Oraculo Del Dilogun
eltruin17 de Mayo de 2012
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TEMA PÁGINA
El Oráculo del Diloggún 2
Consulta con el Caracol 6
Moyugba 7
Presentación 9
Iré y ossogbo 10
Igbos 11
Clasificación de los Odduns 12
Reglas tirando el Diloggún 13
Elementos de los Odduns 15
Elementos del Ebbó 16
Odduns del Diloggún 17
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EL ORÁCULO DEL DILOGGÚN
Es una de las vías de comunicación con las deidades del Panteón Yorubá, con los Orishas y con
nuestros ancestros, antepasados o Eggun, quienes proporcionaran ayuda a nuestros problemas
para enfrentarlos positivamente; es decir, no sólo se usa para conocer lo que sucede, sino también,
para indicarnos que hay que hacer para solucionarlo, para pedir consejos, para evitar cualquier
tropiezo en la vida, para sanar. Para ello se utiliza una mano de caracoles. Por el caracol hablan
todos los Orishas Yorubas. Este oráculo, forma parte de la apasionante, ancestral y profunda
filosofía, liturgia y practica mágico -esotérica que se realiza en la religión de los Orishas.
Con el uso de este ritual de comunicación entre los Orishas y sus hijos se intenta conseguir el
desenvolvimiento espiritual y material del ser humano. Por el caracol (tirar el caracol) hablan todos
los Orishas Yorubas. Este Oráculo, forma parte de la apasionante, ancestral y profunda filosofía,
liturgia y práctica mágico -esotérica que se realiza en nuestra Religión.
En el rito, participa además del consultado, el Babalosha o Iyalosha consagrados en Santo, el
Babalawo no hace uso de este sistema sino que hace uso del Okpele o los ikines.
Este Sistema adivinatorio está compuesto por 16 caracoles -cauris -a los que se les ha quitado el
fondo, para que tengan estabilidad y al ser lanzados puedan caer de un lado o del otro, definiendo
así los signos de cada tirada.
Patakí:
Yemayá estaba casada con Orúnmila, gran adivinador de la tierra de Ifé, que hacía milagros y tenía
una gran clientela. Por ese entonces, Orúnmila se hallaba íntimamente unido al secreto de los
caracoles (Diloggún), pues Yemayá, dueña del mar, peces, caracoles y todo lo marino, se lo
comunicaba. El, a su vez, interpretaba esos secretos a través de los Oddun y de las leyendas.
Ocurrió que un día Orúnmila tuvo que hacer un viaje largo y tedioso para asistir a una reunión de
los Awó que había convocado Olofi, y como se demoró más de lo que Yemayá imaginaba, ésta
quedó sin dinero, así que decidió aplicar su técnica y su sabiduría para consultar por su cuenta a
quienes precisaban de ayuda.
Cuando alguien venía a buscar a Orúnmila para consultarse, ella le decía que no se preocupara y
le tiraba el Diloggún. Como era adivinadora de nacimiento, sus vaticinios tuvieron gran éxito y sus
Ebbó salvaron a mucha gente.
Orúnmila, de camino hacia su casa, oyó decir que había una mujer adivinadora y milagrosa en su
pueblo. El, curioso -como todo ser humano-, se disfrazó y, preguntando por el lugar donde vivía
aquella mujer, llegó a su propia casa.
Yemayá, al descubrirlo, le dijo:
"¿Tú creías que me iba a morir de hambre?"
Así que él, enfurecido, la llevó delante de Olofin, sabio entre los sabios, quien decidió que Orúnmila
registrara con el Ekuele, los Ekines y el Até de Ifá, y que Yemayá dominara el Diloggún. Pero le
advirtió a Orúnmila que cuando Yemayá saliera en su Oddun, todos los Babalawos tendían que
rendirle pleitesía, tocar con la frente el tablero y decir: EBBO FI EBOADA.
La verdad religiosa yoruba, estuvo en el pasado fuera de la razón, en el presente está al alcance
de ella. El hombre de hoy ha logrado adentrarse en lo más profundo de la cosmología yoruba, de
sus dogmas, teología y filosofía. A través de la ciencia y la tecnología ha conseguido desmitificar lo
arcano de la Santería.
La necesidad de predecir el futuro, de prever lo ignoto por medio de la adivinación, ha estado
presente en toda la historia de la civilización desde los albores de la humanidad.
