Notas sobre política exterior boliviana
john007Tutorial15 de Noviembre de 2012
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NOTAS SOBRE POLÍTICA EXTERIOR BOLIVIANA
I. HACIA UNA NUEVA FORMA DE INSERCIÓN ACTIVA EN EL SISTEMA ECONÓMICO REGIONAL Y MUNDIAL.
1. Antecedentes.-
La gestión 2001-2002 en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto se desarrolló en el contexto de los profundos cambios que se están gestando en el hemisferio, caracterizados a su vez por tres acontecimientos centrales: la convulsión global provocada por los ataques terroristas del 11 de septiembre del año pasado, el colapso económica y social de Argentina y la crisis democrática venezolana.
Los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono cambiaron en un día las prioridades del sistema global, y colocaron el terrorismo -y los factores que lo apoyan o complementan-en el primer plano de los objetivos de las grandes potencias. En la medida en la que Estados Unidos y las potencias europeas -incluyendo Rusia-asumieron los ataques como la principal amenaza a su seguridad, subordinaron todos los otros objetivos de su gestión externa a este nuevo centro de acción. Declararon la guerra a las organizaciones terroristas de alcance global, invadieron Afganistán, derrocaron al régimen Talibán y actualizaron los instrumentos jurídicos, policiales y militares de confrontación con el terrorismo, el narcotráfico y el lavado de dinero. En efecto, el sistema internacional que se construyó en los acuerdos de Westfalia no estaba preparado para este nuevo tipo de conflicto, en los que ya no se enfrentan Estados, sino Estados con organizaciones irregulares sin base territorial. Para entender la situación actual es necesario asumir la idea de que Estados Unidos está en guerra, se siente en guerra y que esa guerra durará mucho tiempo. Bolivia y todos los países de América Latina rechazaron los ataques, expresaron su solidaridad con el país agredido y pusieron en práctica los mecanismos de seguridad y defensa colectiva, sobre todo en el marco del Grupo de Río, mecanismo de consulta política, y en el de la Organización de Estados Americanos.
La temida crisis sistémica se produjo finalmente en un país de la región. Al promediar diciembre del 2001, la convertibilidad, en la que descansaba la estructura política y financiera de la Argentina, no pudo soportar la presión de los mercados de capital y colapsó. Provocó una gravísima crisis social y política que se llevó consigo al Gobierno del Presidente De la Rúa y, pocos días más tarde, al del Gobernador Rodríguez Saa. El Gobierno Duhalde, nombrado después por una aplastante mayoría congresal, confronta ahora las secuelas del corralito bancario, por la imposibilidad material de honrar los derechos de los depositantes y una parálisis casi total del aparato productivo, privado de recursos financieros. Como consecuencia de ese proceso han resultado afectadas las relaciones con los inversionistas corporativos extranjeros y, en cierta medida, los vínculos con algunos países industrializados. Las instituciones multilaterales de ayuda financiera se han mostrado particularmente exigentes con el Gobierno argentino y no han liberado hasta los recursos de alivio indispensables. Desde luego, aunque en medida menor a la esperada, el efecto de demostración argentino también ha dañado la relación de los otros países de América Latina con el sistema financiero internacional y los mercados de capital. A esos resultados deben añadirse los problemas de orden comercial provocados por las sucesivas devaluaciones que originaron. El Mercosur fue directamente damnificado por el problema.
El 11 de abril de este año, movilizaciones ciudadanas de protesta culminaron con la interrupción del orden constitucional de Venezuela, el derrocamiento del Presidente Chávez y su posterior retorno al poder. Desde luego no corresponde ni examinar ni opinar sobre las circunstancias de orden interno que condujeron a esa situación. Es un asunto de política doméstica. Sin embargo, el Presidente y el Canciller de la República se pronunciaron de inmediato, durante la Cumbre del Grupo de Río, invocando la aplicación de la Carta Democrática, suscrita en el marco de la Organización de los Estados Americanos. La gestión de los países de la región fue factor decisivo en el restablecimiento del orden democrático en el país hermano. Con algunas dudas y demoras, producto de la confusión que acompaña este tipo de acontecimientos, el sistema interamericano encaró el desafío y ayudó a superar la crisis. Pero la luz de alerta se encendió y quedó la advertencia de que las expresiones de descontento social que se ponen de manifiesto en las calles de América Latina, pueden concluir afectando el sistema democrático, en la medida en que las demandas populares no encuentren respuesta oportuna.
