Pabellón de Guatemala

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El 2 de Noviembre de 1926, el  Gobierno Español anuncia en los siguientes términos  “Guatemala participará en la forma más modesta y menos onerosa”, más tarde informa también que Panamá, El Salvador y Costa Rica estarán presentes, pero concurriendo dentro de las Galerías Americana, respecto a Honduras y Nicaragua, inmersas en conflictos revolucionarios y guerra civil, disculpan su asistencia; por lo que cabe deducir que la presencia Centro Americana en la Exposición era incierta, ya que además de las razones, expuestas la citadas repúblicas tenían una situación económica poco propicia dado su falta de recursos.

En el mes de Febrero de 1929, el Ministro de Fomento, consigue una asignación de 30.000 dólares para la participación de Guatemala en el Certamen sevillano, inmediatamente comunica este hecho vía telegráfica el 1 de Marzo mostrando su interés en participar con un pabellón permanente. El 10 de Abril de 1929, a un mes escaso de la inauguración de la Exposición, Guatemala confirma su asistencia con un pabellón permanente de 18 X 10 m2 construido sobre parcela de 30 X 20 m2, que el Comité había asignado junto al Pabellón de Venezuela, único de los Pabellones internacionales desaparecidos, en la Avd. de las Delicias y próximo al Pabellón de la Argentina. Guatemala presentaba en su pabellón el café como producto agrícola de calidad y artesanías de fino labrado en jícaras de morro.

El encargado de realizar el pabellón guatemalteco fue el arquitecto José Granados de la Vega, fue de los pabellones más sencillos de la exposición. Las obras fueron finalizadas el 3 de agosto de 1929, siendo inaugurado de forma oficial por el Rey Alfonso XIII el 31 de Octubre de 1929. El edificio que consta de dos plantas, una de ellas semisótano, para su fabricación se utilizó ladrillo, lo más particular del mismo es el revestimiento en su totalidad de las fachadas con azulejos en color blanco y azul (color de la bandera de ese país) elaborado en la fábrica trianera de Ramos Rejano, que responden a las influencias de una temática maya. El color azul de los azulejos no viene dado solo por el color de la bandera, sino que desde los Mayas este color fue muy utilizado, formando parte de su cultura. Estos utilizaban el azul para muchas razones: rituales, fondos de pinturas murales,  esmaltes cerámicos, etc. El pigmento azul que utilizaban lo conseguían a partir del índigo.

Las formas del pabellón están extraídas del lenguaje arquitectónico maya. Así, la portada de acceso se cierra con una especie de arco falso formado por aproximación de hiladas (que van intercalando blanco y el azul) que quiere imitar la cresta de las pirámides de esta civilización. De la misma forma, las escaleras por las que se accede al interior de la pirámide están también aquí representadas, aunque las actuales son una sustitución de las originales. Los azulejos de los zócalos tienen formas escalonadas también inspiradas en los escalonamientos. La portada está flanqueada por bandas con motivos decorativos típicos de las estelas mayas, como los relieves que aparecen en las estelas de Quiraguá, los relieves representados son inscripciones jeroglíficas de gran complejidad. A los lados de estas bandas aparecen los quetzales (aves símbolo de la República de Guatemala). En la mitad superior de los laterales del pabellón hay unas crestas que nos vuelen a remitir a las crestas de las pirámides, al igual en los ventanales, que tienen forma de pirámide escalonada invertida.

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