POLÍTICA EXTERIOR DE CARLOS V
lilithbooEnsayo5 de Diciembre de 2013
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POLÍTICA EXTERIOR DE CARLOS V
Básicamente la política exterior del Emperador Carlos V la podemos clasificar en cuatro etapas:
· Primera etapa: abarca de 1516 (año en que se proclama rey de España, como Carlos I) a 1530 (año
de su coronación imperial). Se caracteriza por ser un Carlos joven, con carácter conciliador, muy
dentro de la línea erasmista e influido por los primeros consejeros. Sus tres rivales, antes
mencionados hacen acto de presencia pero de forma descoordinada. Con los franceses y
musulmanes se libran batallas, cuyo lugar del conflicto será Italia y la cuenca mediterránea
respectivamente; y con los luteranos mantiene la vía del diálogo. El saldo de esta etapa puede
considerarse como positiva para el Emperador, siendo Pavía la victoria más significativa.
· Segunda etapa: comienza lógicamente en 1530 y concluye en 1544 con la paz de Crépy con Francia.
En esta etapa más madura de Carlos, podemos ver que se libera del influjo de los primeros
consejeros, ya que con la muerte del canciller Gattinara, entra un nuevo equipo de consejeros, en
los que el componente hispánico cobra relevancia. Aquí empieza a fracasar el clima conciliador
marcado en la primera etapa. Pero la mayor característica es la coordinación de los distintos frentes
antiimperiales. Es el más hispano de los cuatro, ya que la guerra entre Carlos y Francisco I de
Francia se producirá en el Mediterráneo. El balance de esta etapa entremezcla victorias y fracasos,
estos últimos al parecer, más abundantes.
· Tercera etapa: abarca entre 1544 y 1551, cuando se produce el acuerdo familiar de división del
imperio. Se caracteriza por la repetida descoordinada acción de las fuerzas contrarias al Imperio.
Francia, al renunciar en Crépy a continuar la alianza con el Imperio turco, hace que Carlos subscriba
treguas; esto permite al Emperador centrar sus fuerzas en el ámbito protestante.
· Cuarta etapa: comprende los años de 1551 y 1556, año éste de la abdicación de Carlos I al trono
español. En esta etapa nos encontramos con un Carlos ya envejecido y cansado, el cual reconoce
algo que no estaba dispuesto a aceptar anteriormente: la ruptura de la Europa cristiana. En esta
fase los enemigos de Carlos unen sus fuerzas, pactando los franceses con los protestantes. Esta
etapa se salva negativamente para el Emperador.
I. Musulmanes, protestantes y franceses por separado, 1516-1530
Los primeros en dar muestras de inquietud fueron los turcos y berberiscos. La expansión del Imperio
otomano en Europa se remontaba al siglo XIV, pero fue la conquista de Constantinopla, realizada por el
sultán Mahomet II en 1453 la que impulsó al imperio a un nuevo avance. El mismo año de su proclamación
como Rey de España en 1516, Carlos se unió a la Liga Santa, integrada por su abuelo Maximiliano I y León
X, para solucionar el problema turco. Pero hubo un acontecimiento negativo: la ocupación por Barbarroja
de Argel, convertido en punto de origen de muchos saqueos norteafricanos.
En 1517, mientras Carlos desembarcaba en España, Martín Lutero colocaba sus famosas “95 tesis” en la
puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. Al principio solo parecía una de las muchas controversias
religiosas, pero sin embargo, la reforma luterana acabaría produciendo una ruptura sin solución en la
Europa cristiana, a la que se sumarian reformas como la de Zwinglio o Calvino (con discrepancias entre si,
pero las tres contra Roma). A la negativa de Lutero de retractarse, le siguió la bula Exurge Domine del papa
León X en 1520, en la que se condenaba por heréticas algunas tesis luteranas.
La rivalidad entre Francisco I de Francia y Carlos I de España se inició por su común aspiración a la dignidad
imperial, a la que accedió Carlos, y se sumó a otras tensiones nacionales para desembocar en 1521, con los
inicios de cuatro guerras en territorio italiano. Ese año, 1521, mientras las tropas francesas presionaban la
frontera con los Países Bajos y Navarra, y la Dieta de Worms condenaba al exilio a Lutero y quemaba sus
obras, el sultán Solimán II el Magnífico, se apoderaba de Belgrado.
Para España, la lucha con Francia tuvo el mayor interés, Francisco es el primero en atacar, aprovechando el
levantamiento Comunero de Castilla, en las fronteras de Flandes y Navarra, intentando reponer a sus
destronados monarcas. La reacción de Carlos V fue atraer a su causa a Enrique VIII de Inglaterra, que
atacaría a Francia por el norte, y a León X, con quien hizo pactos secretos, iniciándose la 1ª Guerra de Italia.
