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Liberalismo

leana2 de Mayo de 2012

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ESQUEMA

- Introducción

1.- Liberalismo comparar con otro Sistema Político.

2.- Liberalismo

• Origen

• Característica

• Implicaciones sociopolíticas

3.- Liberalismo

• Concepto

• Funciones

• Quienes lo ejercen

• Como son.

- Conclusión

- Bibliografía

INTRODUCCION

El liberalismo es una corriente filosófica política surgida a finales del siglo XVIII y principios del XIX, orientada hacia la libertad del individuo y es la doctrina en la que se fundamenta el gobierno representativo y la democracia parlamentaria.

El liberalismo se opone a la creencia en el derecho divino de los reyes, planteando la necesidad de establecer gobiernos democráticos, que serán un grupo de ciudadanos que, integrando un cuerpo de representantes del pueblo, tomen las decisiones en su nombre.

El liberalismo se puede dividir en tres grandes áreas: social, que pregona la no intromisión del Estado en el accionar privado de los ciudadanos, el económico que defiende la no intervención del Estado en las relaciones comerciales y el político, llevando adelante el estado de derecho, donde el poder del Estado queda subordinado al orden jurídico vigente.

1.- Liberalismo comparar con otro Sistema Político.

Los Principios Políticos Del Liberalismo y Los Que Sustentaban El Antiguo Régimen.

Principios políticos del Liberalismo:

• La soberanía no corresponde al rey, sino a la nación, entendida como una comunidad con una trayectoria histórica común, que habla una lengua determinada y habita un territorio concreto. Se concede mediante el voto.

• El Estado no es un patrimonio de la Corona, sino un conjunto de instituciones, creado para garantizar los derechos de los ciudadanos.

• El rey no está por encima de la ley. Debe haber una separación de poderes que han de recaer en instituciones diferentes e independientes, de manera que se garantice el control mutuo y el equilibrio entre poderes: el ejecutivo, asignado al rey, que lo ejerce a través del gobierno y sus ministros; el legislativo, ejercido por las Cortes en representación de la nación, que votan individualmente las propuestas de ley. y el judicial, desempeñado por los jueces, que actúan en los diferentes tribunales de justicia.

• Se suprime el régimen señorial: Se nombran instituciones públicas (diputaciones provinciales y ayuntamientos) que se encargan de la administración.

• Supresión de los estamentos: Se establece la igualdad de los individuos ante la ley y el fisco.

Principios políticos del Antiguo Régimen:

• La soberanía, la capacidad de tomar decisiones en los asuntos públicos, corresponde exclusivamente al rey, y los consejeros son un medio de consulta.

• El Estado es propiedad de la Corona. Se considera obtenido legítimamente por derechos de conquista y transmitido por herencia.

• El poder del rey es absoluto, se encuentra por encima de la ley, así que no tiene que cumplirla. Concentra en su persona los tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

• La administración territorial depende del régimen señorial. De esta forma, algunos asuntos públicos, como el cobro de impuestos, la aplicación de la Justicia local, etc., quedan en manos de grupos particulares (clero, nobleza).

2.- Liberalismo

• Origen

Un examen de los tres siglos de liberalismo, muestra sobre todo la sorprendente variedad de los liberalismos: hay varios tipos históricos del credo liberal y varios tipos de discurso liberal. Hay dos tipos de obstáculos a la libertad, sobre todo el que atormentaba a Locke, el absolutismo y las diferentes concepciones del liberalismo. Encontramos pues los Liberales radicales, los liberales confesionistas, los pragmáticos, los utilitaristas, los que lo relacionan con la economía, los que consideran que la religión no debe participar dentro del gobierno, los humanistas, etc.

A raíz de todo esto, se dice que, el liberalismo surge como la síntesis de varios elementos, los cuales van conjugándose y adaptándose recíprocamente durante varios siglos. Pero los factores que actúan como catalizadores de realidades e ideologías heterogéneas y divergentes serán la concepción antropológica individualista y la de una libertad absoluta y omnímoda.