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Los medios utilizados por los distintos sistemas y procesos adivinatorios son extraordinariamente
variados: el agua, la arena, los cuerpos celestes, la corteza de los árboles, las líneas de las manos
y de los pies, los rasgos faciales, la textura de los viejos brebajes como el te, el café, el payote, los
cuernos de ciertos animales, el humo, las semillas y los caracoles, entre otros muchos. Aunque la
adivinación continúa practicándose mundialmente, muy poco se ha hecho en materia de
investigación sobre estos sistemas, incluyendo aquellos que llegaron al continente americano
procedentes de África en las migraciones forzadas de la trata de esclavos del pasado siglo.
El sistema de adivinación de Ifá y el Diloggún son los dos oráculos yoruba más importantes que
llegaron a Cuba procedentes de África y son los antecesores directos del sistema de adivinación
cubano de los caracoles o Diloggún cubano, actualmente conocido y utilizado en muchos países de
América, como Venezuela, Puerto Rico, Panamá, Colombia, México, Estados Unidos de
Norteamérica y Republica Dominicana, por solo citar los que tienen mayor número de practicantes.
En Brasil está ampliamente difundido un oráculo del caracol que difiere, en algunas de sus
características, del sistema cubano, aun cuando entre ambos existen múltiples puntos de
coincidencia o semejanzas.
El Diloggún, también conocido como Los Caracoles, es un sistema de adivinación que se basa en
16 signos fundamentales más uno (denominado Opira), conocidos por oddu (popularmente
denominados orduns).
Estos 16 oddu, al combinarse, originan 256 oddu compuestos. Los oddu compuestos representan
personajes oraculares, a cada uno de los cuales corresponden distintos refranes derivados, por lo
general, de antiguas historias yoruba. Estos refranes, unidos a las distintas generalidades,
positivas y negativas, y a otros mensajes que se relacionan con el personaje oracular, son los que
permiten al consultante caracterizar la situación específica que vive el cliente o consultado por un
espacio de tiempo determinado.
Este sistema oracular utiliza como instrumento básico de adivinación 16 caracoles cauris. Los
caracoles, previamente preparados como se muestra en la figura 1 y manipulados como se
expondrá en detalle más adelante, al ser "tirados", pueden adoptar dos disposiciones: una con la
abertura original del caracol hacia arriba; la otra, a la inversa.
Cuando un caracol cae con la abertura original hacia arriba, se dice que está en posición
conversacional y cuando cae en la posición inversa, se dice que es no conversacional. Estas dos
disposiciones se ilustran en la figura 2.
Figura 1
Preparación del caracol cauri.
a) Se hace una pequeña abertura en uno de los extremos de la parte abombada utilizando
una segueta o lima.
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b) Se inserta en la abertura un instrumento de punta fina, y haciendo un pequeño movimiento se
desprende la parte convexa.
Figura 2
Posición en que puede caer el caracol
a) Posición no conversacional
b) Posición conversacional
Al tirar los caracoles, se determina un oddu simple, de acuerdo con el número que cae con una u
otra disposición, y con una segunda tirada se completa la pareja u oddu compuesto. En la consulta
oracular circunstancial del sistema cubano de adivinación de los caracoles o Diloggún, el caracol
que se utiliza es el que le corresponde a la deidad denominada Eleguá. Esta deidad es la
designada en el panteón cubano como mensajero de las deidades y de los espíritus. El número de
caracoles pertenecientes a este mensajero es 21, de los cuales se separan 5 que se consideran
testigos (adele) silentes, el resto representa a los 16 oddu. Los demás símbolos de las deidades
recibidos por el sacerdote o sacerdotisa en su iniciación, cuentan con 18 caracoles cada uno, de
los cuales se separan 2 en el proceso adivinatorio no circunstancial o de iniciación, conocido Itá.
Además de los caracoles, este sistema de adivinación utiliza como instrumentos auxiliares los ibo,
objetos que sostenidos en las manos del cliente o consultado hacen que el sacerdote o consultante
obtenga respuestas de si o no a las distintas interrogantes o alternativas que permitan hacer
predicciones sobre el futuro del consultado. El sistema de adivinación se completa con los ebó y
adimú, que son los distintos recursos y alternativas, como limpiezas, baños, ofrendas a las
deidades y sacrificios de animales, que ayudan a eliminar la negatividad predicha y atraer el
bienestar.
A diferencia de otros sistemas de adivinación, el Diloggún cubano no se basa en la posible
"inspiración divina", "poderes psíquicos” u otras particularidades que pueda poseer el sacerdote o
consultante. Este sistema se rige por un conjunto o corpus de conocimientos, previamente
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