Nuestra America

José Martí, aportó a la discusión de civilización y barbarie en "Nuestra América" en tres aspectos importantes.

1. Resaltando los propósitos políticos y culturales de Nuestra América.

2. Centrando la idea de identidad y cultura.

3. Basándose en las ideas de resistencia latinoamericana.

AMÉRICA NUESTRA HOY Y SIEMPRE

El contexto político de este ensayo se manifiesta en su título, ya que menciona a una concepción de "nuestra" América, desde la apropiación del concepto que releva la importancia de distinguirnos de la América anglosajona. El título también sugiere la construcción conjunta de la identidad cultural de los países latinoamericanos, haciendo un llamado a la unidad para consolidarla.

"Nuestra América" es uno de los ensayos más importantes que ha trascendido como documento histórico, hasta nuestros días. Toma por evidencia la realidad histórica de la América Latina del siglo XIX, para exponer la dualidad que confronta el hombre de la época: su naturaleza material como ser social, de trabajo e intereses por satisfacer; y su conciencia espiritual de libertad, anhelo de justicia y de verdad.

José Martí, aportó a la discusión de civilización y barbarie en "Nuestra América", resaltando los propósitos políticos y culturales con un discurso pleno de humanidad, fundado en la revelación del ser de Nuestra América y en propósitos políticos y culturales de largo alcance y proyección social. Sencillamente, "ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con las copa cargada de flor, restallando o zumbando, según lo acaricie el capricho de la luz, o la tundan o talen las tempestades; ¡ los pueblos se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!. Es hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes".

La revelación del ser de Nuestra América, y su latinoamericanismo se concretan realmente con el antimperialismo martiano. La presencia del imperialismo norteamericano deviene antítesis de la eficaz realización del "hombre natural" y de la América Nuestra. Es necesario unir fuerzas y lograr el equilibrio para lograr nuestra propia existencia independiente como pueblos.

Con un discurso suscitador de múltiples percepciones de índole identitaria, donde cultura y política se despliegan en unidad inseparable, la política es una zona de la cultura y fructifica cuando se afinca en las raíces con vocación mundial. "La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos

nacionales que han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas".

No existe en Martí regionalismo estrecho, antinorteamericanismo, antieuropeísmo, más bien hay, simplemente un latinoamericanismo que se resiste, y lucha por no ser eco y sombra de culturas exógenas. Un latinoamericanismo que defiende la cultura del ser, como condición de su universalidad. Martí no admite ni concibe la universalidad de Nuestra América como un proceso de inserción de lo propio a lo otro. Revela la universalidad por la creciente humanidad del hombre natural, concretada en su cultura de resistencia. En su filosofía, la universalidad de la cultura de nuestra América, deviene de su ser esencial, como parámetro legitimador de su autotenticidad. Por eso exige pensar nuestra realidad por y desde nosotros mismos. En su concepción, "no hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país."

Ciertamente la toma de conciencia latinoamericana posee toda una historia, con cauces definidos en la primera mitad del siglo XIX, De José Martí data, en verdad, la "toma de conciencia" que ha derivado, en relación con un vasto movimiento histórico hacia las grandes corrientes culturales e ideológicas discernibles en el siglo XX.

José Martí, aportó a la discusión de civilización y barbarie en "Nuestra América", centrando la idea de identidad y cultura, de la revelación de nuestro ser esencial y sus formas aprehensivas. Es un manifiesto programa del ser existencial de nuestra América incluyendo sus perspectivas de desarrollo. Es un programa científico de lucha, cuyo paradigma se mueve afirmando el ser con optimismo. Un compendio creador de la identidad nacional de nuestros pueblos y las formas y medios para preservarla y enriquecerla. La autoconciencia de nuestra América mestiza, con sus culturas nacionales, colmada de vocación de universalidad, que comienza como ideal la América nueva.

Una América nueva, que aunque proyectada como, deber ser, se funda en premisas reales. En un humanismo utópico realista que asumiendo la identidad en la diferencia, tiene como raíz central la dignidad plena del hombre y la bondad que le es inmanente al hombre natural. En su concepción político - cultural y humanista en esencia, "se ha de tener fe en lo mejor del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad".

Este humanismo se proyecta así porque Martí cree en el hombre y en los pueblos, sin lo cual resulta estéril cualquier teoría social, o proyecto emancipador. En su lógica exige

concreción y establece diferencias. La bondad es afirmada en la dignidad y la justicia. La ética y política marchan unidas, ideología, ciencia y humanismo sirven de eje a su teoría social, verdad y belleza pensados culturalmente no resultan arquetipos de la realidad, sino expresiones contradictorias del ser esencial en

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