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Representaciones del Diablo.

Kevin BetancourthDocumentos de Investigación24 de Marzo de 2017

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XII CONGRESO CENTROAMÉRICANO DE HISTORIA

 

SAN SALVADOR, EL SALVADOR, 14-18 DE JULIO DEL 2014

 

MESA: “CONSTRUCCIÓN SOCIO-CULTURAL DE LA NACIÓN”  

 

NOMBRE DE LA PONENCIA

 

“Más sabe el Diablo por viejo…”: representaciones e imaginarios del Diablo en la Historia de Honduras

 

AUTOR:

 

Dr. Jorge Alberto Amaya Banegas

 

INSTITUCIÓN:

 

Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH)

 

CORREO Y TELÉFONO

 

E mail: jorgealbertoamaya@gmail.com       CELULAR: (504) 95502334

 

 

 

1) Introducción

 

La presente ponencia analiza desde la perspectiva de la historia cultural algunas representaciones e imaginarios que se han construido en Honduras sobre la figura del Diablo, tanto en la esfera de la cultura popular, así como también en la esfera política y económica. Se expondrán las tensiones que se forjaron entre la cosmovisión oficial y popular en el periodo colonial y republicano con respecto a Satanás y el infierno; con referencia a la época republicana, concretamente las décadas posteriores a la

Independencia, se analizarán algunos de los imaginarios y el proceso de “diabolización” que forjaron los conservadores con relación al proyecto liberal de Francisco Morazán. En tercer lugar, se reflexionará sobre otros imaginarios del Diablo en el siglo XX, como la “diabolización” que se construyó contra los discursos e ideologías políticas (especialmente contra los comunistas), y finalmente se discutirán las tensiones que se han suscitado a partir del Golpe de Estado de junio del 2009 entre los “golpistas” y los militantes de la Resistencia.  Asimismo, se analizarán las diferentes representaciones en la cultura popular acerca de la figura del Diablo en la sociedad hondureña.  

 

2) Marco referencial

 

Sobre la figura del Diablo como imaginario social y cultural, existe ya una importante bibliografía expuesta desde las perspectivas de la historia cultural y la historia de las mentalidades.

 

Un trabajo pionero en este sentido fue el de Georges Minois, Breve historia del Diablo1, en donde realiza un recorrido estructural de la historia del Diablo desde la Antigüedad hasta el presente. El estudio expone la evolución histórica del Diablo junto a sus implicaciones sociales, religiosas y culturales a través de la brujería y los exorcismos. También hace un balance del papel actual del satanismo y analiza diferentes interpretaciones psicológicas y sociológicas de este fenómeno.

 

Del mismo autor es un trabajo más reciente, en donde analiza los espacios simbólicos asociados al Diablo, especialmente el circunscrito al infierno, titulado Historia de los infiernos2. Este estudio, nuevamente en la perspectiva de la historia estructural, traza los imaginarios del infierno construidos en la civilización occidental desde la Antigüedad hasta el presente, y aborda la interpretación de los infiernos desde las visiones religiosas y teológicas hasta las visiones  e invenciones populares, enfatizando que los imaginarios populares construidos por el pueblo acerca del infierno presionaron a la Iglesia a fijar una doctrina oficial respecto al hogar del Demonio.

 

Por otra parte, otro estudio más reciente sobre la figura del Demonio es el de Vicente Risco, intitulado Satanás, historia del Diablo3, que constituye una síntesis general de las representaciones sobre Satán en los imaginarios populares y en la literatura. En este sentido, Risco expone un recorrido de la figura del Diablo en Europa y con especial énfasis en España a través de la presencia de esta figura en las creencias, cuentos, leyendas y mitos extraídos de la cultura tradicional y de las civilizaciones orientales, arcaicas y modernas. Incorpora relatos mágicos y relatos míticos, leyendas de santos, anécdotas maravillosas, datos y cuentos gallegos, españoles, franceses, italianos, irlandeses, escoceses y celtas, argumentando que esta construcción imaginaria alimentó las fantasías pero también los terrores de la Europa medieval y también moderna.