Las tropas imperiales tomarían Milán, en manos de Francisco I desde 1515; también recuperaría Parma y
Plasencia, cedidas al Papado.
A finales de 1521 muere el Papa y le sucede Adriano de Utrecht, con el que se abriría un periodo
esperanzador en las relaciones de Emperador y Papa en la Santa Sede. El primer intento del Rey francés de
recuperar el ducado milanés terminó con la batalla de Bicoca en 1522, que aunque vencida no obtuvo más
resultado que la pérdida de ascendiente sobre Génova. Mientras en la cuenca danubiana seguían los
avances turcos, Francisco intentó otra vez recuperar el Milanesado, logrando ocuparlo en 1524, pero fue
en la batalla de Pavía, uno de los grandes hechos armados del siglo XVI cuando se puso fin definitivo al
intento francés de recuperar Milán.
Francisco fue hecho prisionero en la batalla y fue trasladado a España, donde estuvo unos meses en
cautiverio, firmando el tratado de Madrid en 1526, donde se comprometió a devolver Borgoña, renunciar a
la soberanía sobre Flandes y Artois, y a sus aspiraciones sobre territorio italiano y a aceptar también el
compromiso matrimonial con Leonor, hermana mayor de Carlos V, todo a cambio de su libertad. Como
garantía España se quedó con dos de sus hijos, el delfín y el duque de Orleans. Pero nada más llegar
Francia, y sin preocuparse por los rehenes, Francisco I se liberó de los compromisos contraídos en el
tratado.
Durante su cautiverio, tomo las riendas del país su madre Luisa de Saboya, que consiguió formar la Liga de
Cognac o Clementina en 1526, integrada por Francia, Inglaterra y los estados italianos, incluidos los
pontificios de Clemente VII. La formación de esta Liga inició la 2ª Guerra de Italia, cuyo acontecimiento más
relevante es el saco de Roma de 1527, de gran impacto para toda la cristiandad. Los franceses
conquistaron Génova y su objetivo siguiente era Nápoles, pero su aliado el almirante genovés Andrea
Doria, fue “aspirado” hacia el imperio gracias a Gattinara, lo que hizo que se truncara la conquista y Francia
tuviera que deponer las armas.
Se firmaron dos paces distintas, la de Barcelona en 1529 entre el Emperador y el Papa Clemente VII, donde
el Papa reconocía la investidura a Carlos de Nápoles y éste, restauraba a los Médicis en Florencia, y se
organizó para el año siguiente, 1530, la coronación como Emperador, que ratificaba su reconciliación. Y la
más destacada, la paz de Cambray o de las Damas, llamada así porque participaron Luisa de Saboya y
Margarita de Austria, junto con el Emperador Carlos V y Francisco I, una vuelta a lo estipulado en el tratado
de Madrid, Francisco renuncia a Italia pero conservaba Borgoña, sus hijos eran liberados a cambio de un
rescate de dos millones de escudos y se celebraba el enlace con Leonor de Habsburgo.
El luteranismo se fue complicando después de la Dieta de Worms en la que Lutero fue condenado, quien
protegido por el elector de Sajonia estuvo varios años en el castillo de Wartburg reforzando su doctrina,
mientras se unían a su causa más adeptos convirtiéndose no sólo en bandera religiosa sino también
política. La rebelión de los campesinos, saldada por los nobles con el consentimiento de Lutero, dio paso a
la convocatoria de dos nuevas dietas en Spira, en 1526 y 1529, ambas fracasadas, en la ultima se acuñó el
termino “protestantes”.
En 1530 Carlos asistió a la Dieta de Augsburgo, pero la actitud cesaropapista y conciliadora del Emperador
no produjo sino la oposición de los sectores más radicales a lo allí acordado, siendo la respuesta de los
protestantes la creación de la Liga de Smalkalda con la clara finalidad de luchar en armas contra el
Emperador.
El enfrentamiento con el Imperio Otomano y su sultán Solimán II el Magnífico fue el frente más alejado y
el menos exitoso, al continuarse la expansión turca por los Balcanes: conquista de Belgrado en 1521,
ocupación de Rodas en 1522 y victoria de Mohacz 1526 que supuso la conquista del reino de Hungría, la
muerte de su rey Luis II el Póstumo, y la sucesión en él de Fernando de Habsburgo, hermano de Carlos,
casado con Ana, la hermana del difunto, quien pronto establecerá treguas con el turco.
La piratería berberisca seguiría con su acoso por el Mediterráneo, pero también conquistando el Peñón de
Argel y venciendo en aguas de Formentera a la flota de galeras que envió Carlos contra ellos.
II. Alianzas antiimperiales en la fase mediterránea, 1530-1544
La Paz de las Damas de 1529 no impidió que Francisco I llevase a cabo una
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