El Pensamiento de Lucas Alamán

El pensamiento de Lucas Alamán.

Inicialmente, es preciso mencionar que Lucas Alamán pertenecía a un grupo social con características, usos y costumbres bien delimitados, grupo al que por lo general, solo tenían acceso personajes ilustres de familias de antiguo abolengo y posiciones económicamente acomodadas. Es así         que Alamán desarrolla su pensamiento político-económico-religioso  en un marco ideológico de centro-derecha en el espectro político y proteccionista en el terreno económico, inclinando la balanza por la conservación de tradiciones de procedencia colonial y la erradicación del pasado indígena, asi como a todo cambio radical de carácter reformista.

        El pensamiento de Alamán se vincula en el plano social con la defensa de los valores religiosos y de aquellos que posicionan a la familia como núcleo social, exaltando el nacionalismo y patriotismo desde una perspectiva post colonial. En lo que respecta a lo económico, el término “conservador” se asocia con la ejecución de medidas proteccionistas^[1], abiertamente opuestas al librecambismo.

        Sin embargo, Alamán se posiciona como un conservador moderado, en ese sentido, no se declara como enemigo de las ideas protoliberales de la época, ni de corrientes diferentes a las propias; si el objetivo era propiciar la unión integral del país y su prosperidad, el enemigo era todo aquel opuesto a tales objetivos, a través de la discordia y las luchas partidistas. En el terreno religioso, nace y permanece en el seno de una familia católica, por lo que es católico no por ser conservador, es asi que su catolicismo no lo hizo adoptar una posición combativa, sino su perspectiva era la del catolicismo como elemento unificador a nivel político, económico y social con alcance nacional.

        Lucas Alamán guardaba un fuerte recelo al movimiento insurgente, mismo que consideraba como salvaje y bárbaro, específicamente por que fue testigo presencial de la toma de la ciudad de Guanajuato por las fuerzas lideradas por Miguel Hidalgo, evento en el que Alamán detecta la violencia como síntoma de la atomización social, “(…) Alamán extraería de ello su animadversión para con el movimiento pro-independentista. Perteneciente a la generación que hubo de enfrentar el horror del desmoronamiento del mundo al que rendían pleitesía, Lucas Alamán busca la manera de conservar lo conservable de ese mundo condenado irremediablemente a desaparecer. Conservar ante todo el mantenimiento de unión colonial gracias al catolicismo será, sin duda alguna, uno de los principales objetivos de Lucas. La Iglesia católica, apostólica y romana había demostrado la fortaleza de su imperium al haber mantenido intactos los vínculos de unión durante el periodo colonial de trescientos años, convirtiéndose en un símbolo de cuya subsistencia dependía, incluso, en opinión de Alamán, la subsistencia propia de México en cuanto nación heredera del esplendor colonial”^[2].

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