Esos factores configuran un cuadro extremadamente delicado, que planteó y que planteará al país desafíos importantes, tanto en la gestión económica y política interna como en la administración de la política exterior. Son resultado de la conocida vulnerabilidad regional a los flujos financieros externos, a los precios de sus productos de exportación, a la creciente concentración del ingreso en el plano global, a la fragmentación social y al desencanto ciudadano con el funcionamiento del sistema democrático. Bolivia no es ajena a la influencia de esos factores.
2. Avances a la fecha.-
Las prioridades de la política exterior de Bolivia, en los veinte años del proceso democrático, se adecuaron a las circunstancias prevalecientes.
En la primera fase de reconstrucción democrática, la acción externa estuvo encaminada a conseguir los medios de apoyo externo, financiero y político, indispensables para vencer los problemas de la hiperinflación, la crisis del endeudamiento externo y el desplome de los precios del estaño y del gas, por un lado, y para consolidar el sistema democrático, por otro. La asistencia internacional fue un factor de importancia crítica en la superación de esta etapa.
En la segunda, sin descuidar la anterior, la tarea estuvo dominada por las consideraciones relativas a la lucha contra el tráfico de drogas y el cultivo ilegal de hoja de coca. En realidad, la comunidad internacional condicionó el acceso a financiamiento, mercados y cooperación financiera y humanitaria, a la erradicación de cocales y a la exclusión de Bolivia del circuito de la droga.
En la administración del Presidente Quiroga la orientación de la política externa nacional se ha ajustado nuevamente. La gestión internacional se ha encaminado al acceso a mercados y a la captación de inversiones para el desarrollo del sector gasifero, piedra angular del desarrollo económico del futuro próximo. Por eso se ha procurado consolidar la estructura de la Comunidad Andina, para mantener y ampliar los mercados regionales para las exportaciones de soya de Santa Cruz; se ha promovido una activa línea de cabildeo y presión para consolidar y ampliar el Acta de Preferenciales Arancelarias Andinas de los Estados Unidos, crucial para las ventas de textiles, cueros y manufacturas bolivianas de mano de obra intensiva y, finalmente, se encaminó la política de exportación de gas natural licuado al mercado de California.
De esa forma se ha intentado promover un cambio significativo en la política internacional boliviana: pasar de una gestión externa dedicada a luchar contra el narcotráfico a una diplomacia que gire en torno a las relaciones económicas internacionales. Transitar de la actitud pasiva de apertura al comercio mundial y a la inversión hacia una nueva forma de inserción activa en el sistema económico regional y mundial.
3.- Acciones por desarrollar y recomendaciones.-
El país debe asumir por sí mismo la gestión de determinadas acciones, como la relativa a la ejecución del proyecto de LNG, por ejemplo. Las negociaciones con el país en el que se instale el puerto ya fuera Perú o Chile; el otorgamiento de ventajas comerciales en México para el tránsito del gas natural; el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, tienen carácter bilateral. Por cierto, se sitúan en el mismo plano las acciones con el Brasil para ampliar la venta del gas y para establecer plantas petroquímicas y termoeléctricas orientadas a ese mercado y las que se vayan a emprender en el futuro para aprovechar el potencial energético nacional.
Por lo demás, en ningún momento puede dejarse de lado el objetivo central de nuestra reintegración marítima y la política de reafirmación de nuestro derecho a obtener una solución definitiva al problema del enclaustramiento geográfico. Las negociaciones sobre la posible exportación del gas a través de Chile deben estar encaminadas también a la búsqueda de soluciones creativas que nos permitan recuperar nuestra cualidad marítima.
En cambio, otras gestiones tienen que realizarse necesariamente en el plano multilateral.
La producción boliviana de soya y otros granos depende de manera directa de la consolidación de la Comunidad Andina. Las preferencias arancelarias del mercado andino son absolutamente críticas para mantener y expandir la frontera agrícola del oriente boliviano.
De la misma forma, no quedan dudas sobre la necesidad de concertar la acción con los socios de la Comunidad Andina y del Mercosur para participar en negociaciones comerciales con Estados Unidos y la Unión Europea. Así lo ha demostrado la experiencia de las gestiones realizadas en el Ejecutivo y el Congreso de los Estados Unidos en el tema del Acta de las Preferencias Arancelarias Andinas y las difíciles conversaciones que se sostuvieron en Bruselas y Madrid con la Unión Europea, especialmente durante la Cumbre de América Latina y el Caribe - Unión Europea, a propósito de la ampliación del Sistema Generalizado de Preferencias y de la suscripción de un
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