Con cada prenda que se quita emite un grito de dolor. Sonidos que el noble acaba oyendo. La esposa le explica a su marido que Talía ha sido quemada en la hoguera y que, durante la comida, “¡te has comido lo que es tuyo!”, es decir, a sus hijos. En ese instante el noble ordena que su esposa, el secretario y el cocinero sean quemados también en la hoguera.
Sin embargo, Talía no llega a quemarse y el cocinero le explica que no ha sido capaz de hacer daño a los niños y que los ha sustituido por carne de cabra.
El noble y la princesa Talía se casan y el cocinero recibe el título de tesorero real.
[editar]Versión de los hermanos Grimm
En la colección de cuentos de los Hermanos Grimm, La bella durmiente (Dornröschen) es el n.º 50.2 Corresponde al tipo 410 de la clasificación de Aarne-Thompson: La bella durmiente.3
La historia es como sigue:
Un rey y su reina, por mucho que lo intentasen, no lograban tener un hijo. Pero un día, cuando se bañaba la reina en un estanque, una rana le anuncio su embarazo.
Pasados los nueve meses, dio a luz a una hermosa niña a cuyo bautizo quisieron invitar a las trece hadas de la corte, sin embargo, estas solo podían comer en platos de oro, y solo tenían doce, así que decidieron solo invitar a doce de las hadas.
Obra de 1890 del alemán Alexander Zick[17]
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