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San Marcos fuego


Enviado por   •  21 de Abril de 2020  •  Apuntes  •  396 Palabras (2 Páginas)  •  186 Visitas

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Casualmente, señores, yo mismo fui testigo presencial del horroroso siniestro que ayer, a las doce de la noche, ocurrió en la calle San Marcos, esquina a la de Hortaleza; aunque tenga la cabeza sensible y perturbada, voy a darles a ustedes una noticia ligera de la catástrofe.

Cuando yo me retiraba del café de San Luis, vi que salía mucho humo, de una casa bastante vieja y observé maderas quemadas, que hasta llegaban un fuerte olor a mis narices. Cinco minutos después, el olor iba en aumento, el gobernador con su bastón de mando dictaba los pintos serenos y los transeúntes se arremolinaban y corrían de unos puntos a otros. ¡Qué momentos tan terribles!

Antes de que comenzasen a funcionar las bombas, ya se habían desmayado cuatro vecinas y cuando el primer bombero llego el techo del segundo piso, ya habían agrietado… Pero, como el que madruga Dios lo ayuda, después este fue recompensando por los méritos que había hecho de aquella casa, en vista de los vecinos… Cuando puse un balcón en mi vista, observé que un vecino daba calzoncillos blancos desgarrados en gritos, desde la fachada abierto de par en par… ¡Señor, socorro! Exclamaba pobre con un gorro en la cabeza: ¡Que hay fuego en la casa! Y el hombre quería tirarse de cabeza a la calle, viendo que no podía salir por la puerta; mas, no lo hizo, porque un valiente municipal pudo quitarse del balcón, agarrándole de un modo brusco por el pescuezo… ¡Era de ver el voraz elemento, como iba el edificio apoderándose desde del portal de enfrente! Los gritos de miedo de las vecinas se mezclaban con estampidos de las botellas al reventar, y el tenedor lleno de alcohol ante la pérdida de tantos litros, se tiraba de una tienda delante de los guardias de orden público; y si no cogió la pistola de los pelos y salto, fue porque la compañía de seguros garantizada de sesos, tenía por una hielera con tapa. A todo esto, salían por los balcones numeroso muebles, que, al chocar contra los adoquines del pavimento, se convertían en astillas: armarios de luna, prendas de abrigo, pianos de cola y cubiertos de plata caían estrepitosamente, en medio de las bombas del ayuntamiento, haciendo mayores las antigüistas de los vecinos, y dominando las voces de las autoridades, mientras sabían el agua por las mangas, que se desenchufaban con facilidad.

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