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Quinto Centenario: Ni Tabaco Por Aceite, Ni Ají Por Trigo


Enviado por   •  11 de Febrero de 2014  •  5.095 Palabras (21 Páginas)  •  205 Visitas

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Quinto centenario: ni tabaco por aceite, ni ají por trigo.

“Entonces fue la Patria los caminos del indio. /Los playones, /las montuosas serranías atlánticas, /las salinas del mangle y los estuarios. /Fue la Patria la tribu, /los juncales, /el fastidio del humo en los bohíos, /la sierra agreste, /anónima. /Pesarosos, hostiles, /los senderos del hombre fueron ríos, /cordilleras de rocas y jaguares.” (José Franco, “Panamá defendida”).

Al hablar, o escribir, de “Los grandes descubrimientos geográficos” hay que subrayar que, aunque fueron verdaderamente “descubrimientos geográficos”, sólo los fueron para los europeos.

En la Historia Universal tales acontecimientos jugaron un papel decisivo.

Para Europa, significó el inicio de un desarrollo acelerado; es decir, el punto crucial de lo que sería una rápida evolución del capitalismo y el medio para difundir las formas y métodos de ese modo de producción en otros territorios. Estos eventos crearon las condiciones para una futura internacionalización de la economía y de la vida social de los pueblos.

Como resultado de la toma de Constantinopla por los turcos, en el año 1453, las vías tradicionales que comunicaban a los comerciantes europeos con los mercados orientales se vieron cortadas. El gran capital comercial, que estaba directamente relacionado con la naciente industria europea, se vio obligado a buscar rutas alternas hacia la “mágica” India. Precisamente los mercaderes se hicieron responsables del financiamiento de las primeras expediciones que iban en busca de nuevas tierras.

No obstante, la causa original de los “descubrimientos” geográficos fueron las necesidades económicas de la naciente economía mercantil. La producción artesanal se desarrollaba, a pesar de estar encadenada a los límites del taller. Para que los señores feudales pudieran adquirir los artículos artesanales debían pagar en dinero. Esta necesidad forzó a los propietarios de la tierra a pasar de la renta natural a la renta monetaria. La insuficiencia de medios de circulación comenzó a sentirse agudamente después de haberse agotado las minas de plata de Alemania y darse el reflujo de los metales preciosos desde Europa, debido a la difusión y diversificación del comercio con el Oriente y particularmente al crecimiento de los precios sobre los artículos orientales.

Se intensificó la acumulación (atesoramiento) de los metales preciosos.

A finales del siglo XV la “sed de oro” dominaba toda Europa occidental. La búsqueda de metales preciosos llevó a los europeos a lugares lejanos.

Oro buscaron los portugueses en las costas de África, en la India y en todo el lejano Oriente; Oro fue la palabra mágica que lanzó a los españoles a través del Océano Atlántico a encontrar América; Oro fue lo primero que exigió el blanco tan pronto pisó nuevas tierras.

¿Y por qué oro?

Porque cuando los conquistadores llegaron a estas tierras, que dieron por llamar América, Europa se encontraba en pleno desarrollo del modo de producción feudal y el mercantilismo era la doctrina económica que comenzaba a imperar.

Entendemos el mercantilismo como el enriquecimiento de las naciones mediante la acumulación de metales preciosos. Las principales características de este pensamiento se observan en que toda la actividad económica se centra en la adquisición de monedas y metales como el oro y la plata para el enriquecimiento del Estado.

Se puede ver que el mercantilismo es una doctrina centralista al considerar que es el Estado el que debe programar y organizar la adquisición de metales preciosos.

Para acrecentar esa riqueza era preciso explotar todos los yacimientos de metales preciosos y lograr que el valor de las exportaciones superara al de las importaciones, logrando una balanza comercial favorable.

En ese período de la historia económica la producción de mercancías comienza a jugar un papel preponderante, ya que el objetivo era cambiar esas mercancías por monedas de oro y plata.

El continuo progreso de la producción mercantil y del cambio hizo que los nexos de mercado entre los productores rebasasen los límites de los mercados locales. En tales con¬diciones, la existencia de diversos equivalentes suscitaba dificultades para el cambio, que se superaron, en última instancia, centrando en el oro el papel de equivalente universal.

Cuando la función social del equivalente universal se ensambló con el oro se verificó el paso de la forma universal a la forma dinero del valor y por ende, éste, el dinero, comenzó a cumplir con todas las funciones que le son a él específicas: como medida del valor, como medio de circulación, de pago, de atesoramiento y como dinero mundial.

El oro se convirtió en equivalente universal solamente porque es una mercancía más y tiene valor de uso (utilidad) y valor (valor de cambio).

Si el oro no fuera mer¬cancía y no tuviera valor, no sería equivalente universal, es decir, no fuera di¬nero.

Esto no se explica porque tenga cualidades sobrenaturales, sino por el hecho de que, por sus cualidades naturales (homogeneidad, divisibili¬dad y capacidad de conservarse), los metales nobles son los más adecuados para cumplir el papel social del dinero. Además, el oro, en una pequeña unidad de peso encierra una gran cantidad de trabajo social, porque es el trabajo el que le da valor a las cosas.

Por su parte, los pueblos que habitaban América antes de la conquista europea tenían diversas formas de organización económica, social y política. Algunos habían desarrollado sociedades urbanas y otros solo practicaron una agricultura simple o eran cazadores y recolectores.

“Simples, /rústicos troncos ágiles, /fueron los indios flechas, /rupestres signos, /manos ornamentales; /ollas profundas de almidón alfarero. /Modelaron el barro, /las hamacas del viento forestal, /las estatuarias costas del Pacífico: /sonoras, armoniosas, /asientos del crepúsculo y la espiga. /Porque antaño el maíz, /esmalte y fuego, /panal de arcilla roja, /fue corteza en las chákjaras, /atavío textil, /sueño multicolor del cántaro y la sangre.” (“Panamá defendida”).

Al estudiar las relaciones de producción existentes en los pueblos originarios de finales del siglo XV e inicios del XVI, éstas eran propias de la comunidad primitiva, donde lo producido pertenecía a la colectividad por no existir la propiedad privada sobre los medios de producción.

El Almirante Cristóbal Colón prestó atención a este tipo de relaciones al escribir en su Carta de relación del descubrimiento: “En todas estas

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