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Porfirio Diaz


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2014  •  2.839 Palabras (12 Páginas)  •  228 Visitas

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Se cumplen 100 años de la partida de Porfirio Díaz en el Ypiranga

El mítico buque que llevó al exilio a Díaz, tuvo una historia similar a la del dictador; protagonizó episodios de la historia nacional

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29/05/2011 03:37 Andrés Becerril

El 31 de mayo de 1911, al filo del mediodía, Díaz, junto con su familia, abordaron el buque de vapor. Foto ArchivoExcélsior

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de mayo.- Ypiranga es una palabra ancestral, estrechamente ligada a la historia de México; ese fue el nombre del buque de vapor alemán que hace cien años —el 31 de mayo de 1911— se llevó al exilio a Porfirio Díaz, en un viaje trasatlántico de 24 días, seis días después de que el general renunciara a su cargo terminó una dictadura de más de 30 años.

Es la misma embarcación, en 1914, en el apogeo de la lucha revolucionaria, trajo a México un cargamento de armas —200 ametralladoras y 15 millones de cartuchos— para Victoriano Huerta, que terminó por detonar la segunda intervención de Estados Unidos en México, que de por sí los gringos ya tenían preparada, con el pretexto de deponer al gobierno usurpador de Huerta.

Ypiranga es una palabra de origen tupi-guaraní, idioma con el cual se comunicaban los pueblos originales de una parte de Sudamérica, principalmente de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Fue el idioma que los colonizadores escucharon cuando llegaron a esa parte del nuevo mundo en el siglo XVI.

Ypiranga es un topónimo donde Y significa agua y piranga, rojo, lo que en español significaría agua roja. También es el nombre de un riachuelo que está en Sao Pablo, Brasil, que es el caudal donde en 1822, Dom Pedro —hijo del rey portugués Dom Joao VI—, proclamó la independencia de Brasil.

Pero también Ypiranga es el nombre que decidió darle a uno de sus barcos a principios del siglo XX la empresa Hamburg-Amerikanische Packetfahrt Aktien Gesellschaft (Hapag), considerada como la primera naviera alemana trasatlántica de vapores, que fue fundada en 1847 y, actualmente existe, pero ahora con el nombre de Hapag-Lloyd.

La embarcación que llevó a Porfirio Díaz y a parte de su familia al exilio a París, prácticamente era nueva cuando la abordaron en el Puerto de Veracruz, el 31 de mayo de 1911. El Ypiranga fue botado el 8 de mayo de 1908, en el astillero Krupp Germaniawerft, en la ciudad de Kiel, según los archivos de Hapag-Lloyd, consultados por Excélsior, y su primer viaje entre Hamburgo y Brasil lo hizo el 14 de octubre de ese mismo año.

Originalmente, el buque Ypiranga, de dos mástiles y una chimenea al centro, con capacidad para mil 311 pasajeros, 136 de primera clase, 126 de segunda y mil 49 pasajeros en tercera, cubría la ruta Hamburgo-Brasil, pero en 1911, justo en el viaje para el exilio de Díaz cambió esa ruta por la Hamburgo-Cuba-México.

El Ypiranga, de ocho mil 103 toneladas, en la historia de México es protagonista en dos momentos clave, 1911 y 1914. Navegó hasta 1950. Durante sus 42 años de existencia surcó los mares con su nombre original, Ypiranga, y luego con otros tres distintos: Assyria 3, Colonial y Bisco 9.

Camino a la mar

Horas antes de que Porfirio Díaz entregara su carta de renuncia a la Presidencia de México, el 25 de mayo de 1911, todavía titular del Ejecutivo federal, recibió una carta de Christlieb Rübke, agente general de la Hapag en México, donde la empresa le contestaba positivamente que podía viajar en el Ypiranga el 31 de mayo, como lo había solicitado.

El buque cubriría la ruta La Habana-Vigo-Gijón-Santander-Plymouth-Le Havre, saliendo del Puerto de Veracruz. El viaje estaba programado siete días después de que Díaz recibió la carta de la cual Excélsior presenta una copia (ver página 10).

El 26 de mayo, Díaz salió de su casa, ubicada en Cadena 8 (actualmente Venustiano Carranza), en compañía de su esposa, Carmelita Romero Rubio, la hermana de ésta, María Luisa, el hijo del general, teniente coronel Porfirio Díaz Ortega, una cocinera, un valet y un ayudante militar.

Todos salieron rumbo a San Lázaro para tomar el tren hacia Veracruz, donde cinco días después abordarían el buque.

En varios libros de historia quedó documentado que, en la ruta hacia Veracruz, el tren en el que iban Díaz y su familia fue atacado por ladrones, que en realidad no sabían quiénes iban dentro. El asalto fue controlado por la escolta militar de Díaz, encabezada por Victoriano Huerta —dos años después convertido en Presidente de México por un golpe militar contra Francisco I. Madero—, e incluso pudieron arrestar a varios de los asaltantes, a quienes se les decomisó un cofre con diez mil pesos en monedas.

Díaz fue informado de lo que había pasado. Se propaló la noticia de que el general no solamente les perdonó la vida, sino que los dejó en libertad y ordenó que les entregaran algo de dinero.

Según las crónicas de la época, el tren en el que Díaz llegó a Veracruz, lo hizo en las primeras horas del 30 de mayo, un día antes de que el Ypiranga zarpara.

Describen que iba vestido de forma elegante y que se le veía triste. Las autoridades veracruzanas, encabezadas por el gobernador Teodoro A. Dehesa, fiel seguidor de Díaz, lo recibieron junto con cientos de personas.

Dehesa era tan cercano al ex presidente, que en la elección de julio de 1910, con el Partido Ree-leccionista fue en fórmula como vicepresidente de Díaz; esa fue la última elección que ganó Díaz, pero lo hizo con el Partido Nacional, con Ramón Corral como su vicepresidente.

Porfirio Díaz y su familia se hospedaron en una de las varias casas de madera construidas en terrenos ganados al mar, con el estilo estadunidense, que los ingleses habían edificado en Veracruz y que sirvieron de estancia para empleados de éstos.

Desde su llegada, y en la víspera de su salida del país, Díaz y su esposa fueron objeto de homenajes y muestras de afecto.

Aunque no todo fue cariño para Díaz y los suyos. La escolta del general logró arrestar a un hombre que llevaba dos bombas de mano dentro de un saco. Según los reportes de la época, el hombre declaró que su objetivo era hacer volar en pedazos a Díaz y su familia, en venganza por la dictadura que ejerció.

El día de la partida, al filo del mediodía, Díaz, junto con su familia, dejó la casa donde se alojaron y fue objeto de su último saludo militar

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