María de Zayas
orozcojlEnsayo9 de Marzo de 2023
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- Introducción al estudio
- María de Zayas: introducción a su obra
De acuerdo con Martín-Gamero (2002: 27), en los debates generados sobre el problema del sexo femenino, fueron los hombres los que defendían y criticaban a la mujer, y no será hasta los siglos XVI-XVII cuando aparezcan escritos de mujeres defendiendo su propio sexo. Entre estas mujeres se encuentra María de Zayas y Sotomayor (¿1590? -1647). No se sabe mucho de la vida de esta escritora, excepto que nació en Madrid y probablemente residió en Valladolid, y posteriormente en Zaragoza, Nápoles y probablemente en Barcelona. Tampoco se sabe si llegó a casarse o fue soltera durante toda su vida, por lo que se desconocen las circunstancias que llevaron a esta autora a mostrar en sus obras tal preocupación por las mujeres de su época.
Según Yllera (2015: online), se atribuye su lugar de nacimiento a Madrid, puesto que en la portada de la primera edición de sus Novelas amorosas y ejemplares (1637), se afirma que es “natural de Madrid”. Además, según la fecha en la que vivió, podría ser hija del capitán de Infantería y caballero del Hábito de Santiago Fernando de Zayas y Sotomayor. Esta hipótesis es corroborada con una partida de bautismo, encontrada en la parroquia de San Sebastián de Madrid, atribuida a María de Zayas.
Su actividad literaria se centró en la novela, pudiendo observar en estas su intención de defender a las mujeres de la opresión sufrida por parte de los hombres (Martín-Gamero, 2002: 27). En ese sentido, Suárez (2014: 28), en el prólogo de los Desengaños Amorosos de esta autora, afirma que María de Zayas adquirió relevancia por sus dos series de relatos breves de género amoroso, los cuales, gozaron de gran éxito durante la primera mitad del siglo XVII. La primera serie es Novelas amorosas y ejemplares, y la segunda, Desengaños amorosos, publicada como Parte segunda del Sarao y entretenimiento honesto.
- Desengaños Amorosos: crítica a la situación de la mujer del siglo XVII
Desengaños Amorosos supone un paso al frente por parte de la autora. La cuestión femenina ya había protagonizado la primera parte de su obra, y en la segunda parte, defiende que la educación castradora de los hombres es debida a que estos temen la competencia de las mujeres, de ahí su desprecio al género femenino (Yllera, 2015: online). De ahí que Suárez (2014, p: 28), afirme que todo es crueldad en los Desengaños, por lo que apenas existen los finales felices en estos. Concretamente, estos relatos pretenden prevenir a las damiselas contra la brutalidad y los engaños a los que les van a someter los hombres a lo largo de sus vidas, a la vez que los hombres admitan que, si las mujeres cometen actos de maldad, es por culpa del trato de estos.
Roca (1976: 293), califica como «propaganda feminista» uno de los aspectos más relevantes de la obra de esta autora, basando su teoría en que María de Zayas se alza contra la tiranía de los hombres. Esta defensa está basada en la idea de que el alma es el principio que informa la persona, y no pueden distinguirse entre almas de hombre y almas de mujer, por lo que existe una base de igualdad.
Según Cortés (2016: 147), resulta arriesgado hablar de feminismo, tratándose de una autora del siglo XVII, no obstante, podemos encontrar en su obra una serie de ideas reivindicativas. Sobre todo, Zayas defiende que la mujer no es la culpable de los males de la humanidad, idea sostenida durante siglos, sino que, como ser humano, la mujer es capaz de llevar a cabo acciones valientes y comportamientos honestos. En ese sentido, Drinkwater (199: 157), afirma que, en la literatura del siglo XVII, la mujer es apartada del sistema social y no tiene control sobre su vida, siendo los hombres los que deciden por ellas. La falta de libertad es concebida por las mujeres como la vida en una cárcel.
Quizás es por esto por lo que Roca (1976: 295) afirma que hasta el siglo XV, sólo preocupan de la mujer sus cualidades morales o vicios y el cumplimiento de sus deberes, sin tener en cuenta sus derechos y liberades. Esta idea también es desarrollada por Cortés (2016: 148), que afirma que Zayas critica que los hombres relegan la vida de las mujeres al entorno doméstico, y las mujeres, en este contexto, viven excesivamente preocupadas por salvaguardar su honra.
Drinkwater (1993: 156), afirma que el análisis de la crítica feminista tradicional llevado a cabo por Zayas en Desengaños Amorosos se basa en oposiciones binarias dentro del orden establecido, en el cual, las mujeres ejercen un papel pasivo y son víctimas de la violencia masculina.
