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Padilla Chasing, Iván Vicente


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  Tesinas  •  2.028 Palabras (9 Páginas)  •  277 Visitas

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Padilla Chasing, Iván Vicente. Milan Kundera y el totalitarismo kitsch: dictadura de conciencias y demagogia de sentimientos. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia – Facultad de Ciencias Humanas. 2010. 180 págs.

Tras la publicación de El debate de la hispanidad en Colombia en el siglo xix (2008), Iván Vicente Padilla Chasing, profesor del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia, publica un estudio sobre la novelística de Milan Kundera, autor de origen checo y nacionalizado francés. En él, Padilla hace énfasis en la actitud del novelista sobre el fenómeno denominado kitsch. El estudio está compuesto por tres capítulos: “El kitsch y sus observadores”, “Narratividad y fugacidad en la novela de Milan Kundera” y “Dictadura de conciencias y demagogia de sentimientos: Kundera y las nuevas formas de dominación y poder”. Aunque a primera vista, estos parecen no estar muy relacionados entre sí, dan cuenta de los mismos temas: la originalidad artística y el acierto estético presentes en el proyecto creador de Kundera.

Antes de tratar los objetos mencionados y con “la intención de contextualizar y entender el interés” (25) de Kundera por el kitsch, en el primer capítulo del estudio, el autor hace un recorrido histórico del término. En rasgos generales, sugiere Padilla, el fenómeno del kitsch ha sido observado de manera similar, aunque las perspectivas hayan sido distintas: estética (Eco, Calinescu y Greenberg), psicológica (Moles), sociológica (Giez, Killy y Adorno) y éticaantropológica (Broch). Los intelectuales mencionados insisten en las características de falsedad, en el carácter subalterno e, incluso, en el parasitismo de la cultura auténtica por parte del kitsch. Por otro lado, este último se considera “un instrumento de manipulación ideológica” (27) de las masas, incapaces de apreciar y entender los fenómenos artísticos y culturales auténticos, como ocurre, por ejemplo, en Greenberg. Así mismo, los autores insisten en el consumo del “arte” kitsch por parte de las masas, es decir, en la posibilidad que tiene el “hombre masa” para acceder económicamente a una cultura digerible que lo satisfaga y en la que se pueda reconocer sin tener que reflexionar o cuestionarse.

En este recorrido histórico Padilla destaca especialmente la perspectiva de Broch, que reconoce en el kitsch a “uno de los enemigos del hombre moderno, pues observa cómo el fenómeno se desplaza del campo estético de la obra de arte al campo ético del ser” (39). Precisamente, la observación de este fenómeno desde la perspectiva ética-antropológica de Broch le sirve al autor para exponer y sostener una de las hipótesis fundamentales de su estudio: que la novela kunderiana ha desempeñado un papel fundamental en la lucha contra el kitsch porque está orientada a que sus lectores reflexionen y se cuestionen por su existencia.

A partir de los postulados estéticos de Jan Mukařovský, Padilla explica, desde el segundo capítulo, que aunque la novela kunderiana se opone al kitsch mediante el ejercicio reflexivo que le propone al lector, su forma composicional no es la de un ensayo filosófico ni mucho menos científico porque “más que afirmaciones de su pensamiento, se trata de ejercicios de reflexión que […] tienen como función dar peso a la novela y configurar un discurso novelesco que le permita al lector observarse, cuestionarse y entenderse en su esencia” (47). De ahí que, como dice Kundera en El arte de la novela, la meditación de la novela sea interrogativa e hipotética. Por esta razón, el género en el cual se inscribe Kundera, como dice él mismo, es precisamente el mismo que Diderot, Fielding y Sterne heredaron de Cervantes, es decir, el género moderno, crítico y autocrítico por excelencia: la novela.

Ahora bien, sin buscar imitar a Cervantes ni a sus herederos, Kundera pone como principio rector de su proyecto creador la búsqueda de nuevas formas de expresión que transformen las formas novelescas existentes (54). Esto último, dice Padilla, es el primer acierto estético de la novelística kunderiana y, para demostrarlo, recurre a la exposición detallada de los nuevos aspectos composicionales que caracterizan los aspectos formales y las estrategias narrativas de las novelas de Kundera, con el fin de resaltar la novedad de su obra.

Según Padilla, Kundera se inspira en el procedimiento musical de la fuga de Bach y explora así nuevas posibilidades narrativas acordes a una idea de novela caracterizada por ser polifónica, lúdica y experimental. Bajo esta idea, la exploración musical en el proyecto creador de Kundera —que de uno u otro modo adquiere un carácter vanguardista— se caracteriza por el contrapunteo de “temas concertados en la esfera de uno o dos temas principales” (60). De este modo, la novela kunderiana asume “la yuxtaposición no solo de ideas y temas, sino también de tonos y tempos narrativos diferentes” como principio narrativo (61); expone registros dispares y heteróclitos que conforman un discurso absolutamente polifónico y nuevo en la tradición moderna de la novela. Para explicar este procedimiento narrativo, el autor se refiere a diferentes tipos de fugas en novelas como La broma, El libro de los amores ridículos, La vida está en otra parte, La inmortalidad, entre otras.

Ahora bien, si se parte de la idea de que la novela, a partir de los presupuestos teóricos de Adorno y Bajtín, es necesariamente polifónica, cabría preguntarse: ¿Qué diferencia existe entre este tipo de polifonía y la que ve el autor en la estructura de fuga de la novela kunderiana? La diferencia fundamental entre la polifonía como principio rector de la poética novelesca moderna y la polifonía de la fuga en la estética de Kundera se encuentra en que, según esta estructura musical, el novelista tiene la posibilidad de prescindir de cualquier otro principio que haya sido estereotipado por las novelas kitsch, como la unidad de acción o la necesidad de un cronotopo. Por medio de la fuga, la novela kunderiana impone una nueva estructura en la cual el dinamismo, la yuxtaposición, la heterogeneidad y el contrapunto configuran una libertad casi ilimitada, lo que le permite ir desde una forma tradicional como la de La broma, hasta una novela sin unidad de acción como El libro de la risa y el olvido. Así, la forma no altera la capacidad crítica de la novela y, fundamentalmente, no impide cuestionar el discurso

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