Lucas Alamán y Escalada nació el 18 de octubre de 1792

Lucas Alamán

Lucas Alamán y Escalada nació el 18 de octubre de 1792 en la ciudad de Guanajuato, Guanajuato. Fue descendiente de una de las familias de abolengo más ricas y conservadoras de esa región, los ancestros de su madre se remontaban al siglo XVI.

Cuando ocurrió la Revolución Francesa, Lucas Alamán reaccionó de la manera en la que cualquier miembro de la alta sociedad habría reaccionado, él consideraba la revolución como un movimiento anarquista que acababa con el orden, pensaba que la sociedad sólo podía asentarse sobre ciertos principios de tradición secular, apoyados por sus intereses y organizaciones jerárquicas.

La revolución francesa fue una inspiración para los mexicanos y su próxima Independencia,  un importante antecedente, una muestra del poder del pueblo contra la clase opresora.

Un hecho que definiría el pensamiento de Lucas Alamán fue la Independencia mexicana, él pudo observar como los insurgentes tomaban cruelmente la alhóndiga de Granaditas, que se encontraba llena de españoles; en su camino también saqueaban casas y agredían a la gente, con esto Lucas Alamán no pudo más que aumentar sus negativos pensamientos con respecto a los indígenas mexicanos, desde aquí Lucas Alamán se declara partícipe del conservadurismo.

En un discurso que en 1820 pronunció en las Cortes, después de abogar porque en México se implantara la Constitución de 1812, habló de las causas del malestar de la Nueva España. La guerra acabó con parte de las riquezas de Lucas Alamán como de otros tantos españoles, por lo que Alamán regresó a España, donde ejerció varios cargos. En un discurso que en 1820 pronunció en las Cortes, después de abogar porque en México se implantara la Constitución de 1812, habló de las causas del malestar de la Nueva España. En otro discurso expuso una tesis en la que afirmó que “la revolución no ha sido un movimiento de una clase, sino un movimiento simultáneo, un movimiento igual, un movimiento que no puede retroceder...”.

Escribió “Ensayo sobre la causas de la decadencia de la minería en la Nueva España.” El documento provocó que en 1821 la Junta Provisional Gubernativa emitiera algunos decretos que buscaron beneficiar a la actividad minera del país.

Alamán proponía que la Corona Española debía convertirse en un imperio, los príncipes españoles tomarían el trono en los territorios de México, Perú y Nueva Granada, gracias a esto la Corte lo invita a tomar un cargo en la corte, pero Alamán lo rechazó para seguir con sus viajes.

Volvió a México hasta marzo de 1823, en el momento en que el imperio de Iturbide había caído y su lugar había sido ocupado por una Junta Provisional de Gobierno integrada por Nicolás Bravo, Pedro C. Negrete y Mariano Michelena. Debido a sus antecedentes de trabajo en el extranjero, Alamán fue designado ministro de Relaciones Interiores y Exteriores por esa Junta. En ese cargo trató de fijar los límites entre México y Estados Unidos conforme al Tratado Adams-Onís y se opuso a la colonización de Texas; promovió el acercamiento con los países hispanoamericanos frente al expansionismo norteamericano. Desempeñó ese cargo hasta septiembre de 1825, y además de las tareas gubernativas, se dedicó a la organización del Archivo General de la Nación, y a establecer el Museo de Antigüedades e Historia Natural. Asimismo, logró para México el reconocimiento de Inglaterra y promovió en el Congreso el reconocimiento de Guatemala.

Alamán regresó a la vida pública cuando el presidente interino José María Bocanegra fue depuesto por el general Anastasio Bustamante en diciembre de 1829, la presidencia de la República recayó en Pedro Vélez, y en dos asociados, Luis Quintanar y Lucas Alamán, de acuerdo al Plan de Jalapa en 1829.

La Junta fue disuelta cuando Bustamante ascendió a la presidencia de la República, pero el nuevo mandatario nombró a Alamán ministro de Relaciones, Alamán defendía la primera administración de Bustamante, poniéndola en parangón con la de Gómez Farias en los años de 1833-34, para la que no había término "exacto de comparación, sino en la historia de Francia en la época desventurada del dominio de los jacobinos desde 1792 a 1795". En su Historia habla más ampliamente de haberse hecho en ese período "la parodia de la revolución francesa”

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