Lo cierto es que Desengaños Amorosos supone una crítica férrea hacia la situación de la mujer en el siglo XVII. Así pues, en el presente estudio llevaremos a cabo un análisis de determinados aspectos de esta obra, en los cuales, María de Zayas critica el trato de las mujeres por parte de los hombres.
- Análisis de la situación de la mujer del siglo XVII en Desengaños Amorosos
Vijarra (2020, p. 44), define a María de Zayas como una precursora crítica del orden patriarcal, y lo hace a través de la escritura, que le había sido negada -como tantas muchas cosas- a las mujeres. Precisamente este autor afirma que en los desengaños de esta autora se resalta cómo los hombres menosprecian la inteligencia de las mujeres, que se hayan en una constante sumisión. Esta idea podemos observarla en el Desengaño Primero. La esclava de su amante, cuando doña Isabel Fajardo afirma lo siguiente:
Yo fui en todo extremada, y más en hacer versos, que era el espanto de aquel reino y la envidia de muchos no tan peritos en esta facultad; que hay algunos ignorantes que, como si las mujeres les quitaran el entendimiento por tenerle, se consumen de los aciertos ajenos. ¡Bárbaro ignorante! Si los sabes hacer, hazlos, que no te roba nadie tu caudal; si son buenos los que no son tuyos, y más si son de dama, adóralos y alábalos; y si malos, discúlpala, considerando que no tiene más caudal, y que es digna de más aplauso en una mujer que en un hombre, por adornarlos con menos arte. (Zayas, 2014: 46).
Isabel Fajardo defiende con estas palabras su derecho a escribir, pues, el hecho de que fuese una mujer culta con capacidad para escribir poemas no significaba que los hombres tuvieran por ello menor capacidad para hacerlo. El menosprecio de la inteligencia de las mujeres por parte de los hombres se realiza en beneficio propio, pues así, podrían fomentar el orden patriarcal, de tal manera que, si las mujeres no practican ninguna actividad que implique salir del entorno familiar, no podrán superar a los hombres, de tal manera que, siempre quedarán relegados a su tutela.
El Desengaño Quinto, la inocencia castigada, comienza con la pedida de la mano de doña Inés, hermana del caballero don Francisco por parte de otro caballero, al que el propio don Francisco consideraba como un regalo caído del Cielo (Zayas, 2014: 126). La autora afirma lo siguiente con respecto a cómo Inés acepta el casamiento:
[…] Doña Inés su hermana, que como no tenía más voluntad que la suya, y en cuanto a la obediencia y amor reverencial le tuviese en lugar de padre, aceptó el casamiento, quizá no tanto por él cuanto por salir de la rigurosa condición de su cuñada, que era de lo cruel que imaginar se puede (Zayas, 2014: 126).
Doña Inés acepta el casamiento porque no tiene más voluntad que la de su hermano. Además, Zayas califica el amor que profesa a su hermano como reverencial, es decir, amor sumiso, de ahí que acepte casarse con quien ha dispuesto su hermano. La autora describe una estructura patriarcal, en la que, el padre de familia o en ausencia de este, como en este caso, el hermano mayor impone sus normas sobre las mujeres de la familia.
Además, encontramos en el Desengaño Quinto la preocupación de doña Inés por sus cualidades morales y por el cumplimiento de sus deberes. Zayas critica que el honor y la honra de la familia depende, en buena media, del propio comportamiento de la mujer, de tal manera que, si esta se comporta de forma indecorosa, sus maridos pierden el honor: «es lo cierto ser esto la causa por donde ellas, aborrecidas, se empeñan en bajezas con que ellos pierden el honor y ellas la vida» (Zayas, 2014: 100). La autora afirma que, si una mujer pierde la honra, el marido pierde su honor, pero ella la vida. En la sociedad patriarcal que critica Zayas, las mujeres son asesinadas por sus maridos, padres o hermanos por considerar que con sus comportamientos cae la deshonra sobre la familia.
Un ejemplo de cómo los únicos comportamientos deshonrosos sean los llevados a cabo por las mujeres, ignorando la sociedad de la época cualquier acción masculina lo encontramos en el Desengaño Octavo, cuando el pretendiente de doña Mencía acude a cortejarla, y no está en la casa el hermano de esta, porque «Mencía (que su hermano no estaba en casa, que, como mozo, se recogía tarde, ocupado en sus juegos y galanteos)» (Zayas, 2014: 92).
Mientras que las mujeres pueden pagar con su propia vida el hecho de insinuarse a otros hombres fuera del matrimonio o acudir a fiestas o a festejos, o hacer cualquier otra cosa que no sea vivir regalada al entorno familiar, el hermano de Mencía, y, por ende, todos los hombres de la época podían pasarse la noche jugándose la fortuna familiar a las cartas o cortejando a otras mujeres.
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