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Las complicaciones patología

liss20Ensayo16 de Enero de 2014

686 Palabras (3 Páginas)248 Visitas

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destino existeEn ocasiÛn de diagnosticar una enfermedad gra-

ve, o de indicar un procedimiento a un paciente, Èste

o sus familiares suelen interrogarnos sobre los ries-

gos. En esta pregunta parece quedar implÌcita la duda

sobre la ocurrencia de efectos o complicaciones gene-

radas por la patologÌa o la intervenciÛn; sin embargo,

en general, no es posible discernir si el interlocutor

tambiÈn considera a la muerte entre estas posibilida-

des. Es raro que un paciente pregunte directamente

si puede llegar a morir de su enfermedad.

De la misma forma, todos los mÈdicos asistimos

frecuentemente a la situaciÛn en la que la muerte

admisible de un enfermo terminal o de edad avanza-

da despierta un dramatismo exagerado e incompren-

sible entre los familiares, capaz de llevarlos al enfado

y al litigio contra el sistema mÈdico. La tenacidad con

la que no se reconoce ni se acepta la muerte se pre-

senta anacrÛnica en nuestra era empapada de ciencia

y de razÛn.

Hace ya casi 50 aÒos que el sociÛlogo inglÈs

Geoffrey Gorer (1) seÒalÛ cÛmo la muerte se ha con-

vertido en tab ̇ y reemplazado al sexo como sÌmbolo

de censura. Antiguamente se les decÌa a los niÒos que

nacÌan de un repollo, pero asistÌan a la escena del adiÛs

a la cabecera de un familiar moribundo. En la actua-

lidad, los niÒos son iniciados desde pequeÒos en la

fisiologÌa del amor y la anticoncepciÛn, pero jam·s

podr·n ver cÛmo su abuelo deja este mundo.

Parece ser que tÈcnicamente admitimos la posibi-

lidad de morir cuando padecemos una enfermedad,

pero en el fondo solemos sentirnos inmortales. Sin

duda, la medicina tambiÈn aporta sus motivaciones

para creer que no vamos a morir, o que por lo menos

no existir·n m·s muertes ìprematurasî. La idea que

nos hacemos de este buen porvenir parece estar au-

torizada por los trasplantes de Ûrganos, la terapia

gÈnica y celular, la clonaciÛn o las terapias rejuve-

necedoras.

A travÈs de algunos relatos de la historia nos per-

catamos de que morir en Occidente nunca fue f·cil.

En la primera mitad de la Edad Media se habÌa esta-

blecido un ritual de la muerte basado en elementos

antiguos y que contaba de los siguientes pasos: Co-

menzaba con el ìpresentimientoî de que el tiempo se

acababa (øpresentir· el hombre del siglo XXI la llega-

da de la muerte?). Entonces el enfermo se acostaba y

yacÌa sobre el lecho rodeado de sus familiares, ami-

gos y vecinos. La actitud del moribundo en esta litur-

gia p ̇blica de su muerte incluÌa el pedido de perdÛn

y reparaciÛn por los errores que habÌa cometido y la

encomienda a Dios de los sobrevivientes. Parece que

en esa Època era natural que el hombre sintiera la

proximidad de la muerte; rara vez Èsta sobrevenÌa de

manera repentina. Y si el principal interesado no era

el primero en percatarse de su destino, le correspon-

dÌa a otro advertÌrselo en lugar de ocult·rselo. Un

documento pontificio de la Edad Media indicaba que

era obligaciÛn del mÈdico informar al moribundo, tal

como ocurre en la cabecera de Don Quijote:

ì[El]

tomÛle el pulso, y no le contentÛ mucho, y dijo que,

por sÌ o por no, atendiese a la salud de su alma, por-

que la del cuerpo corrÌa peligroî.

En aquella Època, las costumbres cristianas suge-

rirÌan que el moribundo estuviese acostado sobre la

espalda para que su cara mirase al cielo; los judÌos,

en cambio, debÌan hacerlo mirando a la

...

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