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Literatura


Enviado por   •  14 de Marzo de 2013  •  2.811 Palabras (12 Páginas)  •  322 Visitas

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Parecía que esta sería una noche más de trabajo y aburrimiento.

Había llegado otra vez a esta ciudad en época de lluvias. Se encontró con el calor sofocante de la última visita y el mismo esplendor de las luces en aquel gigante asiático.

Nuevamente tenía que cumplir con una serie de reuniones, aceptar las repetidas invitaciones a beber y comer en exceso, para terminar el día llevándose el obsequio de bienvenida al hotel ... alguna chica para pasar la noche.

Decidido a cambiar de planes en esta ocasión inventó una excusa para aquella noche.

Demasiado cansancio... dolor de cabeza...jet lag...todo era válido para zafar.

Una vez libre de ataduras, se duchó y vistió para ir a tomar alguna copa.

Quería hablar con la gente... pasear...sentir la lluvia... Caminar por aquellas calles adornadas de faroles rojos donde el ambiente se mezcla en aromas diversos.Sentirse parte de la ciudad.

Se dejo llevar sin rumbo fijo hasta detenerse frente a un colorido cartel que llamo su atención: Oriental Batterfly Bar

El local desentonaba con la mayoría de los lugares de alrededor, pero igual entró.

Encontró que el ambiente era agradable. La clientela estaba formada en su mayoría por parejas o grupos de amigos, era un lugar de esos en el que se toma un trago y escucha música suave, nada especial... sin embargo eligió una mesa y se sentó.

Pidió un vino tinto como para probar... le pareció caro para lo que era, sin embargo tampoco podía pedir más al otro lado del mundo y en ese sitio.

Pasaron los minutos y estar solo se presta para conversar ...pero con quien se dijo.

Sus ojos observaron cada rincón buscando alguien en igual condiciones y el único objetivo más sencillo resultó ser la camarera.

Linda mujer!! pensó...se veía atractiva y exótica. Le dirigió su mirada a ella varias veces hasta que finalmente se acercó a él y empezaron una pequeña charla que fue tomando cierto calor.

Los occidentales aún llaman la atención en determinados lugares. Ella resultó ser una de las dueñas del local y termino por aceptar la invitación para compartir la botella de vino que había pedido. Disfrutaron del vino, continuaron charlando y decidieron que después del cierre tomarían una copa en otro lugar. Las cosas estaban saliendo mejor que lo esperado.

Tomaron un auto de alquiler para ir a otro lugar, en el trayecto ya se notaba tensión entre ambos. El contacto físico comenzó a templar la noche. Siempre con recato, en estas partes del mundo el contacto en público es tabú, incluso entre familiares.

Bebieron una copa en otro lugar y finalmente decidieron irse. Ambos comenzaron a sentir la efervescencia del alcohol en sus venas y el deseo adueñarse de sus cuerpos. Afuera la lluvia de los trópicos mojaba las calles iluminadas y vacías en la madrugada.

En el taxi, primero la tomo de la mano, y comenzó a acariciar sus brazos, sus hombros… ella se resistía, sentía infinita vergüenza, algo transmitido de generación en generación que les impide mostrarse en público en esa actitud. Pero él continuo discretamente rozándola.

Al entrar en el ascensor del hotel, él no se pudo resistir más, la arrinconó y beso con fuerza, mientras introducía la mano bajo la falda, notó como las piernas de ella perdían fuerza y hacia un intento poco convencido de apartarse. Separo las braguitas con los dedos y comenzó a acariciarla, inmediata mente sintió la humedad que mojaba su mano. El ascensor llegó a su destino y las puertas se abrieron.

Por fin habían llegado a la habitación, ella lo abrazo y le dio un beso... se dirigió al cuarto de baño mientras el encendía un cigarrillo. Oyó el agua correr mientras se lavaba los dientes con uno de los cepillos de cortesía del hotel, el agua dejo de correr pero aún se demoró un poco en volver.

El agotamiento estaba empezando a aparecer en él, había pasado veinticuatro horas sin dormir, aunque aún así se sentía capaz de aguantar. Una oportunidad como está no se desperdicia durmiendo se dijo. Aprovecho el tiempo y sirvió dos whiskys del mini bar.

Cuando ella volvió le alcanzó la copa que había servido, ella la tomó con delicadeza y la dejó en la mesilla de noche tras dar un sorbo.

Comenzaron a besarse apasionadamente, ya no era necesario el recato que había colmado la noche, ahora estaban finalmente solos.

Tras unos besos el introdujo la mano bajo la camiseta de ella para acariciarla, notaba la ligera transpiración, la suavidad de la piel de las asiáticas, los suspiros de deseo. Deseaba ver su cuerpo desnudo, comenzó por eliminar la camiseta que acabo en el suelo donde pronto se reunió con el resto de la ropa.

Su figura desnuda relucía bajo las luces de la habitación, parecía una niña, estaba totalmente depilada. Se podía sentir su cuerpo temblar en la cama. Despacio él pasó las yemas de sus dedos por cada espacio de ella, desde atrás de la oreja hasta la punta de sus pies sintiendo como se estremecía, sustituyo los dedos por la lengua, que fue pasando despacio, entreteniéndose en cada detalle hasta llegar a su sexo, juguetona ella se hizo la tímida cerrando las piernas con fuerza.

La resistencia duro poco, y él, con una sonrisa se coloco entre sus muslos dispuesto a devorarla. Notó su sexo húmedo y lo acaricio con su lengua mientras se sentía cada vez más excitado. Se demoró, lo hizo con calma y gusto, ella daba suaves gemidos mientras acariciaba sus senos. Cuando no pudo más se colocó entre sus piernas, erguido, ella le miraba con atención, tal vez sintió un poco de miedo al ver su tamaño, tal vez no.

Se posicionó y comenzó a penetrarla despacio, ella elevó las caderas para facilitar la entrara, él aceptó la invitación y embistió con un movimiento firme hasta el final. Durante unos instantes se miraron, el acerco su cabeza a la de ella y la beso durante unos instantes antes de comenzar a moverse.

Una vez saciada la urgencia, siguieron besándose, ella tomó la iniciativa, tomó su miembro y lo introdujo con suavidad en su boca, lo lamió lentamente tras lo cual pasó a los testículos sujetándolos y lamiéndolos, pasó la lengua por el perineo tras lo cual el se sintió explotar. Ella cogió el miembro con fuerza y se sentó sobre el, ayudándose con la mano hasta sentirlo totalmente dentro lo que anuncio con un suspiro de placer.

Comenzó a tensar los músculos de la vagina para que él lo sintiera, con una fuerza que no esperaba, como si tuviera una mano

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