 

No obstante, posiblemente el trabajo más analítico y completo sobre este tema es el estudio de Robert Muchembled titulado Historia del Diablo. Siglos XII-XX4,  en donde explora de manera magistral cómo se desarrolló el proceso de construcción discursiva e imaginaria del Diablo tanto en las esferas oficiales y populares a partir de la Baja Edad Media. Según la tesis de Muchembled, el Diablo -a pesar de que se concibió como una figura maligna desde el principio de la cristiandad- no fue una figura tan relevante en la primera etapa de la Edad Media, es decir en la “Alta Edad Media”, sino que su visión “monstruosa” y “maléfica” comienza en realidad en la escena europea a partir del siglo XII bajo la doble forma del terrible soberano luciferino que reina sobre el inmenso ejército demoníaco y de la bestia inmunda inserta en las entrañas del pecador. Es entre los siglos XII y XV en que comienza a encarnarse la noción teológica en el universo de los miembros de la Iglesia y sus dominios laicos, bajo la forma de perturbadoras imágenes con las cuales asociamos al Diablo en la actualidad, es decir, el Demonio monstruoso con figura de macho cabrío, con cuernos y colmillos espantosos, así como de color negro o rojo y apestoso a azufre o a heces fecales. Esta figura es de sumo interés, porque fue precisamente ese el imaginario de Satán que importaron los españoles a América tras consumar el proceso de Conquista en el siglo XVI. Finalmente, Muchembled expone en su obra el enigma de la caza de brujas de los siglos XVI y XVII, así como el leve declinamiento que tuvo la figura del Diablo en la época de la Ilustración, tanto porque se acentúa un proceso de interiorización del “Mal” como una categoría producida por la acción del hombre (mediante las guerras, la política, la violencia) como por la invención del género fantástico en la literatura, que convirtió al

Diablo en una “figura más literaria” que en una “figura real”. Al final, concluye su obra con un análisis de las visiones del Diablo explotadas en el siglo XX a través de los medios de la Modernidad, como el cine, la literatura, la publicidad, los rumores urbanos y los nuevos

“cultos satánicos”.

 

3) El marco analítico para el estudio del Diablo como imaginario popular en la Historia de Honduras

 

Para el sistema de análisis de nuestro estudio sobre este fenómeno en Honduras, hemos optado por retomar el modelo analítico expuesto desde la perspectiva sociológica por el historiador y teólogo de la liberación Maximiliano Salinas, quien analizó en su obra Demonología y colonialismo: Historia de la comprensión folklórica del Diablo en Chile5 los discursos construidos acerca del Diablo en la historia de Chile, y en donde básicamente propone dos niveles sobre la concepción de la demonología en ese país. En este sentido, él propone el esquema siguiente:

 

  • Primero, en América Latina, desde la época de la Conquista se construyó un imaginario o “concepción oficial del Diablo”, sustentado hegemónicamente y jerárquicamente por la Iglesia oficial y por las autoridades coloniales. Ese sistema se reconstituyó igualmente tanto en la época colonial como en la neocolonial de la etapa republicana. En ambos momentos, como partes de un todo de dominación, lo “diabólico” se entendió como la transgresión de los límites religiosos, políticos, económicos, culturales, etc.) del orden colonial-neocolonial, desde una teología que hablaba desde dicho orden, o sea la “cristiandad” como estructura histórica. Así, lo “diabólico” era transgresión de la cristiandad como estructura histórica total, donde la religión opera como fundamento del orden de dominación. En este sentido, si el

“Pueblo” se rebelaba contra la Corona, o si cometía pecados, o continuaba adorando a sus antiguas deidades o no pagaba los diezmos, es que se acercaba irremediablemente al Diablo.

  • Frente a esa “concepción oficial del Demonio”, Salinas opone otra construcción discursiva antitética, a la cual denomina “concepción popular”, la cual se entiende como las prácticas religiosas o creencias populares mediante las cuales el Pueblo construyó una imagen más burlesca, lúdica y jocosa de la demonología, a través de la cual se traducía una visión más relajada sobre el destino y cosmovisión de dichos sectores populares, y que se traducía esencialmente en todo un acervo de creencias, tradiciones, literatura oral y otras prácticas que buscaban liberar la noción de “castigo” concebida inherentemente en la concepción oficial. En este sentido, operan como prácticas de esta “concepción popular” creencias o tradiciones como las legendarias historias del “Diablo burlado”, los bailes de moros y cristianos, las pastorelas, la concepción del “Pacto con el Diablo” como vía para la obtención de bienes materiales, del amor o de regalos, y desde luego la noción de que los bienes terrenales o de riqueza por parte de las clases pudientes han sido obtenidos posiblemente con “malas artes” o a través de “favores del Demonio”.  

 

4) Las visiones del Diablo y los procesos de “diabolización” en la época colonial

 

En la época colonial, desde el momento de la Invasión y Conquista, tanto las autoridades coloniales de la Corona como la mayoría de la jerarquía de la Iglesia argumentó desde la

“demonología oficial” una visión demoníaca de los indígenas americanos, así como de su cultura y tradiciones religiosas.

 

En este sentido, desde los inicios de la colonización, las autoridades españolas fustigaron a los indígenas con estos prejuicios y representaciones peyorativas, acusándolos frecuentemente de diabólicos, borrachos, viciosos de la carne y pecadores.

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