Etnias De Guatemala
albertohernandez7 de Marzo de 2012
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Etnias
- Garinagu
- Tekiteko
- Achi'es
- Jakaltecos
- Ixiles
- Q'anjob'ales
- Q'eqchies
- Chalchitecos
- Sakapultecos
- Maya mopán e itzá
- Awakatecos
- Akatecos
- Chuj
- Mames
- K'ichés
- Xincas
- Sipakapenses
- Uspanteko
- Ch'orti'es
- Poqomames
- Tz'utujiles
- Poqomchíes
- Kaqchikeles
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Chalchitecos, en busca de reconocimiento
A la llegada de los españoles, Chalchitán, en el actual Huehuetenango, ya tenía mucho tiempo de existir. Su nombre original fue Cuacul, por el grupo que salió de Tullán, actual México.
Durante el período clásico maya (300 al 930 después de Cristo), Chalchitán fue conocido como “Casa Jaguar”. Tras la conquista fue nombrado como Cuacutec, nombre de origen nahualt.
Quetzales, volcanes, flores y venados adornan el traje chalchiteco.
Durante las primeras décadas transcurridas luego de la independencia, Chalchitán y Aguacatán eran dos pueblos diferentes. Sin embargo, el 2 de febrero de 1881, Chalchitán fue suprimido para ser anexado como barrio de Aguacatán.
Los chalchitecos nunca estuvieron de acuerdo con esa medida, pero no fue sino hasta principios de los años 90 del siglo XX, cuando comenzaron a exigir reconocimiento.
De esa cuenta, plantearon al gobierno de Ramiro de León Carpio y a la entonces guerrillera no olvidarse del chalchiteko en los acerdos que firmaran. Sin embargo, esa petición no fue atendida.
En 1998, mientras se discutían reformas a la Constitución, los chalchitecos hicieron un nuevo y exitoso intento.
Dentro de las enmiendas a la Carta Magna, en particular al artículo 143, lograron que se incluyera al chalchiteko como otro de los idiomas que se hablan en el país. El triunfo del No en la consulta popular impidió su reconocimiento.
Su intento más reciente lo realizaron en abril del 2002 ante los siete diputados huehuetecos. Por medio de un proyecto de decreto legislativo del 28 de mayo último, los diputados de Huehuetenango consideran que el chalchiteko debe ser reconocido constitucionalmente.
En la actualidad, esta comunidad la integran alrededor de 30 mil personas. En su mayoría, se dedican al cultivo de cebolla y ajo para la exportación, así como a la elaboración de tejidos.
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Xinca: idioma en proceso de extinción
En el señorío Xinca, que se extendía desde la costa del Pacífico hasta las montañas de Jalapa, hubo valientes guerreros que opusieron fiera resistencia a Pedro de Alvarado y sus hombres, cuando atravesaron la zona rumbo a Cuscatlán.
Finalmente, el español los venció y tomó como esclavos a muchos de ellos, a quienes obligó a acompañarlo a la conquista de lo que ahora es El Salvador. De ese hecho se deriva el nombre del pueblo, el río y el puente “Los Esclavos”, en el municipio de Cuilapa, Santa Rosa.
Los pocos xincas que hablan su idioma son personas de la tercera edad.
Después de 1575, el proceso de extinción de la población xinca se aceleró, principalmente por el traslado de la población a otros lugares.
Eso, según Dalila Gaitán Lara, a la par de la hispanización gradual de la población (...) incidió en la pérdida del idioma.
Gaitán Lara realizó en 1997 el “Breve estudio de la comunidad lingüística xinca”.
En la actualidad, el xinca, único idioma indígena cuyo origen no se remonta a los antiguos mayas, está en franca desaparición, pues lo hablan apenas entre 100 y 250 personas.
Según estudios recientes, es hablado en siete municipios y una aldea de Santa Rosa y Jutiapa. En 1991 se mencionaba que sólo tenía 25 hablantes, pero en 1997 se decía que eran 297.
Para ese último año, se mencionaba que en Guazacapán, Santa Rosa, sólo lo hablaban“ 5 ó 6 abuelos”, la mayoría de más de 80 años.
Una de las referencia más antiguas sobre este idioma la proporcionó el arzobispo Pedro Cortés y Larraz, durante una visita pastoral a la diócesis de Taxisco, en 1769.
Los expertos aseguran que la reconstrucción del xinca “se puede visualizar como posible mediante métodos de lingüística histórica y arqueología lingüística, que pueden ser aplicados por equipos de lingüistas dedicados a este campo”.
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Los garinagu, alegría en Atlántico
El 25 de noviembre de 1802, alrededor de 150 garinagu (plural de garífuna) encabezados por Marco Sánchez Díaz arribaron a la costa atlántica guatemalteca.