• Característica

Se resume los requisitos y características del liberalismo de la siguiente manera:

1. No intervención de la Iglesia ni de los grupos religiosos en el estado ni en sus opiniones y resultados;

2. No intervención de los intereses militares en otros países:

3. No explotación de los Indígenas;

4. Practica de una economía cosmopolita de ayuda internacional mutua;

5. No a los monopolios;

6. No al control del estado en la economía (capitalismo);

7. No a la opresión ni abusos de poder;

8. Que el efecto de una idea es más importante que su origen (pragmatismo);

9. Que los seres se dediquen solos a encontrar la verdad (humanismo);

10. Considerar que todo lo que es útil es bueno (utilitarismo)

11. Derecho al sufragio y a la participación en la vida comunitaria;

12. Pluralismo absoluto; sistema por el cual se acepta o reconoce la pluralidad de doctrina o métodos en materia política, económica etc.;

13. Libertad de conciencia y de creencia.

14. Libertad de disfrute de derechos establecidos;

15. La libertad de vivir como a cada quien le parezca.

• Implicaciones sociopolíticas

En realidad lo que en filosofía pretenden los naturalistas o racionalistas, eso mismo pretenden en la moral y en la política los fautores del Liberalismo, los cuales no hacen sino aplicar a las costumbres y acciones de la vida los principios sentados por los partidarios del naturalismo. Ahora bien; lo principal de todo el naturalismo es la soberanía de la razón humana que, negando a la divina y eterna la obediencia debida, y declarándose a sí misma sui juris, se hace a sí propio sumo principio, y fuente y juez de la verdad. Así también los discípulos del Liberalismo, pretenden que en el ejercicio de la vida ninguna potestad divina haya que obedecer, sino que cada uno es la ley para sí, de donde nace esa moral que llaman independiente que, apartando a la voluntad, bajo pretexto de libertad, de la observancia de los preceptos divinos, suelen conceder al hombre una licencia sin límites. Fácil es adivinar a dónde conduce todo esto, especialmente al hombre al que vive en sociedad. Porque una vez restablecido y persuadido que nada tiene autoridad sobre el hombre, síguese no estar fuera de él y sobre él la causa eficiente de la comunidad y sociedad civil, sino en la libre voluntad de los individuos, tener la potestad pública su primer origen en la multitud, y además, como en cada uno la propia razón es único guía y norma de las acciones privadas, debe serlo también la de todos para todos.

El poder es proporcional al número, la mayoría del pueblo es la autora de todo derecho y obligación.

Pero bien claramente resulta de lo dicho cuán repugnante sea todo esto. A la razón repugna en efecto sobremanera, no sólo a la naturaleza del hombre, sino a la de todas las cosas creadas, el querer que no intervenga vínculo alguno entre el hombre o la sociedad civil y Dios, Creador, y por tanto Legislador Supremo y Universal, porque todo lo hecho tiene forzosamente algún lazo para que lo una con la causa que lo hizo y es cosa conveniente a todas las naturalezas, y aun pertenece a la perfección de cada una de ellas, el contenerse en el lugar y el grado que pide el orden natural, esto es, que lo inferior se someta y deje gobernar por lo que es superior.

Es además esta doctrina perniciosísima, no menor a las naciones que a los particulares. Y en efecto, dejando el juicio de lo bueno y verdadero a la razón humana sola y única, desaparece la distinción propia del bien y del mal; lo torpe y lo honesto no se diferenciarán en realidad, sino según la opinión y juicio de cada uno; será lícito cuando agrada y, establecida una moral, sin fuerza casi para contener y calmar los perturbados movimientos del alma, quedará naturalmente abierta la puerta a toda corrupción.

En cuanto a la cosa pública, la facultad de mandar se separa del verdadero y natural principio, de donde toma toda la vida para obrar el bien común; y la ley establece lo que se ha de hacer y omitir, se deja al arbitrio de la multitud más numerosa, lo cual es una pendiente que conduce a la tiranía.

Rechazado el imperio de Dios en el hombre y en la sociedad, es consiguiente que no hay públicamente religión alguna, y se seguirá la mayor incuria en todo lo que se refiere a la Religión. Y asimismo, armada la multitud con la creencia de su propia soberanía, se precipitará fácilmente a promover turbulencias y sediciones.

Los fautores del Liberalismo, que dan al Estado un poder despótico y sin límites y pregonan que hemos de vivir sin tener para nada en cuenta a Dios...

(León XIII, Libertas, 19).

Es imprescindible que el hombre se mantenga verdadera y perfectamente bajo el dominio de Dios; por tanto no puede concebirse la libertad del hombre, si no está sumisa y sujeta a Dios y a su voluntad. Negar a Dios este dominio o no querer sufrirlo no es propio del hombre libre, sino del que abusa de la libertad para rebelarse; en esta disposición de ánimo es donde propiamente se fragua y completa el vicio capital del Liberalismo. El cual tiene múltiples formas, porque la voluntad

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