Políticas neoliberales en acción

 Políticas Neoliberales en Acción

penetra y transforma la política -a partir de los acontecimientos en Chile en 1973- creando así injusticia a nivel global66. Y los esbirros de tal injusticia no son otros que los gobiernos occidentales, las entidades empresariales67 y las instituciones post Segunda Guerra Mundial derivadas del Bretton-Woods, como el Banco Mundial [BM], el Fondo Monetario Internacional [FMI], y la Organización Mundial del Comercio [OMC].  

La teoría del capitalismo como encarnación de una “ley natural” recibe un apoyo masivo en la era neoliberal, contribuyendo así, no sólo a globalizar el poder del capitalismo, sino también a acelerar la globalización del neoliberalismo. Y, para describir dicho avance, es muy frecuente escuchar de la boca de muchos políticos occidentales el obsceno eslogan “la velocidad mata”. Esto confirma que ellos están en plena consciencia de lo que sucede y de lo que están haciendo. No obstante, lo que este eslogan deja entrever es el hecho de que una vez que las “reformas” neoliberales, -que más bien “deforman”- cobren cierto ímpetu, le resultará imposible a las personas afectadas mantenerse a flote ante los nuevos acontecimientos, fruto a su vez de estas mismas reformas deliberadas muy por encima de sus cabezas e implantadas a sus espaldas.

La gran inauguración de las políticas neoliberales se da en la década de los ochenta, cuya implantación se llevó a cabo por el Banco Mundial, el FMI y los Programas de Ajuste Estructural (PAE). Y es a partir del gravamen impuesto por dichos programas y organismos a los países del Sur que se les ha podido extorsionar hasta el día de hoy, siempre en virtud de su creciente deuda externa. En el entretanto, este proceso se ha servido de numerosas intervenciones militares y guerras para un sinnúmero de cosas: facilitar el apoderamiento de los activos restantes, pisar los recursos disponibles, instalar el neoliberalismo como política económica global, aplastar movimientos de resistencia (etiquetados cínicamente como “levantamientos FMI”) y finalmente, después del conflicto, facilitar el lucrativo negocio de la reconstrucción71. Es en esta misma década que Ronald Reagan y Margaret Thatcher deciden introducir el neoliberalismo en AngloAmérica. En 1989 se formuló el llamado “Consenso de Washington”, que proclamaba ser la guía hacia la libertad, la prosperidad y el crecimiento económico globales mediante “la desregulación, la liberalización y la privatización”. Y estas palabras se han convertido en el credo y promesa de todos los seguidores del neoliberalismo. Hoy sabemos que la realización de esta promesa sí es posible, aunque sólo las corporaciones tendrían acceso a este paraíso terrenal, dejándole al resto del mundo la ilusión de un paraíso “celestial”

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