Los primeros garinagu nacieron en la isla de San Vicente, frente a las costas de Venezuela, de la mezca de caribes rojos con negros africanos.
Los garinagu se distinguen por el colorido de su vestuario.
En 1797, los garinagu fueron expulsados de San Vicente por los ingleses. A bordo de diez naves los trasladaron a la isla hondureña de Roatán.
Cinco años más tarde, el grupo dirigido por Sánchez Díaz decidió buscar nuevos horizontes y se afincó en Livingston y Puerto Barrios, en el atlántico guatemalteco.
En la actualidad, los garinagu habitan también en seis comunidades de Belice, 46 de Honduras y cinco de Nicaragua.
El garífuna es un idioma híbrido: su léxico comprende 45 por ciento de palabras de origen arawaco, 25 de kallina o caribe, 15 de francés, 10 de inglés y cinco de vocablos técnicos españoles.
Este pueblo resalta por su alegría y los vistoso de su indumentaria. También llama la atención por sus comidas, como el tapado (sopa con leche de coco, mariscos, yuca, plátano y albahaca), y la machuca (plátano verde con coco, camarones, pescado, cangrejo y cebolla).
Sus artesanías las elaboran con corteza de coco, carey, corozo y guiscoyol, con los que dan forma a collares, anillos, pulseras, prendedores y pipas.
Las danzas favoritas de estos porteños son el Yacunú, el Sambai, la Punta, la Shumba, el Jungujugu, el Gunjae y el Aru Majani.
El Yancunú se refiere a una danza guerrera, con trajes y máscaras de mujer, que es bailada sólo por hombres.
El 18 de mayo del 2001, la Unesco declaró a esta expresión garífuna como “obra maestra del patrimonio oral y material de la humanidad”.
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Los sakapultecos son hábiles orfebres
La antigua Lamac, hoy conocida como Sacapulas, en Quiché, fue conquistada por los españoles poco antes de 1553. En la actualidad es el único lugar donde se habla sakapulteco.
Esta comunidad cuenta con varios sitios arqueológicos que son poco visitados, entre ellos, Chuitinamit, Sacapulas, Tierra Blanca, Xolpocol y Xutixtiox.
Las sacapultecas usan un elegante traje en ocasiones especiales.
En este municipio se encuentra una mina de sal negra, conocida localmente como xupej, a la que se atribuyen propiedades medicinales. La misma se encuentra a orillas del río Negro, cerca del cual existen parajes de incomparable belleza, como Río Blanco, Trapichitos y Tzununul.
Los sacapultecos son los únicos quichelenses que elaboran artesanías en morro. Son famosas sus jícaras y guacales, utilizadas para tomar agua, guardar productos y lavar.
Algunos han mantenido la tradición de trabajar el oro, al que dan forma de pulseras y collares.
No pasan inadvertidos los caramelos elaborados con caña de azúcar y “los alborotos”, así como sus dulces sandías y papayas.
Como en otra regiones del país, hay historias que se transmiten oralmente.
Una de ellas es sobre el puente que habría construido el demonio sobre el río Negro o Chixoy a cambio de que Dios le diera una de sus hijas. Según el relato, el Creador accedió si la construcción concluía antes de que cantara el primer gallo.
Cuentan que el diablo quiso engañar al Padre Eterno, por lo que dispuso matar a todos los gallos y gallinas. San Pedro se dio cuenta de eso y pudo quitarle un último huevo a la última gallina y lo guardó en su morral.
Cuando el puente estaba casi terminado, “cantó el huevo que San Pedro tenía en su morral. El diablo se asustó y salió corriendo y quiso botar el puente de una patada, pero no logró pues ya estaba bendito por Dios”.
El puente habría sido construido alrededor de 1716.
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Sipakapenses: artesanos de la cera
El sipakapense, uno de los 21 idiomas de origen maya reconocidos en Guatemala, es hablado por unas 4,409 personas originarias de Sipacapa, San Marcos, un municipio de 152 kilómetros cuadrados.
Durante el período colonia se le conoció como San Bartolomé Sipacapa. El cronista Francisco de Fuentes y Guzmán, al describir en el siglo XVII a los habitantes del pueblo de esa parcialidad, se mostró sorprendido “no sólo por la limitación de su estirpe, sino por el abatimiento y la pobreza y desnudez en que viven”.
El traje de las sipacapenses no es tan colorido como el de otras regiones.
Mientras tanto, en 1770, Pedro Cortés y Larraz consignó que en Sipacapa se hablaba “el kacchiquel” y los indígenas tenían “muy bien con qué vivir”.
Una de las primeras referencias escritas sobre Sipacapa quedó registrada en la Gaceta de Guatemala el lunes 14 de agosto de 1797.
En ella, Joseph Domingo Hidalgo resumía: “Su comercio es corto en siembras de maíz y manufacturas de lana". A sus habitantes los describió como “indios joviales y
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