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Línea Del Tiempo De La Historia De México


Enviado por   •  5 de Febrero de 2015  •  4.753 Palabras (20 Páginas)  •  336 Visitas

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Línea del Tiempo de la Historia de México

Romero Viveros José Víctor Manuel

Matricula: 136196

Grupo: 204

Materia: Historias del Derecho Mexicano

Cuatrimestre: 2do

04 de febrero del 2015

Cultura Olmeca (Cultura Madre)

En la actualidad se discute si los orígenes de la cultura olmeca se encuentran en la costa del Golfo de México o corresponden a la tradición del Itsmo de Tehuantepec, que se ha formulado durante las fases Locona y Ocós. En cualquier caso, está identificada en algunos sitios de la fase Bari (1.400-1.150 a.C.) en torno a La Venta y en Ojochí (1.500-1.350 a.C.), Bajío (1.350-1.250 a.C.) y Chicharras (1.250-1.150 a.C.) de San Lorenzo, a lo largo de las cuales se pasa desde los característicos poblados Ocós a la planificación de un gran centro ceremonial, en cuyos registros aparecen objetos ceremoniales y de status: figurillas huecas con engobe blanco, cerámica confeccionada con caolín y objetos de piedra verde, que se pueden considerar antecedentes directos de las formas olmecas; de ahí que se haya denominado a esta fase como Proto-olmeca o, también, Olmeca I.

La gran civilización olmeca tuvo lugar a lo largo de Olmeca II (1.150-400 a.C.), que incluye el florecimiento y decadencia de San Lorenzo (1.150 a 900 a.C.) y de La Venta (900-400 a.C.). Algunos investigadores han interpretado la existencia de dos amplios horizontes de uniformidad cultural en Mesoamérica sobre la base de estos dos desarrollos, lo que implicaría la valoración de la cultura olmeca como la cultura madre de las civilizaciones mesoamericanas; sin embargo, las posturas actuales sobre este particular están muy enfrentadas, y hoy se duda de la existencia de estos dos horizontes.

Las relaciones del pueblo olmeca con el exterior han sido objeto de fuerte controversia. Su expansión a Mesoamérica pudo estar conectada con el ascenso de un pequeño grupo dirigente sancionado por la divinidad, y por el acceso diferencial a los productos existentes en el área metropolitana. Para manifestar su poder y prestigio, demandaron artículos exóticos y estratégicos, por medio de los cuales, y de su redistribución, aumentaron de manera paulatina la desigualdad de la sociedad. Para mantener esta estrategia, hubieron de poner en funcionamiento, y potenciar allí donde ya existía, una enorme red de intercambio y de comunicación interélites, que en su momento de máximo apogeo alcanzó 2.500 kms. desde el centro de México a Costa Rica. Como es natural, en un territorio tan amplio la relación fue muy variable y en muchos casos aún no está determinada con rigor. En principio, se estableció con grupos ya evolucionados, que estaban en condiciones de captar los complejos elementos olmecas y que a su vez disponían de materias primas o se asentaban en puntos estratégicos de vital importancia para el desarrollo económico del área metropolitana. Es así como se ha detectado la influencia olmeca en Tlapacoya y Tlatilco (Cuenca de México), en Las Bocas y Chalcatzingo (Morelos), en Oxtotitlan y Juxtlahuaca (Guerrero), en San José Mogote (Oaxaca), a lo largo de los ríos San Isidro y Grijalva y de la costa chiapaneca, en sitios como Pijijiapan, Batehon, Xoc, Tzutzuculli y Tonalá; y su expansión por la llanura costera del Pacífico de Guatemala y El Salvador, en sitios como Abaj Takalik, Monte Alto, El Baúl y Chalchuapa.

En estos centros podemos detectar rasgos olmecas, que a veces consisten sólo en pequeñas figurillas, en otras ocasiones cerámica y arte portátil, en algunas escultura monumental, y en las menos arte mural que, sin duda, requirió el traslado a tales lugares de artistas olmecas y la comprensión del mensaje representado por parte de las poblaciones nativas. Obsidiana, jade, caolín, pirita y tal vez cacao y otros productos perecederos, fueron requeridos por un pequeño grupo asentado en el poder en los centros del área metropolitana. Estas materias primas fueron transformadas en dichos centros, de manera que es muy posible la existencia de especialistas a tiempo completo desde la época de San Lorenzo. Los objetos ya acabados fueron repartidos entre la gente de alto status y resultaron de vital importancia para emprender grandes obras en arquitectura y escultura monumental.

Con esta situación ventajosa, los olmecas difundieron, y en ocasiones inventaron, gran parte del equipo cultural utilizado y reformulado por otras civilizaciones de Mesoamérica. No hay duda de que sus relaciones con este área cultural fueron simbióticas, y que ellos también adquirieron rasgos procedentes del exterior, pero tampoco debe dudarse de que jugaron un papel importante en la evolución de la civilización mesoamericana.

Cultura Maya

Para muchos arqueólogos, lo que caracteriza a la civilización maya es el conjunto de los cuatro rasgos culturales siguientes: una escritura jeroglífica que tiene más de setecientos signos diferentes, un procedimiento particular de cubrir los edificios mediante la aproximación de hiladas y el hormigón, un complejo escultórico y ritual que incluye en asociación estelas y altares, y un sistema de medir el tiempo que parte de un punto inicial o "comienzo de era". Es evidente que hay que reconocer además como típicamente maya el estilo artístico que se desarrolló en una región de las tierras bajas tropicales mesoamericanas durante más de mil años, así como ciertos patrones de asentamiento sociales, políticos y religiosos. El territorio cubierto por tales manifestaciones es el de los estados mexicanos actuales de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y zonas de Chiapas y Tabasco, con los departamentos guatemaltecos del Petén e Izabal, el noroeste de Honduras y la antigua colonia británica de Belice. Todo él se sitúa por debajo de los 1.000 metros de altitud, tiene altas temperaturas durante todo el año y una abundante vegetación natural que no tolera las heladas.

Los tres períodos en que se divide la evolución de la cultura maya son: el Formativo o Preclásico, entre el siglo X a.C. y el siglo III d.C.; el Clásico, entre los siglos III y X d.C.; y el Posclásico, entre el siglo X d.C. y la conquista española.

Durante el Formativo, gentes que bajan del altiplano de Guatemala van ocupando las orillas de los grandes ríos y lagos del Petén. Vestigios de sus aldeas han sido identificados en sitios como Altar de Sacrificios y Ceibal, en los ríos de la Pasión y Usumacinta. Estos

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